Tecnología militar
Así es pilotar el dron kamikaze Switchblade 300 en el frente de Ucrania
Un operador de este dron, ampliamente utilizado en la guerra de Ucrania, relata cómo es operar y combatir con esta arma
Los drones Shahed de fabricación iraní, los Lancet de fabricación rusa, los enviados por los países de la OTAN a Ucrania, los de uso comercial adaptados para fines bélicos…. Los drones, en definitiva, están siendo uno de las armas protagonistas en la guerra que comenzó con la invasión de Ucrania en febrero de 2022. A menudo se reportan ataques con ellos o se publican artículos hablando de sus características, pero pocas veces se cuenta con la visión de un operador de este tipo de dispositivos en el frente de Ucrania.
El medio ucraniano Militarnyi ha publicado una entrevista con el operador de un Switchblade 300, cuya identidad se mantiene en el anonimato, en el que cuenta diversos aspectos sobre el funcionamiento de este tipo de armas en el frente y su eficacia. El Switchblade 300 formó parte de los primeros paquetes de ayuda que Estados Unidos envió a Ucrania al mes siguiente de comenzar la invasión. Este es un dron de bajo coste, alrededor de 6.000 dólares por unidad, de 60 centímetros de largo y con 2,5 kilógramos de peso. Su reducido tamaño permite transportarlo en una mochila y ser lanzado desde un tubo similar a un mortero.
Según sus especificaciones, alcanza una velocidad de 100 kilómetros por hora y puede permanecer en vuelo durante 15 minutos, lo que le da un alcance de 10 km que el operador entrevistado reduce a 8. Su principal uso es como munición merodeadora o dron kamikaze equipado con una carga explosiva que tiene una capacidad “mayor que la de una granada de mano” y puede detonar a diferentes distancias del objetico, lo que determina el área de dispersión de los fragmentos.
El operador entrevistado explica que el entrenamiento para pilotar estos drones es corto, dos semanas en las que mayor parte del tiempo se practican vuelos de entrenamiento en un simulador. Controlarlo no es complicado dado que el dron “puede hacer muchas cosas por sí mismo: gana altura, calcula la trayectoria aproximada en vuelo, trata de ajustar la dirección de movimiento contra el viento y al aproximarse al objetivo, comienza a descender y acelerar; solo es necesario ajustarlo ligeramente. Si no impacta en el primer intento, automáticamente hace un segundo intento mientras se controla el objetivo con la cámara lateral. El dron realiza un bucle, vuelve desde el lado de la primera pasada e intenta nuevamente golpear el objetivo. Puede repetir este proceso varias veces hasta que la batería se agote”.
Una tasa de aciertos del 70/80%
Estas características hacen que sea más fácil dirigirlo hacia un objetivo que un dron FPV [drones comerciales de vista en primera persona]. El operador estima su tasa de aciertos en un 70/80% y en cuanto a la sonoridad, “es similar a un DJI Mavic [dron comercial]. Cuando está suspendido sobre ti, es evidente que algo está volando. Si estuviera un Mavic a esa altura, también lo escucharías. El enemigo lo detecta antes debido a que al acercarse al objetivo, cambia al modo de operación, entra en picado y activa los motores a plena potencia, lo que lo hace más ruidoso”.
Afirma que nunca se elige un objetivo fuera de su radio de combate, aunque en algunos casos aislados han sido llevados más allá. Los fallos “ocurren de vez en cuando”, pero generalmente se deben a problemas con la plataforma de lanzamiento y no durante el vuelo. Comparando el Switchblade 300 con otros medios de ataque, defiende que “hay pocos medios de fuego que puedan volar con confianza a una distancia de 8 km” y hacerlo con esa tasa de aciertos del 70/80%. Cuando el Switchblade es más eficaz es contra objetivos que es necesario impactar al primer intento, por ejemplo aquellos cuya ubicación es “temporal y situacional”, algo que se determina antes del ataque por diversos medios de inteligencia.
No es bueno como sistema de reconocimiento
Para el Switchblade 300 es complicado encontrar objetivos por sí mismo “por varias razones, siendo las más importantes la calidad no muy alta de la cámara y las características específicas del dron, diseñado para volar hacia objetivos de los que ya se tiene información precisa sobre su ubicación. No es bueno como sistema de reconocimiento”.
Por estos motivos recomienda su uso “contra objetivos de poca protección, muy valiosos y cuya ubicación se conoce de antemano”. Además de las tropas enemigas, pone como ejemplos a estaciones de observación, de inteligencia electrónica, guerra electrónica o de monitoreo del entorno aéreo. Dado que “son equipos costosos o personal valioso. Esa es la manera óptima de usar el Switchblade”.
Descarta su uso contra otros drones porque el software del Switchblade no está adaptado para este fin, no es un dron muy rápido y el tiempo que puede permanecer en el aire es limitado.
Comparado con los drones comerciales
Frente a los más económicos drones FPV, el operador señala como la diferencia más importante que el Switchblade es “un producto terminado, un dispositivo completo que se comporta de manera más predecible”. Destaca su “interfaz muy sencilla” y diseñada para que el operador pueda controlar con sencillez el dron desde la pantalla de un tablet “apuntar correctamente y golpear el objetivo. Esto es, en realidad, más complicado de lo que parece, y por eso el Switchblade ayuda con la corrección de viento, la trayectoria, la búsqueda del objetivo y, en caso de que falles, siguiendo la analogía de un avión, hace un segundo intento, activa el acelerador a fondo, asciende, comienza a girar sobre el objetivo, hace otro intento y trata de ayudarte a golpear. Básicamente, puede hacer casi todo esto de forma casi autónoma.[…] Con los drones FPV, lamentablemente, no tienes esas cosas”.
El operador no da detalles sobre los ataques en los que han participado los Switchblade 300, pero si explica que el objetivo de más alto valor “tenía que ver con el personal del mando del enemigo. Hasta donde yo sé, se logró con éxito”.
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