Exploración espacial.
Así prolongará la NASA la vida de las Voyager, las sondas que más se han adentrado en el espacio
Lanzadas en 1977, aún continúan estudiando el espacio interestelar al que no ha llegado ninguna otra máquina creada por el hombre
Transcurridos casi 46 años desde su lanzamiento el 20 de agosto de 1977, la sonda Voyager 2 continúa adentrándose en el espacio interestelar. En todo este tiempo ha recorrido más de 20.000 millones de kilómetros y se ha convertido, junto a la Voyager 1 lanzada dos semanas después, en las dos únicas máquinas creadas por el hombre que han llegado a la heliosfera. Esta es la región del espacio que marca el límite de la burbuja magnética que protege nuestro sistema solar de partículas de energía y otras radiaciones del espacio interestelar.
Lo cierto es que los objetivos iniciales de la Voyager 2 eran mucho más modestos. Debía operar durante cuatro años y alcanzar Saturno y Júpiter. Logrado este objetivo, la NASA extendió la misión hasta Neptuno y Urano, siendo la única sonda que se ha acercado a estos planetas, y en 1990 se decidió que tanto Voyager 1 como 2 llegaran a la heliosfera. Este objetivo lo logró al Voyager 1 en 2012, viajando en una dirección diferente a su sonda gemela, y la Voyager 2 en 2018.
Uno de los problemas que se le plantea a la NASA para continuar adelante con estas misiones es el mantenimiento de sus fuentes de energía. Ambas sondas emplean generadores termoeléctricos de radioisótopos, RTG por sus siglas en inglés, que transforman el calor proveniente del plutonio en electricidad. Sin embargo, el progresivo deterioro del plutonio hace que proporcionen cada año menos energía a las Voyager.
El plan de la NASA para maximizar su aprovechamiento contempla el apagado selectivo de los cinco instrumentos científicos con los que analizan el especio profundo, cuatro en el caso de la Voyager 1 que vio dañado uno de ellos poco después del lanzamiento, tras haber hecho ya lo mismo con diversos sistemas no esenciales de las sondas.
Así, la agencia espacial estadounidenses tenía previsto apagar el primero de ellos en la Voyager 2 este mismo año, pero finalmente ha optado por un plan diferente. “Los datos científicos que devuelven las Voyager son más valiosos cuanto más se alejan del Sol, por lo que definitivamente estamos interesados en mantener la mayor cantidad de instrumentos científicos en funcionamiento el mayor tiempo posible”, ha explicado Linda Spilker, científica del proyecto Voyager en el Laboratorio de Propulsión Jet de la NASA en el sur de California.
La Voyager 2 ha comenzado a usar una pequeña reserva de energía de respaldo destinada al funcionamiento de un mecanismo de seguridad que protege los instrumentos a bordo en caso de un cambio significativo del voltaje. La nave cuenta con un regulador de voltaje que activa un circuito de respaldo en un caso así y los ingenieros han decidido dedicar esa reserva de energía al funcionamiento de los instrumentos científicos. De esta forma, esperan no tener que apagar ninguno hasta 2026, un enfoque que también planean emplear con la Voyager 1.
Suzanne Dodd, gerente de proyecto de las Voyager, ha señalado que “los voltajes variables representan un riesgo para los instrumentos, pero hemos determinado que es un riesgo pequeño, y la alternativa ofrece una gran recompensa al poder mantener los instrumentos científicos encendidos por más tiempo”. En cualquier caso, desde la NASA es posible monitorear el voltaje de las Voyager y dar una respuesta si fluctuara demasiado.
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