Espacio
Detectada la 5ª fuga de helio en Starliner, el límite que la NASA marcó para que la nave no tuviera problemas
Ahora la NASA les resta importancia y asegura que la nave podrá completar el vuelo de regreso desde la Estación Espacial Internacional
Tras diversos retrasos y cancelaciones en el último momento, la nave espacial CST-100 Starliner despegó con éxito el pasado 5 de junio rumbo a la Estación Espacial Internacional, ISS por sus siglas en inglés. Lo hizo tras haberse detectado en los días previos una fuga de helio en un sello de goma de la nave espacial, algo que la NASA consideró que no supondría un riesgo para la misión. Steve Stich, gerente del Programa de Tripulación Comercial de la NASA, aseguró entonces que 'si nos equivocamos en algo, podríamos gestionar hasta cuatro filtraciones más'. Esta semana, la NASA ha confirmado la existencia de la quinta fuga de helio en el módulo espacial, el límite que se había marcado la agencia espacial.
Starliner es una nave espacial reutilizable desarrollada por Boeing en colaboración con el Programa de Tripulación Comercial de la NASA y Bigelow Aerospace. Su primera misión tripulada, la que está llevando a cabo y finalizará con su regreso el día 18, debe servir para obtener la certificación de la agencia espacial. Está diseñada para transportar hasta 7 astronautas hacia y desde la Estación Espacial Internacional y otros destinos en la órbita baja de la Tierra. Por ejemplo, futuras estaciones espaciales privadas como la Commercial Space Station propuesta por Bigelow Aerospace. En esta ocasión, los tripulantes son los astronautas de la NASA Butch Wilmore y Suni Williams.
La NASA detectó dos fugas más en los colectores de helio del sistema de propulsión durante el trayecto a la ISS. 'Dos de las válvulas de helio afectadas han sido cerradas y la nave espacial permanece estable', aseguró la NASA en un comunicado oficial. El helio juega un papel vital en la presurización de las líneas de combustible del propulsor del Starliner, esencial para maniobrar la nave espacial.
Cuando Starliner inició la maniobra de acoplamiento a la ISS, fallaron cinco de los 28 propulsores de la nave. La tripulación pudo reiniciar 4 de ellos, pero no lo lograron con el quinto. Este revés hizo que Starliner perdiera su ventana de acoplamiento inicial y rodeara la Tierra durante una hora más antes de acoplarse con éxito con la ISS.
Ya con los astronautas en la ISS, la agencia espacial ha detectado otras dos nuevas fugas, lo que ha situado a Starliner en el límite de fugas que la NASA aseguró que podía manejar sin problemas.
La agencia espacial, sin embargo, resta importancia a la situación. En un comunicado ha explicado que 'los equipos están evaluando qué impactos, si los hubiera, tendrían cinco pequeñas fugas en los colectores de helio del módulo de servicio en el resto de la misión'. Los ingenieros de la NASA han determinado que con las actuales tasas de fuga, 'Starliner tiene mucho margen para respaldar el viaje de regreso desde la estación'.
Según sus cálculos, el módulo espacial de Boeing aún tiene en sus depósitos suficiente helio como para volar durante 70 horas, necesitando solo 7 para completar el vuelo de regreso a la Tierra. Los depósitos se mantienen cerrados, frenando las fugas, mientras la nave permanece atracada en la Estación Espacial Internacional.
El programa Starliner de Boeing ha enfrentado numerosos retrasos y contratiempos a lo largo de los años. Iniciado en 2010, el primer vuelo tripulado debía haber tenido lugar en 2017, pero se ha ido posponiendo por diferentes causas. Las fugas de helio y el mal funcionamiento de los propulsores pueden plantear dudas sobre su confiabilidad, pero la NASA sostiene que estos problemas no requerirán otro vuelo de prueba antes de certificar la nave para su uso regular.
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