Drones
Diseñan un dron que no necesita GPS para guiarse
Lo han diseñado tres jóvenes de unos 20 años y el ejército ucraniano y el estadounidense ya han invertido en él.
Como ocurre en muchos casos, todo ocurrió casi por accidente o coincidencia. A principios de año, Ian Laffey, un joven de 24 años, decidió tomarse un descanso del proyecto en el que estaba trabajando (una herramienta de inteligencia artificial para el correo electrónico) y presentarse en un evento tecnológico en San Francisco. Allí conoció a otros dos ingenieros (Sacha Levy y Carl Schoeller) y se propusieron romper con una regla no escrita pero grabada a fuego, de los drones: su dependencia en el GPS.
El reciente conflicto en Ucrania ha mostrado (nuevamente) cómo un país con menos recursos puede sortear la escasez de artillería recurriendo a drones baratos, pero estos requieren una señal GPS, que puede verse bloqueada.
Así que, en el transcurso de un par de días, Ian, Sacha y Carl idearon un nuevo sistema que permitiera a los drones localizar dónde estaban sin tener que depender de una señal transmitida desde una constelación de satélites. ¿El truco? Hacer que las cámaras del dron tomen fotografías y las comparen con una base de datos de mapas de imágenes de Google, utilizando un sencillo aprendizaje automático. En 24 horas, el equipo había improvisado un dron independiente del GPS por menos de 500 dólares.
“Puedes colocar muchos mapas comprimidos en, por ejemplo, una tarjeta SD de 256 gigabytes si los comprimes de la manera correcta… Podemos colocar, ya sabes, más de 10.000 kilómetros cuadrados”, explica Laffey en una entrevista. Subir los mapas lleva solo un par de horas.
Laffey y sus socios ha creado una empresa (Theseus) que ya está trabajando con un grupo de Operaciones Especiales del Ejército de EE. UU. para probar el dron en ejercicios y experimentos. Todavía hay mucho trabajo por hacer para asegurarse de que el sistema funcione en una gama más amplia de altitudes y velocidades, pero esos son problemas solucionables, señala Laffey.
También se han llevado a cabo numerosas conversaciones con representantes del ejército ucraniano, lo que los ha llevado a adaptarse al hecho de que la verdad sobre el terreno no siempre se ajusta a la imagen estática.
“Quiero decir, las cosas explotan todo el tiempo en Ucrania – afirma Laffey -. Las casas simplemente desaparecen… Si estás buscando una casa como referencia y no hay ninguna, ¿qué vas a hacer?”.
El mayor problema es que los fundadores de Theseus, al ser tan jóvenes, no están acostumbrados a la investigación y el escrutinio que trae consigo el dinero del Departamento de Defensa de Estados Unidos. La cantidad de papeleo, permisos, cláusulas legales y decenas de entidades que exigen saber todos los parámetros y especificaciones del dispositivo, pueden echar atrás a cualquiera, pero el ejército ha flexibilizado su política en el apartado de compras tecnológicas, según la entrevista.
Esto traería buenas nuevas para expertos, ingenieros, científicos y jóvenes emprendedores que podrían estar diseñando los nuevos objetos de deseo de las fuerzas militares.
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