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El sueño de una Biblioteca de Alejandría digital

La organización Internet Archive, fundada por uno de los «pioneros» de la red, quiere conservar todo el saber que se va subiendo a internet

El fundador del archivo, Brewster Kahle / Wikipedia
El fundador del archivo, Brewster Kahle / Wikipedialarazon

La biblioteca de Alejandría fue un proyecto masivo que hace más de 2.200 años se propuso concentrar todo el conocimiento de la antigüedad, algo que ahora en el siglo XXI trata de replicar digitalmente la organización sin ánimo de lucro Internet Archive, fundada por uno de los «pioneros» de la red.

En una entrevista con Efe, el presidente y fundador del archivo, Brewster Kahle, quien ya buceaba en el mundo virtual en los años 80 y forma parte del Salón de la Fama de Internet, explicó que el compromiso que él adquirió consigo mismo en los primeros años de esta tecnología fue el de construir una biblioteca.

«De media, las páginas de internet desaparecen después de 100 días. ¿Cómo puedes mantener una cultura donde los contenidos desaparecen? De la misma manera que Wikipedia es la enciclopedia de internet, nosotros nos vemos como la biblioteca», dijo Kahle, quien dirige a unas 150 personas entre empleados y voluntarios.

En su misión de ser un contenedor integral de conocimiento, el archivo se estructura en seis secciones distintas: libros y textos digitales; grabaciones de audio y música; vídeos; imágenes; programas de software y páginas web.

Para este último apartado, la organización ha desarrollado una tecnología bautizada como «Wayback Machine» que capta periódicamente los contenidos (tanto apariencia e interfaz como enlaces) de páginas web en todo el mundo, las almacena, organiza y pone a disposición de todo aquel que las quiera consultar.

Así, si por ejemplo un investigador, un periodista o simplemente un usuario quieren averiguar qué aspecto tenía un dominio de internet concreto en marzo del año 2000, basta con llevar a cabo la búsqueda a través de «Wayback Machine» para obtener una réplica exacta.

Esta hemeroteca digital cuenta en la actualidad con 330.000 millones de sitios web almacenados en las decenas de gigantescos servidores de los que la organización dispone en varias localizaciones del área de la bahía de San Francisco (California, EE.UU.).

En Internet Archive también se pueden consultar o incluso tomar prestados (como en una biblioteca convencional pero en formato digital) 20 millones de libros y textos, muchos de los cuales han sido digitalizados por los propios trabajadores de la organización.

«Los derechos de autor hacen que muchísimos de los libros escritos durante el siglo XX no estén digitalizados ni disponibles en internet. Los trabajos anteriores, sin embargo, al encontrarse libres de derechos de autor, sí que están en la red, pero nos estamos perdiendo una bibliografía de grandísimo valor para la humanidad», indicó Kahle.

Al funcionar como una biblioteca al uso, Internet Archive soluciona este problema, ya que cualquier persona en cualquier rincón del mundo que lo desee, puede sacar prestadas de forma gratuita copias digitales de estos libros a los cuales dejará de tener acceso cuando termine el préstamo.

«Internet es mucho más rápido y fácil de usar que las bibliotecas clásicas, pero el problema es que deja fuera grandes partes de conocimiento y, hoy en día, aquello que no está online, no existe. Eso es lo que nuestra organización trata de solucionar: hacer disponibles los contenidos que actualmente no lo están», explicó.

Desde sus inicios en 1996 en el área de San Francisco, el archivo se ha expandido hasta disponer hoy en día de 28 localizaciones en todo el planeta, desde las que se digitaliza una media de 1.000 libros cada día.

La organización también registra noticiarios de televisión, que son clasificados mediante metadatos de manera que un usuario puede encontrar mediante una sencilla búsqueda todas las referencias que se han hecho en la pequeña pantalla estadounidense a personajes públicos como, por ejemplo, Bill Gates o Stephen King.

«Yo veo internet como un experimento radical de compartir. Y funciona. Lo compartimos todo: conocimientos, experiencias, etc. A la gente le encanta compartir siempre y cuando no sientan que se están aprovechando de ellos. Y ese es el problema actualmente: que mucha gente no se siente cómoda en internet; siente que alguien se está aprovechando de ellos», concluyó el «pionero» de internet. EFE