Innovación

Historia de la tecnología: 120 años de la maquinilla de afeitar

Todo comenzó en los años 1770, pero no fue hasta 1903 cuando comenzó a estar disponible para todo el mundo

Imagen de una cuchilla de afeitar ampliada 10.000 veces
Imagen de una cuchilla de afeitar ampliada 10.000 veces ZEISS Microscopy ZEISS Microscopy

La historia de la tecnología no es solo una anécdota, sirve para comprender el camino de la evolución de los diferentes dispositivos que utilizamos a diario y hasta anticipar su futuro. Este año se cumplen 120 años de la creación de la maquinilla de afeitar y su desarrollo es mucho más tecnológico de lo que se cree.

Todo comenzó en 1770 con el maestro cuchillero francés Jean-Jacques Perret. Este experto, que comenzó produciendo instrumentos quirúrgicos para Francia, Italia, Saboya, España, Inglaterra, Alemania y Rusia y llegó a tener un taller con 20 empleados que no podían cumplir con todas las demandas, fue el responsable de desarrollar la primera cuchilla de afeitar de seguridad, una que no precisaba de la mano experta para ser usada sin provocar cortes.

Sin embargo hubo que esperar hasta 1847 cuando William S. Henson creo una maquinilla de afeitar con un diseño inclinado para la cuchilla, que facilitaba un rasurado más apurado. Y seguro. El problema es que tanto la de Henson como la de Perret eran cuchillas de acero que se oxidaban con facilidad y su precio era muy alto y no eran tan populares. Fue en 1903 cuando King Gillette y el profesor del MIT William Nickerson, desarrollaran una maquinilla de afeitar con cuchillas desechables. Este invento permitió que la maquinilla de afeitar se convirtiera en la opción más popular.

La siguiente gran innovación llegó en 1960 cuando comenzaron a fabricarse cuchillas con acero inoxidable, lo que permitió que las hojas de afeitar tuvieran una vida útil más larga y el acero inoxidable se convirtió en el principal metal para producir hojas de afeitar. Tanto que llegó a la Luna. Cuando Neil Armstrong y Buzz Aldrin pusieron pie en nuestro satélite natural, el tercer hombre en la misión Apolo 11 era Michael Collins. Este astronauta llevó a bordo un set de afeitado específico compuesto por una crema de afeitar que no precisaba agua y una maquinilla de afeitar Gillette Techmatic diseñada con una solución novedosa para cambiar la cuchilla: la cabeza de plástico del dispositivo era un cartucho extraíble con una hoja de acero inoxidable enrollada que se desplegaba a medida que avanzaba su uso. De este modo no era necesario cambiarla tan frecuentemente. Hoy esta maquinilla se expone en el Museo del Espacio de Washington.

Maquinilla utilizada por Michael Collins en la misión Apolo 11
Maquinilla utilizada por Michael Collins en la misión Apolo 11National Air and Space MuseumNational Air and Space Museum

A partir de ese momento, las innovaciones se sucedieron de forma constante. El número de hojas aumentó pero no para cortar mejor. Generalmente la primera hoja de la cuchilla está desafilada y lo que hace es tirar del vello para que la siguiente lo corte más cerca de la piel y el afilado sea más al ras. De este modo, las maquinillas con 5 o 6 hojas, no buscan afeitar más, sino mejor, tirando del vello a medida que pasan: una tira del vello y la siguiente lo corta. Esta innovación tecnológica también permitió alargar la vida útil de las maquinillas.

En 1985, el modelo Contour Plus de Gillette incorporó una banda lubricante que mejoró el deslizamiento sobre la piel. Fue el primer gran cambio que mostró que no solo se trataba de cambiar las cuchillas, sino también su “entorno”. En 1990, las hojas se montaron individualmente en resortes que se ajustaban automáticamente al contorno del rostro, se incorporaron indicadores que señalaban el desgaste y cabezales giratorios para ajustarse a los perfiles de la mandíbula y el mentón. Un avance que mejoraría aún más con la incorporación de múltiples pivotes que conectaban el mango y la maquinilla. Se amplió el uso de una banda lubricante antes y después de las cuchillas para ayudar a proteger contra la irritación.

También se incluyeron aletas flexibles que estiran la piel. Su desarrollo duró años: el material, el perfil de los mismos y sus dimensiones fueron evaluados en numerosos modelos de rostros, pieles y tipos de afeitado hasta dar con la mejor opción. El último desafío es la respuesta al uso de microscopía en el afeitado: los expertos vieron que las cuchillas a menudo se encuentran con suciedad, restos de piel o sebo que se encuentra en nuestra piel y dificultan la tarea de las hojas. Para evitar esto Gillette Labs desarrolló una banda exfoliante que arrastra la suciedad y los restos de piel, antes de que pasen las cuchillas y le dio al mango una construcción tan sólida que ofrece garantía de por vida, algo que reduce el impacto ecológico evitando los desechos plásticos. ¿Cuál será el próximo paso? Probablemente tenga que ver con la salud: aprovechar que las maquinillas están en constante contacto con nuestra piel y sangre para realizar análisis rápidos que nos alerten de posibles problemas.