Ciencia y Tecnología

iRobot: revolución de andar por casa

Colin Angle, fundador de la empresa que revolucionó las tareas domésticas con el aspirador Roomba, destaca en una entrevista que «el Internet de las Cosas tiene que consistir en convertir al propio hogar en un robot»

Colin Angle, fundador de iRobot
Colin Angle, fundador de iRobotlarazon

El fabricante estadounidense iRobot lleva 27 años consolidado en el campo de la robótica de consumo, gracias especialmente a su familia de aspiradores Roomba, cuyo primer modelo vio la luz en 2002. Frente a un sector tendente hacia la industria y la fabricación, la compañía presidida por Colin Angle ha apostado por mantenerse en el ámbito doméstico, donde ha conseguido alcanzar una cuota de mercado de un 87% en España y un 65% a nivel global.

A lo largo de los años, se han investigado numerosas áreas donde los robots podrían abrir nuevas vías de negocio, pero el objetivo de iRobot siempre ha sido fabricar robots «prácticos que puedan ayudar cada día a las personas», explica Angle, en declaraciones a Portaltic. «En lugar de fabricar robots para la industria o la manufacturación, me interesaban más los robots de consumo para el hogar», añade, e indica que para ello la compañía se fijó en los problemas que afectaban a las personas «todos los días».

Angle se siente satisfecho de haber sido capaz de crear un producto que «trabaja muy bien, tiene un coste similar al de una buena aspiradora y ha ayudado a la gente a tener una vida diaria más sencilla». Así, iRobot ha logrado vender 20 millones de unidades a nivel global y cambiar el concepto de «cómo se aspira en el mundo».

La principal ventaja de Roomba frente a los aspiradores tradicionales es que el usuario «no tiene que hacer la tarea de aspirar», sino que el propio robot, apoyado por una aplicación móvil, puede ser programado para que por sí solo «haga una limpieza completa de la casa todos los días». Lo único que es necesario hacer, añade, es vaciar su compartimento de polvo «una vez cada una o dos semanas».

Roomba presenta el aspecto de un disco que Colin Angle define como «muy delgado», con el objetivo de ser capaz de acceder a puntos del suelo donde las aspiradoras tradicionales tienen problemas, como los bajos de las camas o de algunos muebles. Frente a la antigua concepción de un robot de limpieza con aspecto humanoide, iRobot se ha centrado hacia la idea de que un robot aspirador «cuanto más pequeño sea, llegará a más sitios».

Más allá de la aspiración, un hogar presenta numerosas tareas en las que la robótica puede servir de ayuda. El presidente de iRobot reconoce que el lavado de la ropa o la cocina son algunas de las funciones domésticas en las que un dispositivo de estas características puede servir de ayuda. En ese sentido, Angle señala que el catálogo de la marca también dispone de la familia de robots-mopa Braava y no descarta que «quizás algún día» pueda fabricar robots de cocina.

Además de reducir el tamaño del dispositivo, la evolución de los Roomba desde 2002 se centró en la mejora de su potencia de aspiración, los cambios hacia un diseño «más eficiente» y sobre todo, convertirlo en un robot «inteligente» que sepa cuándo se ha completado la limpieza de la vivienda y regrese entonces a su puesto de carga de batería. Para ello, Roomba está equipado con un sistema de navegación formado por una cámara superior y otra inferior, además de unos sensores en sus ruedas, que son capaces de «construir un mapa» del espacio sobre el que tiene que operar que es visible desde la ‘app’.

Esta característica de dispositivo inteligente convierte a Roomba en un producto más del Internet de las Cosas (IoT). Angle considera que esta tecnología todavía se encuentra en una fase «temprana» en el ámbito doméstico. «Hay muchos dispositivos conectados, pero la idea original del hogar inteligente ha fracasado», comenta, y explica que de acuerdo con esta concepción inicial, el ‘smartphone’ actuaba como centro de control de un hogar conectado, pero esta «no es una buena idea, porque lleva unos 20 segundos sacar el teléfono del bolsillo y abrir la ‘app’ del dispositivo que queremos activar».

La tecnología del IoT evolucionó a continuación, prosigue Angle, hacia asistentes como Amazon Alexa o Google Home que responden de forma natural a órdenes de voz, «pero la casa todavía no es lo suficientemente inteligente como para entender el tipo de cosas que el usuario quiere decirle». El presidente de iRobot pone como ejemplo que si se le pide a uno de estos asistentes que encienda la luz de la cocina, este «no sabe qué es una cocina ni lo que se desea encender». Además, aunque se puede programar la función, «la gente no lo hace porque tiene cientos de dispositivos y supone mucho trabajo». «La voz es mejor, pero no es suficiente», concluye.

Angle entiende que para que un hogar inteligente funcione de verdad este «necesita saber sobre sí mismo», y Roomba «podría ayudar» en este sentido gracias al mapa que construye a través de su sistema de navegación. Moviéndose, el robot «podría reconocer lo que es cada habitación y detectar dónde se encuentran los dispositivos conectados

a través de su señal de WiFi o Bluetooth», avanza el presidente de la compañía estadounidense, por lo que el robot se convertiría «en una parte importante» del sistema IoT.

De este modo, el mapa de Roomba podría conectarse a un dispositivo como Alexa o Google Home, haciendo que estos «sepan qué es la cocina o dónde están las luces», y conseguir así automatizar tareas y procesos en la vivienda «sin tener que programar nada». «Esta información sobre lo que es un hogar es necesaria si se quiere que un hogar sea inteligente», resume Angle, quien destaca que la propia vivienda «también se está convirtiendo en un robot, y en eso tienen que consistir los hogares inteligentes y el Internet de las Cosas».

No obstante, Angle matiza que Roomba todavía no está técnicamente preparado para ofrecer esta característica, aunque no descarta que esta sea introducida en un futuro «no muy lejano». El presidente de iRobot hace hincapié en la «privacidad» que aportaría el uso de este robot como centralizador del Internet de las Cosas de un hogar, ya que su compañía «jamás vendería datos y daría al cliente un control completo sobre la información de su casa», además de que siempre encripta la información que se envía al ‘smartphone’ a través de la nube.

El directivo estadounidense afirma que la tecnología «tiene que trabajar para nosotros», por lo que el concepto de hogar como un robot «tiene que seguir respetando que nos sintamos en nuestra casa». Acerca de un posible futuro exceso de robotización en la vida de las personas, Angle apunta que los dispositivos y soluciones que se desarrollen «no pueden olvidar que somos humanos».

Este es el caso de la inteligencia artificial (IA), a la que Angle define como «una herramienta de programación que ayuda a las máquinas a trabajar mejor». El fundador de Tesla, Elon Musk, manifestó el pasado mes de septiembre que esta tecnología «será la causa más probable de la Tercera Guerra Mundial», a lo que el presidente de iRobot responde que la verdadera importancia de la IA es su capacidad para «resolver problemas», por lo que el auténtico debate sobre esta tiene que ver con «cómo los resolvemos». «En cada momento de la Historia, la tecnología ha sido una ventaja, y la inteligencia artificial es uno de esos casos», resume.

Los primeros pasos de iRobot se dieron en el sector espacial. A comienzos de los 90, la compañía tenía la idea inicial de «cambiar la forma en que la NASA explora otros planetas», y con esta meta diseñó el controlador de la agencia estadounidense que condujo al robot explorador Sojourner a Marte en 1997.

Este fue el punto de partida de una estrategia basada en el desarrollo de robots inteligentes con «microprocesadores muy pequeños», que se ha convertido, a su juicio, en la base de «casi toda la inteligencia artificial de hoy en día». Roomba se ha convertido en un «heredero» de esta estrategia y en un «producto disruptivo» que abarca el 65% del mercado global de los aspiradores inteligentes y el 87% del español. EP