Ciencia y Tecnología
Larga vida al comecocos
El I Salón del Videojuego Retro acoge una buena selección de máquinas «de toda la vida»
En el 2015 inventado por Robert Zemeckis en ‘Regreso al Futuro II’, Marty McFly enseña a unos niños a jugar al Wild Gunman, que los niños no aceptan porque «hay que usar las manos», pero los niños de la actualidad parecen no solo aceptar, sino disfrutar de ese tipo de juegos.
Para ver una prueba solo hay que ir en esta semana al teatro Romero San Juan de la localidad sevillana de San Juan de Aznalfarache, donde una buena colección de las «máquinas de cinco duros» se ponen a disposición de todo aquel que las quiera probar, en algunos casos, por primera vez en su vida, como pasa con los niños que han nacido cuando estos ingenios ya habían desaparecido de bares y salones de juego, informa la agencia Efe.
Se trata del I Salón del Videojuego Retro, en el que los visitantes tienen la oportunidad de disfrutar con los videojuegos que hicieron furor en los 80 y en los 90 y en sus máquinas originales, que han sido restauradas por la asociación Arcade Planet, que a su vez es una filial de Sevilla Retro.
Robert Zemeckis acertó a la hora de vaticinar que los juegos de las máquinas desaparecerían de los bares con el tiempo, ya que en la película solo funcionan en un bar que rememora la vida de los 80, pero se equivocó al creer que los niños del siglo XXI rechazarían el uso de estas máquinas, como demuestra esta iniciativa cuyo portavoz es Juan Diego Periáñez.
Según explica a Efe, Sevilla Retro es una asociación que reúne unas 500 consolas de ordenador y juegos de hace varios años, mientras que Arcade Planet «es una filial con la que trabajamos para conservar y restaurar máquinas originales de recreativos», lo que se puede ver, en buena parte, en un local que la asociación tiene en el polígono Pisa del municipio sevillano de Mairena del Aljarafe.
«Una vez a la semana se abre al público para que quien quiera pueda ser socio por un día y poder jugar con nuestras máquinas», explica, e indica que la mayoría de las máquinas se compran sin funcionar o nos la donan, y tenemos socios muy manitas que cambian condensadores, palancas, botones y todas funcionan al cien por cien».
En la sala montada en San Juan de Aznalfarache se entra y se da un salto atrás en el tiempo, para plantarse, por ejemplo, ante el mítico Pong, la versión de tenis de mesa lanzada por Atari en 1972, o el incombustible Pacman (Comecocos), que Períañez define como «el videojuego de los videojuegos».
Según explica, cuando se ve la reacción de los más pequeños «se observa que para ellos es un éxito, porque son juegos de diversión inmediata, diseñados para sacar todos los cinco duros que podían, y cuando ven un volante se enganchan muy rápido, observando que niños que no han visto en su vida un Comecocos, prácticamente aprenden a jugar de inmediato».
Con esa idea se realizan citas como la de San Juan de Aznalfarache, «para preservar una cultura, la del videojuego, que si no es por cosas como esta habría desaparecido», aunque para ello «estamos haciendo una labor de Indiana Jones por toda España, comprando máquinas».
Entre los atractivos de la cita del municipio sevillano destaca que no es necesario llevar las monedas de cinco duros, ya que todas las máquinas funcionan con un botón que las activa, de modo que solo hay que llegar y jugar, aunque tienen preferencia quienes acudan al evento con un juguete o alimentos para donarlos.
Pacman, Streetfighter, Our run, Pang o Tetris esperan a los niños de hoy día para que los conozcan, o a los que eran niños en los 80 y 90, y que rejuvenecen cuando vuelven a sentarse delante de la enorme pantalla de tubo frente a la que pasaron horas y horas durante su infancia.
EFE
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