Ciencia y Tecnología
Los robots, para trabajos rutinarios y peligrosos
Un estudio sostiene que, a largo plazo, la robotización no destruirá empleos, aunque obligará a una reestructuración
La implantación de robots en las empresas no conllevará necesariamente una pérdida de puestos de trabajo, sino una redistribución de las tareas, según concluye el informe ‘Robótica y su impacto en los recursos humanos y en el marco regulatorio de las relaciones laborales’ presentado este miércoles en Madrid por el Instituto Cuatrecasas y Adecco, que aboga por que el Gobierno impulse políticas de formación de trabajadores y no trabas económicas a las compañías que apuesten por la robotización.
En concreto, el estudio, recogido por Europa Press, considera que la robótica no siempre conlleva una sustitución de trabajos, sino una redistribución de tareas en la que los robots complementan y aumentan la labor del humano realizando actividades rutinarias y, posiblemente, las más peligrosas.
Aunque reconoce que a corto plazo la implantación de la robótica tendrá «ineludiblemente consecuencias en la reducción de plantilla en la empresa», esta deberá complementarse con «una extensa e intensa política de recualificación profesional» para facilitar la recolocación interna.
Según el estudio, no es frecuente que las plantillas estén preparadas para la integración de robots o lo hacen de manera parcial, por lo que para una incorporación exitosa será necesario «un auténtico cambio cultural».
Así, indica que el cambio deberá ser asumido, en primera instancia, por la alta dirección de la empresa, mientras que los departamentos de recursos humanos deben tomar el rol de dinamizadores del cambio mediante la adopción del impacto de la robótica en su propia actividad y el despliegue de las acciones necesarias para facilitar que los empleados «abracen» el cambio.
En este sentido, el informe apunta que la creciente automatización de las actividades individuales hace que los empleados necesiten interactuar más activamente en el lugar de trabajo con los robots como parte de sus actividades diarias, lo que genera una plantilla interactiva de personas-robots.
Además, el presidente del Instituto Cuatrecasas, Salvador del Rey, ha apelado al diálogo entre las empresas y sus trabajadores a la hora de implantar este tipo de procesos. «Es necesario que haya una transparencia sobre las consecuencias y los valores que se van a defender», ha apuntado.
Por su parte, el secretario general de Adecco, Santiago Soler, se ha mostrado optimista en cuanto a la implantación de la robótica, si bien ha reconocido que existen retos y amenazas y que el principal problema será la falta de competitividad. «Se trata de trabajar con conocimiento de causa y tener un plan de acción al respecto», ha señalado, para hacer hincapié en la necesidad de anticiparse.
«La robótica no debe ser una alternativa al empleo, ya que supone ganancias de productividad y, cuando hay ganancias de productividad, el empleo se mantiene o se mejora. Es en ese proceso de transformación donde tenemos que estar muy ágiles», ha advertido el secretario general de Adecco.
En cuanto a la adaptación del marco regulatorio a los desafíos que plantea la implantación de la robótica en los recursos humanos, ya que en España no hay una ordenación legal específica sobre el concepto jurídico de robot, el Instituto Cuatrecasas considera que, desde la perspectiva del mercado de trabajo, «no sería deseable limitar el derecho de los empresarios a decidir sobre la incorporación y desarrollo del elemento robótico en el proceso productivo».
En este sentido, el presidente del Instituto Cuatrecasas ha reclamado «cautela» a la hora de adoptar determinadas medidas protectoras del empleo, como sería un impuesto sobre los robots o una cuota humana, ya que «una hiperregulación puede ser un peligro para la capacidad de desarrollo de una tecnología», así como un «riesgo» para la creación de nuevos empleos emergentes.
De esta manera, Del Rey apuesta por un contexto de colaboración público-privado para implantar la tecnología en las empresas de manera responsable, apostando por la formación de los trabajadores, limitando las regulaciones imperativas y evitando penalizaciones económicas. «Tener la perspectiva pública de que el que implante paga puede ser terriblemente peligrosa», ha advertido.
Según argumenta el informe, el hecho de que el trabajador pueda ser afectado por la inadaptación tecnológica a la robótica evidencia la necesidad de que la formación profesional permanente «no sea solo un derecho, sino también una obligación, sancionable en su incumplimiento tanto para el trabajador como para la empresa».
Durante la presentación del estudio, el director global del negocio de Service Robotics de ABB, Marc Segura, ha defendido que el Gobierno debería diseñar políticas de formación y subvenciones fiscales para ayudar a las pequeñas y medianas empresas a poder invertir en automatización; mientras que las compañías de robótica tendrán que trabajar para que esta tecnología cada vez sea más competitiva y de fácil acceso para simplificar su integración en las empresas. EP
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