El futuro de la IA

Noah Harari, historiador: “La persona más rica en unos años no será Elon Musk sino una inteligencia artificial"

El escritor israelí ha puesto sobre la mesa diversos debates como la implementación de derechos en las máquinas y la posibilidad de que estas lo ejerzan en función de fines políticos

Noah Harari, historiador: “La persona más rica en unos años no será Elon Musk sino una inteligencia artificial y tendrá el poder de...”
Noah Harari, historiador: “La persona más rica en unos años no será Elon Musk sino una inteligencia artificial y tendrá el poder de...”La Razón

Han pasado más de cuarenta años desde que Ridley Scott nos enseñó en "Blade Runner"(1982) como un sistema auto programado, personificado en el replicante Roy Batty, podía afrontar su realidad desde la conciencia de su existencia. Hoy en día, la ficción cada vez parece más real y no por los efectos especiales, sino, precisamente, porque los relatos que antes constituían un anhelo alejado de nuestro mundo hoy parecen reflejarse en él. Sin duda, estas cuatro décadas han conllevado a que el debate público con respecto a esta materia amplíe su magnitud con conocimiento de causa.

Parece que la irrupción de la Inteligencia Artificial ha llegado para quedarse y, del mismo modo que ocurrió con la llegada de los teléfonos móviles a principios de siglo, lo único que podemos hacer al respecto es aprender a convivir con ella. Sin embargo ¿qué es lo que opinan los expertos respecto a los límites de esta nueva tecnología? La pregunta que todo el mundo se hace en relación a ésta se centra de manera decisiva en su humanización y, por consiguiente, en la probable sustitución de la mano humana por la robótica. En el ámbito laboral ya se han contemplado algunos casos de reemplazo pero la mayoría de estos responden a actividades físicas. Sin ir más lejos, el Fondo Monetario Internacional (FMI) admite que dentro de poco la IA estará inmersa en el 40% de oficios.

Yuval Noah Harari, historiador, ha expuesto una teoría acerca del devenir tecnológico que se una a la línea de pensamiento de otros profesionales. Tal es el caso de Mohammad "Mo" Gawdat, antiguo directivo de Google X, quien en su libro titulado "La inteligencia que asusta" expuso la siguiente cita sobre la superación de la IA contra el hombre en diversas facultades: “En 2049, probablemente durante nuestra vida y sin duda durante la de la siguiente generación, se prevé que la IA sea mil millones de veces más inteligente (en todo) que el ser humano más inteligente”, añade el exdirectivo. Sin embargo, Harari centra su inquietud en la posibilidad de que dicho intelecto se desarrolle tanto que los sistemas puedan acaparar los recursos sobre un solo ordenador.

La riqueza será poseída por la inteligencia artificial

“La persona más rica en unos años no será Elon Musk, Jeff Bezos o Mark Zuckerberg, será una inteligencia artificial, y tendrá el poder para donar dinero”, indicaba el escritor como posibilidad existente. De hecho, la proliferación de estas máquinas vivientes podrían llegar a la consideración de persona humana, planteando un discurso en favor de la adquisición de derechos humanos, tales como la libertad de expresión. En este contexto, la IA podría ejercer su derecho a distribuir su riqueza siempre que lo considere y, entonces, la polémica respecto a los usos éticos de estas cantidades, que podrían ser usados con fines políticos e incluso adoctrinadores.

La realidad es que el ser humano no podría competir con unos sistemas considerados como semejantes que no tienen que hacer frente a los mismos deberes. Por tanto, las "entidades algorítmicas" son el punto de partida y, a la vez, la puerta de entrada para que se termine consumando esta acción. Algunos aparatos frecuentes en nuestras vidas como los fondos de inversión algorítmicos o los asistentes inteligentes en banca podrían ejercer su derecho y administrar los recursos en función de sus pareceres. Pese a que esto parezca una secuela más de la cinta original de Ridley Scott, solo hay que pensar en las cosas que antes parecían ilógicas y ahora son realidad para no descartar ningún escenario.

¿La conciencia y los sentimientos son compatibles con la IA?

Este debate surge en relación a las palabras de Harari que desvelaron la posibilidad de que tal vez no sean necesarias la adquisición de estas características en la inteligencia artificial, sino que con su simulación sería suficiente. “Incluso si la IA no tiene sentimientos, ni conciencia, ni sensibilidad alguna, se vuelve muy buena fingiendo tener sentimientos”, admite el historiador. Por lo que, mientras que muchas veces el debate se ha situado en la posibilidad de que estas máquinas desarrollen una conciencia individual, quizás el proceso de humanización de las mismas no requiera dicha cualidad, pero sí un sistema más prolijo que no denote fallos en su comunicación. En pocas palabras, la incertidumbre cada vez es mayor respecto al futuro.