Tecnología militar
¿Por qué los pilotos de este caza ruso se bebían el líquido refrigerante?
Conocido como el "Devorador de hombres" por su alto porcentaje de accidentes, Tupolev 22 pasó a la historia por otro motivo.
En plena época de la carrera espacial, año 1962, Estados Unidos y Rusia competían en ingeniería aeroespacial para ver quién se acercaba más al estrellato. Por aquel entonces Estados Unidos contaba con el F-4 Phantom, un caza que había establecido quince plusmarcas mundiales, incluyendo un récord de velocidad absoluta y otro de altitud. Para competir con este caza, la Unión Soviética presentó el Tupolev 22 en un gran desfile dedicado al Día de la Aviación Soviética, una aeronave que, por diseño, era un caza, pero por tamaño era un reflejo de lo que aspiraba el país: tres veces más grande de lo habitual. Y con una característica que pasó a la historia: que sus pilotos se bebían el líquido refrigerante.
Para darnos una idea del tamaño del Tupolev-22, comparado con el F-4 Phantom, este último pesaba unos 18.000 kilos… muy lejos de los 85.000 que marcaba el soviético en la balanza. Aunque los planes eran que se construyeran unos 42 aviones, aunque muchos menos llegaron a alzar vuelo. Pese a que, en los papeles, se trataba de una nave impresionante (la propia OTAN reconoció su importancia), la realidad es que los pilotos soviéticos no estaban muy ansiosos por volarlo. Esto se debe a que fue el único bombardero pesado de la historia pilotado por un solo piloto. En total, 70 se perdieron en accidentes y murieron 40 pilotos… que se sepa.
De hecho, tiene la tasa de accidentes más alta de la Fuerza Aérea Soviética. Dado que la mayoría de los accidentes incluían la pérdida de la tripulación, los pilotos comenzaron a llamarlo el "Devorador de hombres". La creencia popular fue que varios accidentes se podrían haber evitado si la configuración hubiera permitido incluir un copiloto.
Pero el sobrenombre que perduró en la historia fue el de Supersonic Booze Carrier (Transportador de Alcohol Supersónico) junto a otros nombres menos comunes como Vodka Truck. Esto se debe a que el Tupolev-22 funcionaba con unos 100 litros de vodka. Es cierto que no los necesitaba para volar, pero el nivel de comodidad de la tripulación a bordo es importante, por lo que tener una cabina con aire acondicionado se considera una necesidad. En el caso de este caza la idea era muy sencilla: tomaba aire caliente del compresor del motor y lo pasaba por un tanque mezclado con 60 % de agua destilada y 40 % de etanol.
La mezcla de alcohol absorbía el calor y se evaporaban unos 20 litros por hora de vuelo, proporcionando aire fresco dentro de la cabina. Al aterrizar, el vodka sobrante se drenaba y se distribuía entre los pilotos y el personal de tierra. Aunque también era algo que se podía hacer antes del vuelo… Si se hizo durante, es algo que nunca se sabrá.
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