Videojuegos
Por qué engancha tanto el «Fortnite»
Las claves de su éxito son que es fácil de jugar, divertido y ha llegado en el momento adecuado, según los expertos
Esta semana se conocía el aso de un menor que estuvo hospitalizado en Castellón por un uso abusivo del videojuego Fortnite. Según ha explicado hoy el psiquiatra que le atendió, el paciente llegó a estar conectado a las pantallas 20 horas diarias y ha recomendado a los padres limitar el tiempo que pasan los menores con estos dispositivos y que los más pequeños “no tengan contacto con ellos por una cuestión de desarrollo”.
Así lo ha explicado hoy a EFE el doctor, Matías Real, psiquiatra responsable del programa de atención mental infanto-juvenil del Hospital Provincial de Castellón y miembro del equipo que atendió al menor afectado por esta adicción.
Real ha indicado que no había ningún caso publicado en la literatura científica que hubiese necesitado ingreso hospitalario para desintoxicarse del uso de un videojuego.
Pero, ¿por qué engancha tanto este videojuego? El «Fortnite» es un fenómeno social desde hace varios años: ha conquistado los mandos de millones de jugadores y sus bailes son imitados por jugadores de fútbol y seguidores de todo el mundo.
Las claves de su éxito: es fácil de jugar, divertido y llegó en el momento adecuado.
La trama tiene un sencillo punto de partida: cien jugadores -se juega en línea- aterrizan en una isla llena de armas y otros objetos, solo uno puede quedar vivo y, para lograrlo, se pueden desarrollar construcciones.
Este peculiar modo de batalla, «muy adictivo y que crea tensión» se denomina «Battle Royale» (batalla real) y no lo ha inventado «Fortnite» (Epic Games), pero sí es quien lo ha hecho más famoso, explica el profesor de diseño y guion del Máster en Diseño y Desarrollo de Videojuegos de la Universidad Politécnica de Madrid, Daniel González.
«En cinco minutos cualquiera puede aprender la dinámica de juego -explica-, pero si eres un jugador experimentado todavía tienes mucho que jugar».
En otros juegos con este tipo de partida, como «PUBG» (»PlayerUnknown’s Battlegrounds»), al que «Fortnite» ha desbancado, un jugador experimentado tardaba unas 200 horas en dominar el juego.
Su sencillez ha cautivado especialmente a los jóvenes de entre 8 y 18 años y se acompaña con una estética de dibujo animado, gráficos coloridos y pegadizos bailes: «Ha sabido conectar muy bien con la gente», añade.
El fenómeno ha traspasado a su comunidad, niños y jóvenes copian los pegadizos bailes de los personajes y también jugadores de fútbol como Antoine Griezmann para celebrar un gol.
«No hay mejor campaña de promoción que esa. El videojuego ha trascendido su comunidad, forma parte de la cultura», argumenta a Efe Javier Arévalo, director académico del área de Videojuegos en el Centro Universitario de Tecnología y Arte Digital U-tad.
Además de todo esto, el juego es gratis. Sigue el formato «freemium», puedes jugar sin pagar ni un euro, pero también puedes comprar accesorios. «No dan ninguna ventaja, pueden ser camuflajes, sombreros e incluso bailes», añade el profesor universitario.
Esta mezcla ha conseguido no solo ser un éxito entre los más jóvenes, sino que otros videojuegos como la saga «Call of Duty: Black Ops» han incorporado este tipo de batalla en su próxima entrega y Gómez creen que se sumarán más.
A estos ingredientes, «Fortnite» sumó la oportunidad, llegó en buen momento, se subió al carro del battle royal, que venían marcando otros juegos y su ambiente de buen rollo y diversión encajó perfectamente en el fenómeno cada vez más en auge del visionado de partidas en internet (’streaming’).
«En cualquier videojuego, siempre hay un factor suerte, estar en el momento adecuado en el lugar adecuado», subraya Arévalo, mientras que Gómez cree que el exitoso título ha aprovechado «una ola» y la ha convertido «en tsunami» pero la ola «ya existía».
De hecho, el actual juego es una modificación de otro inicial, que no tuvo mucho éxito, y que se reformuló bajo el modo de juego «battle royale» y se hizo gratuito, dos cambios que lo convirtieron en un «éxito arrollador», según el profesor de la UPM.
El fenómeno es tal que hay páginas especializadas web con profesores que enseñan a niños habilidades para mejorar a «Fortnite» y ha crecido la preocupación por la adicción que el juego puede generar entre los más pequeños.
La misma adicción que la heroína
Hace unos meses, un equipo norteamericano de expertos en salud de la Universidad de Richmond, Virginia, establecía líneas de investigación que comparan la adicción al Fortnite con la que provocan drogas como la heroína. Ya hay peticiones en plataformas on-line como Change.org para que las autoridades prohíban este juego por su alto potencial adictivo.
¿Qué es lo que lo hace tan altamente adictivo? La respuesta tiene varias líneas de explicación. Lo primero que hay que decir es que es un juego que procura al jugador una experiencia social muy potente. No necesitas quedar, siempre hay alguien jugando, un grupo con el que puedes jugar, en el que es fácil además que te encuentres a algún conocido. El boca a boca entre amigos es constante y los datos no dejan lugar a dudas: funciona a la perfección.
La dinámica del juego es fácil, repetitiva y está perfectamente diseñada para crear adicción. El juego está meticulosamente protocolizado para que en un tiempo que no llega la media hora, tengas la experiencia completa del juego y eso contribuye de manera muy eficaz a que sea tan adictivo. En el mundo del Fortnite hay pocas reglas y cualquiera puede convertirse en un experto en poco tiempo. Jugar bien es fácil, sentirse bueno es fácil, tener la sensación de que dominas el juego es fácil.
Además, el juego te da una potente sensación de que dominas un mundo divertido que te evade de tu realidad de una forma muy suave pero tremendamente eficaz. No hay más que preguntarle a cualquier padre o madre lo que le cuesta que su hijo deje una partida.
“Malestar emocional intenso”
En el caso del menor ingresado, se trata de un adolescente que progresivamente había ido aumentando el tiempo de juego y abandonando progresivamente actividades de su vida diaria, desde las relaciones sociales y el tiempo con los amigos, hasta aspectos de higiene personal (ducharse o cambiarse de ropa) o incluso los hábitos de la alimentación -no salir a comer o cenar con los miembros de la familia-.
Esta actitud, ha explicado el médico, llevaba aparejada “un malestar emocional intenso” para evitar enfrentarse a la realidad, aumentando todavía más el tiempo de juego.
“Cuando el problema era muy grande llegaba a jugar 18 ó 20 horas con dedicación exclusiva”, ha señalado Matías Real, quien ha añadido que cuando se empezó a limitar la actividad, aunque no se conseguía solucionar el problema, iba mejorando pero “todo el tiempo que estaba en casa tenía que dedicarlo a las pantallas”.
En los momentos más complicados, ha indicado el doctor, “él no era consciente de los problemas que le generaba. Luego sí fue consciente, pero no veía la relación entre estar tanto tiempo jugando y el abandono de las otras cosas”.
Conclusión
El Fortnite es un juego que hay que tomarse muy en serio si ha entrado en casa. El consejo principal que como psicóloga puedo ofrecer es que entendamos con nuestros hijos cómo se juega y no lo demonicemos. Eso provocaría la reacción contraria. Convirtamos sus potencialidades en nuestros aliados para conseguir un buen ambiente de juego saludable. Empaticemos con nuestros hijos. Para ello aprovechemos su fuerza para llevar la vida de nuestros hijos por dónde queremos. Cambiemos tiempo de calidad por tiempo de pantalla, tiempo de lectura, de salir a la calle y jugar con los amigos, por tiempo de Fortnite. Es una buena forma de dosificar el tiempo que los niños pasan frente a la pantalla a la vez que fomentamos otro tipo de actividades. Una madre me contó hace poco que había propuesto en casa muchas actividades familiares canjeables por partidas del juego y que había conseguido mantener a raya el juego de forma consensuada con sus hijos... hasta convertirse en una gran jugadora de Fortnite.
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