Espacio

La probabilidad de que el asteroide 2024 YR4 impacte contra la Luna podría aumentar hasta más del 30 %

El telescopio James Webb podrá observarlo de nuevo en febrero. El impacto podría generar una energía equivalente a hasta 1.000 veces la bomba de Hiroshima y poner en peligro las infraestructuras espaciales

Asteroide 2024 YR4: del miedo al impacto contra la Tierra a una posible colisión devastadora en la Luna
La probabilidad de que el asteroide 2024 YR4 impacte contra la Luna podría aumentar hasta el 30 por ciento.Espacio Misterio

El tiempo para decidir si hay que evitar un impacto del 2024 YR4 en la Luna se acaba. Este asteroide causó preocupación a principios de año tras ser detectado por el observatorio ATLAS de Chile en diciembre, rápidamente entró en la lista Sentry de la NASA y llevó a que la ONU activara por primera vez el Protocolo de Seguridad Planetaria, lo que permitió aumentar los recursos destinados a estudiarlo. Aunque la probabilidad de impacto contra la Tierra llegó a estimarse en un 3,1 % para 2032 -la más alta detectada en un asteroide hasta la fecha-, observaciones posteriores la redujeron hasta hacerla prácticamente inexistente (0,001 %). Pero con la Luna ha sucedido exactamente lo contrario y existe la posibilidad de que aumente hasta por encima del 30 %, tras las nuevas observaciones del telescopio James Webb.

Cuando dejó de estar al alcance de los instrumentos terrestres la pasada primavera -2024 YR4 nos ‘visita’ cada cuatro años-, la probabilidad de que terminara colisionando con la Luna era del 4 %. No se esperaba que se pudieran recopilar nuevos datos hasta su próximo paso en 2028, pero el James Webb tendrá la oportunidad de estudiarlo de nuevo el próximo mes de febrero. Esto es posible porque la órbita que sigue el telescopio espacial le permite llegar a donde otros no pueden, aunque seguirá siendo una observación extremadamente difícil debido a lo débil que aparecerá incluso para sus instrumentos ultrasensibles. Habrá dos estrechas ventanas de observación los días 18 y 26 de febrero.

Según Andrew Rivkin, astrónomo de la Universidad Johns Hopkins de EE. UU. y líder de investigación en la misión DART, que logró desviar la trayectoria del asteroide Dimorphos en 2022, será la última ocasión para decidir sobre una posible misión de desviación, dado que esperar a 2028 significaría estar ‘muy, muy justos de tiempo. Poder hacerlo a comienzos de 2026 nos daría un margen adicional’. En la doctrina de defensa planetaria de EE. UU., en la que participa la NASA, se contempla la detonación nuclear en las cercanías del asteroide como opción de último recurso para desviar su órbita.

Las posibilidades están abiertas: desde el 1 % a superar el 30 %

Rivkin y su equipo han calculado cómo podrían variar la posición y la velocidad del asteroide tras las nuevas observaciones que realizará el James Webb. Según sus estimaciones, hay un 80 % de probabilidades de que el riesgo de impacto con la Luna se reduzca a menos del 1 %, pero también un 5 % de que aumente por encima del 30 %. El telescopio espacial tendrá otra oportunidad a finales de 2027 para repetir las mediciones, aunque eso dejaría muy poco margen para decidir una posible misión, advierte el astrónomo.

‘Si la defensa planetaria debe extenderse también a la Luna es una cuestión completamente nueva, y distintas agencias podrían responder de manera diferente. Si una empresa posee una gran cantidad de satélites, quizá tenga un motivo para presionar en una dirección concreta’, ha señalado Rivkin a New Scientist.

El impacto de 2024 YR4 no tendría consecuencias directas en la Tierra, pero sí en su órbita repleta de satélites y condos estaciones espaciales. Un impacto de este asteroide, que tiene un tamaño estimado de entre 53 y 67 metros, en la Luna generaría una energía equivalente a entre 7 y 15 megatones, es decir, entre 470 y 1.000 veces la potencia de la bomba nuclear que Estados Unidos lanzó sobre Hiroshima, y provocaría un cráter de un kilómetro de diámetro. Los restos del impacto que se proyectaran más allá de la superficie lunar podrían poner en peligro las infraestructuras espaciales que orbitan la Tierra y, si el programa Artemis cumple sus objetivos, también la futura presencia humana en la Luna.

Richard Moissl, de la Agencia Espacial Europea (ESA), ha señalado al medio que actualmente no hay ninguna misión de desviación o reconocimiento del asteroide incluida en el presupuesto de este año, pero que, si las observaciones de 2026 aumentan la probabilidad de impacto, se evaluarán las opciones disponibles. ‘Hemos decidido esperar definitivamente hasta el próximo año… para disponer de tiempo y valorar las alternativas’, asegura Moissl.