Reconocimiento facial para drones, la nueva adquisición de El Pentágono

El Pentágono, la sede del Departamento de Defensa de los Estados Unidos, ha decidido implantar la tecnología del reconocimiento facial para su flota de drones. El software, recibe el nombre de SAFR y es propiedad de la compañía de RealNetwork. La fuera aérea de los Estados Unidos ha pagado por este servicio cerca de 729.000 dólares.

El papel de los drones en el servicio militar cobra cada año más importancia y numerosos países están reforzando sus capacidades con estos aparatos no tripulados. En este caso, El Pentágono, se ha propuesto invertir en este proyecto de incorporar el reconocimiento facial en drones de pequeño tamaño para la identificación y la recopilación de información, según explica la página web del Gobierno estadounidense. Esto está destinado a fomentar la innovación y la transferencia de tecnología en pequeñas y medianas empresas.

Para que va a usar Estados Unidos el reconocimiento facial en los drones

No es la primera vez que RealNetworks se encarga de un proyecto del Departamento de Defensa de Estados Unidos basado en el reconocimiento facial. Este, se uno a mucho otros que ha desarrollado la compañía durante estos últimos años.

El reconocimiento facial desde un dron puede tener múltiples ventajas en cuanto a seguridad y es que gracias a este sistema, Estado Unidos, podrá implementar la vigilancia de recintos y podrá reconocer fácilmente a los individuos que desee. La identificación mediante reconocimiento facial opera con un elevado acierto si la imagen se toma en condiciones adecuadas, por lo que, a primera vista, parece que el uso de software de reconocimiento facial ayudaría a las personas que manejan drones a cometer menos errores.

En resumen, los drones que adquieran este servicio de reconocimiento facial, serán usados por los operadores estadounidenses para labores de inteligencia y adquisición de objetivos.

Los sistemas de reconocimiento facial están comenzando a popularizarse en los servicios militares y es que, además de Estados Unidos, otros países también desarrollan sus propios programas desde aparatos militares no tripulados. Turquía e Israel, por ejemplo, son dos de los países que también han empezado a apostar por este tipo de tecnología para incluirla en el servicio nacional de defensa.