EW

Rusia desactiva el "efecto HIMARS": la guerra electrónica reduce la eficacia de las bombas guiadas por GPS en Ucrania

El despliegue de bloqueadores electrónicos estaba confundiendo el sistema de selección de objetivos, que funciona guiado por satélite

Un sistema HIMARS dispara durante un entrenamiento de combate
Un sistema HIMARS dispara durante un entrenamiento de combateTony OvermanAgencia AP

Fuentes militares rusas han mostrado su preocupación por la creciente efectividad de las medidas de guerra electrónica (EW) rusa que está afectando gravemente a la eficacia de muchas de las armas guiadas que Estados Unidos y el resto de países occidentales están entregando a Kyiv.

Los sistemas de interferencia electrónica que utilizan las tropas de Moscú restan precisión a los proyectiles disparados por el sistema de defensa antiaérea HIMARS, cuya llegada el pasado año cambió el curso de la guerra y fue capaz de frenar el avance ruso. Esto afecta a cualquier munición guiada por GPS.

Los primeros indicios de esta situación se detectaron en mayo, cuando se vio que el despliegue de bloqueadores electrónicos estaba confundiendo el sistema de selección de objetivos, que funciona guiado por GPS, de los cohetes que lanza el HIMARS, de tal modo que se desvían de sus objetivos previstos.

También el ministro de Defensa de Ucrania, Oleksiy Reznikov, en una entrevista en el diario Financial Times, ha reconocido que los sistemas de guerra electrónica rusos han logrado amortiguar la precisión de las municiones guiadas por GPS. "Pese a la precisión de estas municiones, los sistemas radioelectrónicos rusos han encontrado formas ingeniosas de bloquearlas", ha dicho. Así, cada vez que los rusos presentan una contramedida, "informamos a nuestros socios y crean una nueva contramedida a esta contramedida", explica.

Los expertos militares creen que ante el fuerte impacto que para los rusos supuso la llegada de los sistemas HIMARS, han trabajado duro para hacer frente a este desafío, parece que con cierto éxito. Según los informes de varias fuentes de Estados Unidos, Reino Unido y Ucrania, que ha hecho públicas la cadena estadounidense CNN, los esfuerzos integrales de interferencia de Rusia han socavado gradualmente la efectividad de estos sistemas en los últimos meses.

En palabras de un funcionario del Pentágono, la situación se ha convertido en un continuo "juego del gato y el ratón", ya que cada lado trata de burlar al otro en la batalla de interferencias y contrainterferencias. La duración y el resultado final de esta contienda estratégica siguen siendo inciertos.

El problema con los sistemas HIMARS es particularmente apremiante, dada la gran dependencia de las fuerzas de Kyiv para atacar la infraestructura logística y militar rusa, hasta el punto que cuando empezó a ser utilizado obligó a las tropas rusas a alejar sus equipos del frente.

En medio de la creciente contraofensiva lanzada por Ucrania, su ministro de defensa reconoció abiertamente la formidable fuerza de la interferencia electrónica rusa, lo que podría dificultar la capacidad del ejército ucraniano para romper las líneas rusas, fuertemente atrincheradas tras un año con las líneas estabilizadas.

Previamente, informa la web Bulgarian Military, se habían filtrado documentos confidenciales del Pentágono, revelando que las fuerzas rusas estaban interrumpiendo la funcionalidad de las bombas inteligentes Joint Direct Attack Munition [JDAM] suministradas por Estados Unidos, lo que ha conducido a una disminución sustancial de la eficacia de los cohetes guiados y las bombas desplegadas por Kyiv.

Estados Unidos había entregado a la Fuerza Aérea de Ucrania estas bombas de alcance extendido capaces de atacar grandes objetivos rusos, incluidos puentes y estructuras fortificadas, desde distancias significativas. Los informes de que el ejército ucraniano utilizó estas bombas JDAM-ER suministradas por Estados Unidos comenzaron a circular a principios de marzo.

Estos proyectiles son bombas guiadas por GPS de largo alcance, capaces de alcanzar objetivos a 72 kilómetros de distancia. JDAM combina un sistema de navegación inercial (INS) y un receptor GPS capaces de convertir bombas simples de caída libre, como son la serie Mk-80, en munición guiada.

El kit incluye unas alas que se incorporan al cuerpo central de la bomba y una unidad de cola que tiene aletas controlables que permiten maniobrar el proyectil. Además de tener una gran precisión en cualquier condición climatológica y de visibilidad, se trata de un arma "disparar y olvidar", que permite que el avión se aleje inmediatamente después del lanzamiento. Esto ofrece un aumento significativo en la capacidad de supervivencia. Y, gracias a la guía combinada, la precisión del arma sigue siendo a menudo aceptable, incluso si la señal del GPS se interfiere o se pierde. Una vez disparada, la bomba recibe actualizaciones de los satélites GPS, lo que ayuda a guiar con precisión el arma hasta su objetivo.

Además, la versión JDAM-ER ofrece la capacidad adicional de alcanzar objetivos en rangos de distancia mucho mayores. Según Boeing, el fabricante de estas bombas, el kit de ala JDAM-ER triplica el alcance efectivo del JDAM original, dependiendo de la velocidad y la altitud del avión de lanzamiento.

JDAM permite su uso en armas aire-tierra de precisión contra objetivos estáticos y móviles de cazas y bombarderos. El sistema de navegación se inicializa transmitiendo la alineación desde la aeronave, que proporciona los vectores de posición y velocidad de los sistemas de la aeronave. Las correas proporcionan estabilidad adicional y potencia de elevación.

En su modo más preciso, el sistema JDAM proporcionará un error circular probable (CEP) de cinco metros o menos en vuelo libre cuando los datos del GPS estén disponibles, pero los sistemas de guerra electrónica rusa estarían tumbando esta precisión, aunque si los datos de GPS no están disponibles, el posible margen de error (CEP) es de hasta 30.

Un informe reciente del grupo de expertos británico Royal United Services Institute [RUSI] destacaba el hecho de que las fuerzas terrestres rusas habían desplegado varios sistemas de guerra electrónica [EW], como el sistema R-330Zh Zhitel utilizado por Moscú a nivel táctico, diseñado específicamente para interrumpir las transmisiones de GPS y que ofrece detección de señales de radio y capacidades de asalto que abarcan bandas de onda de 100 MHz a 2 GHz. Algunas fuentes sugieren que la tecnología puede proyectar señales de interferencia con una potencia formidable de 10 kW.

Los satélites GPS de EE. UU., el sustento de los kits JDAM, transmiten señales en bandas de onda de 1,164 GHz a 1,575 GHz. Curiosamente, caen directamente dentro del área de captación del R-330Zh. Los documentos oficiales, vistos por el autor, revelan un asombroso rango de interferencia de hasta 30 km, como se cita en el informe RUSI.

Este poder de interferencia es significativamente más fuerte que la señal GPS transmitida desde el espacio y cuanto más cerca está el receptor GPS de la antena de interferencia del R-330Zh, más intensa es la señal de interferencia.

Los bloqueadores electrónicos rusos no son solo un impedimento para los cohetes HIMARS y las municiones JDAM, sino también para los crecientes ataques con drones de Ucrania. El medio indo-británico EurAsian Times informó en mayo que el sistema de EW Shipovnik-Aero de Moscú ha demostrado su eficacia al derribar la asombrosa cifra de 10.000 drones ucranianos por mes, o aproximadamente 333 drones por día.

Los medios occidentales han arrojado luz sobre la amplia gama de dispositivos utilizados por la guerra electrónica rusa [EW] para obstaculizar las operaciones ucranianas, combatiendo todo, desde drones y comunicaciones hasta señales de navegación por satélite y satélites.

Según el mencionado informe de RUSI citado por Bulgarian Military, “la constelación GLONASS GNSS, el sistema de navegación por satélite ruso, transmite señales similares a las del GPS".

Ahora, la pelota está en el tejado estadounidense, que deberá dar el siguiente paso para contrarrestar las medidas rusas y proteger sus armas guiadas por GPS de los sistemas de guerra electrónica rusa.