Ciencia y Tecnología

Torusware: El software «made in Spain» que destapa las noticias falsas

Investigadores de la Universidad de La Coruña pueden rastrear un millón de noticias por hora e identificar automáticamente los bulos

Torusware: El software «made in Spain» que destapa las noticias falsas
Torusware: El software «made in Spain» que destapa las noticias falsaslarazon

Investigadores de la Universidad de La Coruña pueden rastrear un millón de noticias por hora e identificar automáticamente los bulos.

En el segundo en que usted tarda en leer estas líneas se acaban de escribir cerca de 4.000 tuits. Cada día pueden llegar a redactarse 350 millones de mensajes de 140 –ahora 280– caracteres. También se estima que existen unos 330 millones de usuarios en la red social del pajarito, de los cuales 270 millones se consideran activos. Y se calcula que, a día de hoy, alrededor de 550 millones de personas han escrito un tuit en alguna ocasión. ¿El resultado? Un flujo de información constante, inabarcable y, en muchas ocasiones, imposible de verificar. En resumen: estamos ante el terreno abonado para dar pábulo a bulos, rumores y, en general, todo aquello que se engloba bajo el anglicismo de las «fake news». No en vano, se calcula que alrededor de 23 millones de tuiteros no son más que «bots», robots programados que hacen el «trabajo sucio» en plena era de la postverdad. La tecnología trata ahora de separar el grano de la paja. Facebook y Google ya han tomado cartas en el asunto. Sin embargo, investigadores españoles acaban de crear una herramienta que podría desenmascarar las mentiras de la red antes de que

Guillermo López Taboada es profesor e investigador asociado en la Facultad de Informática de la Universidad de La Coruña (UDC) y CEO de Torusware, empresa creada a partir de las investigaciones de su grupo en I+D. Tras tres años de trabajo, esta «startup», de 16 personas, ha creado un algoritmo que puede diferenciar las «fake news» no cuando la bola de nieve ya ha echado a rodar, sino en tiempo real. «Nuestro algoritmo detectaría la bola, sabría quién la ha creado y, además, la atajaría desde el principio», explica López Taboada, que recientemente participó en las IV Jornadas sobre Seguridad, Defensa, Tecnologías Matemáticas y Computacionales, organizadas, entre otros, por el Instituto Tecnológico de Matemática Industrial (Itmati).

¿Cómo es posible? Durante este tiempo, los investigadores han ido «enseñando» a su programa Torusware. Le han ido «alimentando» a base de datos, de forma que le han dotado de inteligencia. ¿Y cuáles son esos datos? Son los parámetros más asociados a las «fake news»: la controversia que genera la noticia, lo que a su vez provoca más debate, polaridad y posturas más extremas; los usuarios más activos en torno a esa información, su rango de impacto y las actividades previas que hayan tenido en la red; la hora en la que se publica la falsa noticia también es importante –el experto indica que suele ser a última hora del día, sobre las 21:00 y las 22:00, para que el personaje afectado no pueda desmentirla–; las acusaciones que está recibiendo el «vocero» del bulo de ser un «troll» por parte de otros tuiteros... Por supuesto, el software podría averiguar si el origen procede de un «bot». «Se puede detectar si el mensaje original está programado, si hay otras cuentas similares a la suya, si tiene seguidores comprados en Twitter... Se puede averiguar si hay cien cuentas creadas el mismo día y con un patrón de cinco segundos entre ellas. El ordenador desde el que se hizo, la geo-localización... Generalmente, toda esa información había que recabarla de forma manual», explica López Taboada. El «truco», afirma, es que los robots «crean una apariencia de realidad, y mucha gente empieza a seguir ese perfil de Twitter pensando que es real».

Torusware ha sido puesto en práctica con varias marcas publicitarias para sondear la opinión que los internautas tienen de ellas. Su potencial es tremendo: puede «chequear» en torno a un millón de noticias por hora y lanzar un aviso inmediato de cuáles son falsas. «La máquina lo sabría antes de que se convirtieran en “trending topic” y, así, evitaríamos que se pudieran extender». El resultado es sorprendente: «Puede haber un porcentaje muy alto: más de la mitad son candidatas a “fake news”», asegura el investigador. Cientos de miles de noticias falsas en apenas una hora de rastreo.

El «procés» en Cataluña y su relación con «hackers» rusos es algo que no escapa a la atención de los investigadores. «Sí hay un potencial. Hemos visto que en procesos electorales como las últimas elecciones en EE UU o el ‘‘Brexit’’, la decisión de los indecisos es cada vez más imprevisible. Se busca influir, crear una corriente de opinión durante las horas y días previos», apunta. En cuanto al tema catalán, López Taboada apunta el caso de una foto de una agresión a ciudadanos catalanes por parte de un grupo de neonazis, viralizada tras el referéndum ilegal del 1-O... pero que en realidad fue tomada en 2013. De hecho, afirma que tienen intención de poner a prueba Torusware durante los días previos al 21-D. «Estamos en ello, la cuestión será en qué medida abriremos el espectro de búsqueda», señala.

La realidad es que este «ciberactivismo» político es «mucho peor de lo que creemos». «Rusia ejerce influencia política y China, influencia económica. No hay que olvidar tampoco a Corea del Norte: su bomba atómica están siendo los ciberataques», señala. De hecho, uno de los objetivos de los creadores de Torusware es que su herramienta sirva de apoyo a las investigaciones que lleven cabo los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado.

Una reflexión inevitable sobre las «fake news» es que nos interesan bastante más las noticias negativas que las positivas... aunque las primeras sean falsas. En internet se hicieron virales unas supuestas declaraciones de Keanu Reeves en las que afirmaba que «la élite de Hollywood se “colocaba” bebiendo sangre de bebés». Al menos un millón de personas «compraron» esta información. Cuando salió el desmentido, apenas tuvo 100.000 impactos. Un desmentido, por cierto, que también era falso, pues el protagonista de la saga «Matrix» ni siquiera se había pronunciado. Bienvenidos a la era de la confusión.