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La Razón Hardgaming - DualSense Edge: La evolución del controlador en el universo PlayStation
La total integración con PS5 y su atención al detalle hacen que sea una opción digna de consideración para los más entusiastas jugadores de los entornos PlayStation
Desde el lanzamiento del DualShock original en PlayStation 1, Sony ha estado perfeccionando su controlador para ofrecer una experiencia de juego cada vez más inmersiva y funcional. Con cada nueva iteración, hemos visto innovaciones significativas, como el sensor de movimiento en el DualShock 3, el Touchpad y el botón Compartir en el DualShock 4, así como los disparadores adaptativos junto con la retroalimentación háptica en el DualSense. Sin embargo, la esencia de la fórmula del mando se ha mantenido constante desde los años 90. Con DualSense Edge, Sony se dirige a los jugadores más exigentes, a aquellos que buscan personalización y funcionalidad más allá de lo básico, aunque su precio elevado puede ser un obstáculo. De modo que, una semana más, nos preguntamos si merece la pena la inversión en el mando premium de Sony.
Enamora desde el primer vistazo (hasta el último)
La experiencia comienza al abrir la caja. Este controlador viene en un robusto estuche que no solo protege el dispositivo, también organiza las piezas adicionales, incluidas tres pares de joysticks analógicos y dos tipos de gatillos traseros. El conjunto, de hecho, es ideal para quienes necesitan transportar habitualmente el controlador, manteniendo todo en su lugar incluso con mucho movimiento.
Su diseño combina el blanco característico del DualSense con tonos negros en los botones y el D-Pad. Con un peso de 325 gramos es más pesado que su predecesor, que pesa 280 gramos, pero mantiene el mismo tamaño, lo que puede ser un punto a favor para quienes prefieren un accesorio más robusto.
Ergonomía mejorada
Al sostener el DualSense Edge, se percibe inmediatamente una mejora en la ergonomía. La parte inferior está recubierta con una goma que proporciona un agarre mejorado, mientras que la textura en los gatillos superiores facilita un uso prolongado sin fatiga. Sin embargo, el acabado en algunas áreas puede ser problemático, ya que tiende a acumular huellas dactilares y polvo. Otro de los aspectos destacados es la disposición de los joysticks analógicos, que tienen clics más sutiles y menos ruidosos en comparación con el DualSense estándar. Esto puede ser una ventaja durante las sesiones de juego, donde el ruido del controlador puede ser un elemento distractor.
Personalización y funciones y avanzadas
Al encender el Edge, los cambios son evidentes. En lugar de iluminar toda la extensión de los LED frontales como el modelo estándar, sólo una pequeña luz blanca en la parte inferior del touchpad indica que está operativo. Durante el juego, los LED se activan según programen los desarrolladores, aunque hay opciones para ajustar la intensidad y ahorrar batería.
La integración del DualSense Edge con PS5 es, como mínimo, fluida y en los ajustes de la consola existe una sección dedicada, donde se pueden configurar los perfiles de botones y la sensibilidad de los joysticks. Esta personalización es crucial para aquellos que buscan optimizar su rendimiento en títulos competitivos.
Los dos botones “Fn” ubicados debajo de cada joystick analógico permiten cambiar rápidamente entre diferentes perfiles guardados, lo que es muy útil para adaptar la configuración del controlador a distintos tipos de juegos. Por ejemplo, se puede asignar una función diferente a los botones, lo que añade una capa de flexibilidad muy bien recibida por los jugadores de corte más profesional.
El rendimiento en Juego
El modelo Edge destaca en títulos que requieren precisión y rapidez. Durante las pruebas a juegos como ‘Gran Turismo 7’, ‘Call of Duty MWIII’ o 'Fortnite' nos hemos beneficiado de una respuesta táctil mejorada. Los gatillos traseros también se pueden programar para realizar acciones críticas, como recargar un arma o usar elementos curativos, algo que permite mantener un mayor nivel de control sobre la situación. Sin embargo, aunque ofrece múltiples configuraciones, no está exento de limitaciones. Por ejemplo, los disparadores traseros solo pueden vincularse a botones comunes, lo que limita su potencial en comparación con otros ejemplares Premium de la competencia que ofrecen más opciones de personalización.
Batería y Conectividad
Uno de los aspectos que puede generar preocupación es la duración de su batería. En nuestras pruebas, el controlador ha mantenido el tipo entre 5 y 7 horas, un rango de tiempo inferior a la duración del DualSense estándar. Aunque se puede utilizar mientras carga, lo que mitiga el problema en sesiones prolongadas, sigue siendo un punto a considerar. Como detalle, el estuche incluye una ingeniosa solución que permite cargar el controlador sin sacarlo del embalaje, idóneo para aquellos que desean mantenerlo siempre listo para jugar.
¿Vale la pena invertir en el DualSense Edge?
La respuesta es compleja. Para los jugadores competitivos, este controlador ofrece funciones y opciones de personalización que pueden marcar una diferencia significativa en su rendimiento. Sin embargo, su elevado precio es un factor a tener en cuenta entre aquellos que no tienen previsto exprimir al máximo las características que ofrece. Es decir, DualSense Edge se presenta como una opción sólida entre aquellos que valoran la personalización y la funcionalidad.
Aunque no es algo que requieran todos los jugadores, aquellos que busquen un controlador premium encontrarán en el modelo Edge una herramienta que mejora la experiencia de juego, haciendo que cada sesión sea más cómoda y efectiva.
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