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Yo maté a un zombie

Yo maté a un zombie
Yo maté a un zombielarazon

¿No se lo cree? ¿Piensa que eso de cargarse a muertos vivientes para sobrevivir es cosa del cine y la televisión? Se equivoca. En Madrid, se pueden matar zombies. Ha sido gracias a los juegos que ofrece el centro de realidad virtual más grande de Europa, Zero Latency, que pone a disposición de sus clientes lo último en tecnología. Nosotros nos decantamos de los cuatro que hay para elegir por el juego “Zombie Survival”. Emular a los personajes de “The walking dead” y “Resident Evil” tira mucho.

Así fue nuestra experiencia matando zombies.

Formamos un equipo de tres personas. Lo primero que tuvimos que hacer es rellenar nuestros datos en una tableta. Una vez hecho esto, y dejados bolsos y abrigos en una taquilla, nos pasaron a una sala en donde te explican qué hay que hacer, te colocan una mochila al hombro y después las gafas de realidad virtual y unos cascos.

La misión, en nuestro caso, consistía en resistir a una invasión zombie, defender el perímetro y levantar barricadas. Aguantar como fuera hasta que la policía nos rescatase. Para ello contamos con un buen arsenal de armas de fuego intercambiables que se podían cargar durante el juego. Al inicio te explican como cambiar de arma y cómo recargarla para matar el mayor número posible de muertos vivientes y sobrevivir. El espacio en el que nos movíamos era enorme, nada menos que 220 metros cuadrados, y el efecto logrado muy realista; incluso podía usarse un elevador virtual que permitía emplear el rifle de mira telescópica.

La comunicación entre los tres miembros del equipo, a través de micrófonos y auriculares, fue perfecta, dando más realismo aún a los ataques y a la defensa. Vamos, que nada más empezar nos habíamos sumergido en una realidad muy real. La cooperación resultó decisiva, especialmente cuando aparecieron unos zombies enormes con cara de hambre. La impresión es terrorífica cuando, si no consigues mantenerlos a raya, se ponen a tu espalda para comerte, porque la sensación de tres dimensiones y el realismo están muy bien logrados. Tanto que alguno oía cómo los zombies le comían. Miedo, lo que se dice miedo, pues no sabemos. Pero el subidón de adrenalina fue considerable.

La inmersión en la escena es completa y la tensión crece al tiempo que los ataques zombies se multiplican. Disparas, corres, ayudas y gritas de alivio cuando oyes al helicóptero de rescate. Toda una experiencia que recomendamos. Porque, aunque no se lo crean, relaja. Ayuda a desconectar.

Al salir te encuentras con la grata sorpresa de que te han enviado un correo electrónico con los resultados de todos los jugadores de tu equipo.

La empresa

Zero Latency es una idea australiana importada a España por una startup dirigida por Alberto Marcos y Carles Comas. Actualmente tiene centros de ocio abiertos en Madrid y Tarrasa. Próximamente llegarán a Barcelona y Zaragoza. Por las instalaciones madriñelas, previa reserva de hora, pasan diariamente más de 160 personas, divididas en 24 turnos.

Hay gente gritando como loca porque se les echa un zombi encima, otros salen corriendo...”, nos cuenta el coordinador del centro, Víctor Laguna. Por el momento no les preocupa la competencia con la realidad virtual aplicada a los videojuegos, ya que estos son individuales y en Zero Latency la experiencia es grupal. “Nada que ver ni con las consolas ni con otros centros donde puedes jugar pero individualmente en una cabina. No hay competencia porque ninguna plataforma permite el juego multijugador, salvo nosotros, que nuestros juegos son colaborativos”, presumen. En el futuro, ya se verá. Los equipos de Zero Latency los pueden formar hasta ocho personas. Las partidas son de 30 minutos en Madrid, aunque hay centros que ofrecen la experiencia en un cuarto de hora.

‘Outbreak Originis’ y ‘Singularity’ son los juegos ahora mismo más demandados “porque son más dinámicos”, señala Víctor Laguna. Aunque lo cierto es que se juega aleatoriamente a cualquiera de los cuatro. Por cierto, ellas matan zombies igual que ellos. Aquí no hay diferencia de género. Eso sí, la hay de edad: para participar hay que tener más de 13 años.