LA RAZÓN TV
La gran noche de Napoleón en el corazón de las pirámides
Javier Sierra abre la nueva temporada de «Otros Mundos», en #0, recreando un capítulo poco conocido del general francés
Javier Sierra arranca la siguiente temporada de «Otros mundos», en canal #0, volviendo a Egipto. Pero no al de los faraones, con sus maldiciones y sus tumbas, sino al que invadió Napoleón. El corso llegó al país del Nilo en 1798. Lo hizo comandando un ejército de 30.000 soldados y un puñado de sabios. Alrededor de 167 científicos que, por sus numerosas y relevantes aportaciones que dejarían, acabarían siendo más importantes para la posteridad que los pelotones y las escuadras armadas, que solo deseaban interrumpir una de las líneas de suministros de Gran Bretaña, su principal rival. Una expedición que descubriría la piedra Rosetta, un documento excepcional que ayudaría a descifrar los jeroglíficos; que glosaría parte de sus conocimientos en una serie de volúmenes que contenían distintas descripciones del país, y que todavía hoy sigue siendo una referencia bibliográfica entre los especialistas, y la creación en El Cairo de un instituto que todavía hoy en día permanece abierto.
Pero Javier Sierra, que no le gusta avanzar por caminos obvios o ya trillados, ha decidido partir desde un lado diferente y ocuparse de un episodio marginal, en ocasiones olvidado por los investigadores o, al menos, poco comentado por los turistas o los forofos de esta civilización, aunque es capital: la noche que el general francés pasó en la pirámide de Keops. ¿Qué sucedió allí? ¿Cómo influyó en su carácter? ¿O en sus ideas? Napoleón, que jamás escribió nada sobre aquella experiencia ni tampoco la comentó con nadie, se llevó consigo el secreto de las largas horas que pasó sumido en la oscuridad, en silencio, en el centro del monumento: la cámara funeraria del faraón. El escritor recrea en el primer capítulo de esta temporada lo que ocurrió. «Yo mismo, en agosto de 1997, estuve una noche entera ahí dentro. No dormí nada. Creo que fue la peor noche de mi vida y, a la vez, la mejor, porque en el curso de ella, estando ahí encerrado, sin ventanas, con la impresión de claustrofobia que da la cámara del rey, me puse en comunión con el enigma de la muerte. Con anterioridad, he tratado de explicar esta vivencia en clave literaria y ahora lo hago en una serie», explica Sierra.
Reencontrarse con la luz
El escritor, que durante la presentación de este capítulo, que se emitirá el próximo día 22, ha contado con la colaboración de Nacho Ares y, también, del arqueólogo Zahi Hawass, una de las eminencias en Egipto y que comenta en este documental lo que Napoleón dijo al salir de esa larga noche: «Al salir, la gente le preguntó qué había visto, pero se limitó a decir que eso se lo contaría a su madre. Y creo que estaba esperando a comentárselo a ella, pero murió antes de que él pudiera confesarle los secretos de esa visita». Javier Sierra, que por primera vez en la historia de las pirámides, ha podido recrear en su interior una escena histórica, con actores y atrezzo, apunta que «es muy difícil transmitir con palabras una vivencia de ese tipo. Y también es muy duro reflejarlo en imágenes. Para mí fue como enfrentarme a la disolución. Después de un rato en su interior, tuve la impresión de que me estaba disolviendo en la oscuridad que me rodeaba. Estaba difuminándome en esa negrura. Pensé que la muerte debía ser algo parecido a ello. Lo más increíble, después de permanecer seis horas combatiendo a solas con esa oscuridad, es, después de descender por el túnel de cuarenta metros que lleva a la salida de la pirámide, reencontrarte con la luz. Tienes la sensación de estar vivo de nuevo. Aprendes a apreciar la vida. Nosotros damos por hecho que la vida es algo normal, pero la vida es excepcional y a veces hay que morir para saber que la vida es vida».
Viaje a las orillas del Nilo
El 29 de diciembre, Movistar emitirá el segundo capítulo de esta serie. Javier Serra lo ha querido dedicar también a Egipto. Pero esta vez a una de las grandes personalidades que han estudiado su historia: la egiptóloga Dorothy Eady, una de esas británicas que decidieron abandonar su patria para asentarse a orillas del Nilo. A ella se deben algunos de los grandes descubrimientos de Egipto y el propio Zahi Hawass, que la llegó a tratar, reconoce la deuda que tiene con ella.
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