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El prodigioso futuro de la cultura española

Regresa a la televisión «Prodigios», el «talent show» que promete llevar la cultura a los hogares españoles a través de jóvenes talentos

Boris Izaguirre junto a Paula Prendes y el jurado de «Prodigios»: Andrés Salado, Ainhoa Arteta y Nacho Duato
Boris Izaguirre junto a Paula Prendes y el jurado de «Prodigios»: Andrés Salado, Ainhoa Arteta y Nacho Duatolarazon

TVE vuelve a apostar por el talento joven con la segunda temporada de «Prodigios» que se estrenó ayer a las 22:30 horas, y que podrá disfrutarse los próximos sábados a la misma hora. Al igual que la edición anterior, el «talent show» busca a los mejores de cada categoría: danza clásica, canto lírico y música instrumental. Para ello, el programa cuenta, una vez más, con Nacho Duato (ex bailarín y coreógrafo), Ainhoa Arteta (soprano) y Andrés Salado (director de orquesta), que ejercen como un jurado muy especial. Como indica Toñi Prieto, directora de entretenimiento de TVE, «son expertos en las disciplinas del programa, las cuales son complejas y minoritarias». También repiten Boris Izaguirre, como presentador, y Paula Prendes, encargada de acompañar a los pequeños «prodigios» y sus familiares en el «backstage».

La final de la primera edición del «talent» consiguió un total de 1,3 millones de espectadores, que fueron testigos del triunfo del joven Saïd Ramos, representante de la categoría de danza. Junto a él, quedaron «superfinalistas» Jaime Infante (instrumento) y Raúl Parejo (canto). El premio que otorga el concurso es una beca en el Centro de Alto Rendimiento Musical de la Universidad Alfonso X el Sabio, y 20.000 euros. Como novedad, este año se premiará también a los finalistas del concurso con 5.000 euros gracias a un donante anónimo que sigue el programa y es amante de la cultura. Ana Rivas, productora ejecutiva de Shine Iberia, comenta que «después de haber visto la primera edición, las escuelas han apoyado mucho más el proyecto y han dejado que sus alumnos participen en el programa. Han sido muy exigentes a la hora de seleccionar a los candidatos, por lo que el casting no ha sido multitudinario, sino que estaba formado por “joyitas”».

Boris Izaguirre recalca que «el éxito de audiencia ha permitido hacer una segunda edición», y que para él supone «un compromiso muy grande de mejorarlo aún más». Además, confiesa que este programa es muy especial para él: «yo quiero morir de viejito en “Prodigios” porque me ha dado la vida». Rivas explica que, apesar de ser un programa de televisión, «todo lo que se vive aquí es de verdad y se ha grabado en directo en el Auditorio Miguel Delibes de Valladolid». Por otro lado, recalca la importancia del público que «pasa las cuatro horas de grabación entregado al programa y, además, es cómplice y no cuenta ni revela ningún dato».

Aparte de la importancia que otorga el programa a la cultura clásica, Rivas comenta que «en esta edición hemos querido enseñar un poquito más del lado personal. Para que un artista se haga, tiene que trabajar muchísimo, pero también tiene mucho que ver todo lo que ha sucedido en su vida. Por eso, los vídeos de presentación muestran también estos aspectos». Señala que, además de transmitir cultura, «buscamos entretener, y hemos sorprendido al jurado con visitas de personas cercanas a ellos, como por ejemplo, la madre de Andrés Salado».

Orquesta y jurado profesional

Parte del éxito del programa se debe a la Orquesta Sinfónica de Castilla y León, que acompaña a todos los participantes durante sus actuaciones. Ana Rivas cuenta que, para que los niños que lleguen a la final puedan estrenar canciones «se han preparado un total de 116 temas diferentes, lo que supone muchísimos ensayos para los músicos de la Orquesta, algo que no se suele ver porque solo los niños que pasan de programa tienen la ocasión de presentar sus canciones. Aun así, los concursantes y todo el equipo se preparan lo que sería necesario, porque no tenemos ni idea de lo que el jurado va a decidir, por supuesto, con la más absoluta libertad».

Por su parte, el jurado está constantemente inmerso en todo lo que sucede en el escenario. Nacho Duato explica que conoce perfectamente lo que experimentan los niños: «Yo sé exactamente lo que sienten en la cadera y en la punta, y lo que están pensando antes de dar un salto, a diferencia de otros jurados que quizá no son tan técnicos». Para Ainhoa Arteta, «Prodigios» es muy necesario: «Pido que la gente lo vea, es el único programa que hoy en día apuesta por una cultura blanca, accesible y divertida». También destaca el alto nivel que tienen los niños: «Parecen más adultos que nosotros», al igual que Andrés Salado: «Tenemos delante a artistas, chavales que se plantan en el escenario y nos dejan con la boca abierta».

Homenaje a los abuelos

La segunda edición de «Prodigios» rinde homenaje a todos los abuelos porque, como explica Rivas, «el futuro del país no está en manos de los jóvenes, sino en manos de sus abuelos. Los niños no serían capaces de cumplir sus sueños si no fuera por ellos».