Asociaciones
125 aniversario de la APM: Siempre en defensa de la libertad de expresión
El nacimiento de la Asociación de la Prensa de Madrid, el 31 de mayo de 1895, posibilitó comenzar a velar de manera efectiva por los derechos de los periodistas
Hace 125 años, el día 31 de Mayo de 1895, un grupo de 173 periodistas madrileños se reunió en la Sociedad Económica Matritense de Amigos del País para firmar el acta fundacional de la Asociación de la Prensa de Madrid (APM). Se ponía así la primera piedra de un organismo que fuera capaz de defender a ultranza la libertad de expresión e información, así como los derechos de los periodistas que ejercían la profesión de informar de lo que pasaba en la capital de España. La urgencia para crear la Asociación era tan apremiante que uno de los primeros asuntos abordados en la primera reunión de su Junta Directiva fue el ocuparse de varios compañeros que se hallaban en prisión «por motivos políticos», entre otros el gran escritor y compañero de todos ellos, Vicente Blasco Ibáñez, para quien se pidió el indulto.
Hasta ese momento de la fundación de la APM, no existía una institución que velara de forma efectiva por los derechos de los periodistas a ejercer la libertad de expresión en sus crónicas y artículos, que a veces eran susceptibles de ser considerados delictivos y su publicación provocara la entrada en la cárcel Modelo de Madrid. Un riesgo permanente que pendía sobre sus cabezas como una espada de Damocles, que se unía a otros como estar sujetos a sueldos de miseria y a soportar la precariedad laboral que tenían que aceptar sí o sí.
La discriminación contra las mujeres era el pan nuestro de cada día de aquella época. Buena prueba de ello es que, a pesar de que entre los periodistas que ejercían su tarea en aquellos tiempos en los 32 periódicos diarios que se publicaban por entonces, había mujeres reporteras y escritoras de artículos de fondo, solo una de ellas consta en el acta de creación de la APM como socia fundadora: se trataba de Jesusa de la Granda, colaboradora del diario «El Globo». Bien es verdad que estaban más que probados los méritos de la pedagoga, escritora y periodista almeriense para ser una de las pioneras de la creación de la Asociación de la Prensa de Madrid, pero los 172 socios fundadores no parece que fueran demasiado generosos a la hora de contar con otras mujeres en un acto tan trascendente.
Compromiso fundacional
Transcurrido un siglo y cuarto desde la fundación de la APM y frente a las críticas que se le han podido hacer en el pasado y en el momento actual de no ser todo lo eficaces en su tarea de vigilancia de las normas éticas que ha de presidir el ejercicio del periodismo, no sería justo negar que la Asociación ha tratado de mantener su compromiso fundacional de ser garante de la libertad de expresión y opinión, incluso en los años en que ejercer esos derechos te podían llevar a la cárcel o a que te cerraran la publicación que dirigías. Aunque se ha avanzado mucho en la normativa legal para proteger la libertad de expresión e información, a veces parecen peligrar esos logros y aumentar los riesgos de volver a la situación de antaño.
El peligro real para que los profesionales puedan seguir ejerciendo su derecho de informar con libertad proviene de numerosos frentes. Pero uno que amenaza de forma contundente es la proliferación de bulos o noticias falsas que tratan de confundir a los ciudadanos en momentos críticos, como es ahora el de la pandemia del Covid-19. Las mentiras y las medias verdades pugnan en la jungla de las redes sociales por controlar –o más bien descontrolar– la situación. Ante esa amenaza solo cabe el ejercicio del buen periodismo, elaborado con las normas éticas imprescindibles para defender la libertad de expresión. Ahora y hace 125 años. No hay otro camino ni atajo. Lo demás es pura mentira.
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