Álex Casademunt, el alma del fenómeno adolescente

Es imposible seducir a millones de espectadores, celebrar giras por toda España, firmas de discos multitudinarias y hasta un exitoso rencuentro, casi 20 años después, sin alguien como Álex Casademunt. Era el concursante perfecto para un reality como «Operación Triunfo». Sin miedo, descarado, punto canalla, natural, carismático.

Así lo recuerda Noemí en el casting: «Te presentaste a la prueba con tu tatuaje en el cuello, tu desparpajo, tu sonrisa pícara y nos enamoraste. Así te quiero recordar». Parecía fabricado a medida para una primera edición, para seducir al consumidor adolescente y conquistarlo definitivamente galas después. Un rompecorazones.

Da igual los años que pasen (20), que nos seguirá pareciendo ayer cuando dos decenas de jóvenes se metieron en la academia de «Operación Triunfo» y en el corazón de todas las familias. Y ellos nos seguirán pareciendo unos críos, especialmente Álex, quien con 39 años seguía conservando su imagen entrañable, inocente, con la huella aún de la pubertad.

Después de cruzar la pasarela y entrar en la academia la fama les arrolló a todos, fue un programa de los que marcan generaciones. Tanto fue así que incluso, aquel fenómeno daría lugar a una nueva y exitosa edición 16 años más tarde, cuando la hornada de Aitana, Cepeda o Amaia volvería a triunfar entre los nostálgicos. Pero ninguna edición será como la primera, porque no estará Álex Casademunt, al que la vida nos arrebataba hace unas horas en un accidente de tráfico en Mataró.

Álex, que tenía una hija de tres años, siempre arrastró esa cara de chaval entrañable. Desde sus primeras galas se convirtió en un seductor simpático que junto a su amigo David Bustamante dejaría una canción para la historia, «Dos hombres y un destino», de las obligadas en todo karaoke. Así era él para quienes le conocieron: entregado, apasionado y un gran comunicador. De hecho, al igual que muchos de sus compañeros probaría suerte en la televisión, tanto como colaborador de programas de tertulia, como de conductor del programa de «Los Lunnis».

De esta forma, entre su paso por el concurso de talentos y su papel en la programación infantil se volvía un rostro conocido para toda una generación. Pero a sus apariciones televisivas hay que sumar sus aportaciones musicales. Después de grabar «Dos hombres y un destino», su siguiente éxito lo compartiría con los integrantes del grupo «Formula abierta», que reaparecería años después, aunque con distintos miembros. La agrupación original saltó a la fama gracias al éxito de la canción «Te quiero más», otro tema imprescindible entre las recopilaciones de los hits del verano.

Casademunt fue todo un fenómeno adolescente, una revolución de hormonas televisivas. Aunque quedara décimo en Operación Triunfo, fue uno de los concursantes más carismáticos de su edición y de los que aglutinaba mayor cantidad de fanáticos. De hecho, eso le hizo aventurarse a lanzar su carrera en solitario con «Inquietudes».

Aunque el álbum volvió a contar con el apoyo de sus seguidores, el fenómeno inicial se fue diluyendo con el paso de los años. Álex comenzaría entonces su etapa como colaborador de matinales, incluso volvería a la academia de OT para presentar un espacio dirigido a dar voz a los espectadores. Sus últimas aportaciones en el ámbito de la música fueron el lanzamiento de algunos sencillos junto a su hermano y el regreso del grupo «Fórmula abierta», que ya no contaba con Geno ni Mireia.

Pero desgraciadamente, un famoso es víctima de su fama durante cada minuto de su vida. Cuando en la noche del martes hallaron el vehículo de Álex, tras el accidente, uno de los sanitarios que fueron a atender a las víctimas informó a sus propios amigos de que Álex había fallecido en el accidente. Esto hizo que la noticia se extendiese por redes antes de que se pudiese informar a los familiares. Esta difusión ha indignado a la opinión pública, que exige responsabilidades.