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Amazon se “come” al león de Metro Goldwyn Mayer por 8.450 millones de dólares

El gigante fundado por Jeff Bezos se hace con un catálogo que incluye las franquicias de James Bond, Rocky, “Tomb Raider”, “Fargo” o co-producciones como “El cuento de la criada”

La cabecera con el león de MGM, diseñada por Howard Dietz, será propiedad de Amazon. REUTERS/Dado Ruvic/Illustration/File Photo
La cabecera con el león de MGM, diseñada por Howard Dietz, será propiedad de Amazon. REUTERS/Dado Ruvic/Illustration/File PhotoDADO RUVICREUTERS

Hace poco más de un siglo, en 1919, Charles Chaplin salía a la luz pública como la cara visible del proyecto cinematográfico más ambicioso de la historia hasta ese momento: junto al director D.W. Griffith, la guionista Mary Pickford y el bueno para todo Douglas Fairbanks, fundaba United Artists (UA), el estudio que pretendía acabar con todos los estudios. Hartos de que contratos de exclusividad con Universal, RKO, Columbia o Paramount les cortasen las alas artística y económicamente, los trabajadores del cine decidieron montar su propio proyecto. Solo así pudieron ver la luz películas como «Tiempos modernos» o «El gran dictador».

Si la Administración económica de Joe Biden no pone pegas al nuevo acuerdo macroeconómico, lo que Chaplin intuyó hace cien años se hará realidad: la ambición de los estudios hará que se consuman unos a otros y Amazon, la tercera empresa que más dinero factura del mundo, se hará con todo el catálogo de Metro Goldwyn Mayer (MGM). Eso sí, como el cómico actuó en su clarividencia, sus filmes seguirán «a salvo» de cualquier emporio gracias a su hábil gestión de derechos.

Una casualidad maquiavélica

La carambola, aunque fortuita, sirve para explicar la nueva estructura de ese Hollywood taquillero que ya no se mide en entradas vendidas. El gigante de las compras por Internet anunció en la mañana de ayer la adquisición, por 8.450 millones de dólares, de la mítica matriz, el único de los estudios de la época dorada que aun no formaba parte de un gran conglomerado audiovisual. MGM, a su vez, había absorbido hace unos años toda la propiedad intelectual de UA, pero también franquicias como la de James Bond, «La pantera rosa», «Rocky» —y lo que traiga a través de las nuevas entregas de «Creed»— o todo lo relacionado con las sagas de «Poltergeist» y «Muñeco diabólico».

El movimiento, que se venía rumoreando desde hace meses por la tendencia a la unificación que marca el nuevo mercado suma a la producción propia de Amazon, orientada hacia el consumo rápido de su plataforma, unos 4.000 títulos que, previsiblemente irán llegando a Prime Video de aquí a 2022. Así al menos lo ha anunciado Mike Hopkins, el responsable de la marca de originales para el audiovisual de Amazon, que explicó que «el valor financiero real tras este acuerdo es un tesoro escondido de propiedad intelectual» que planean «reimaginar».

La aclaración del ejecutivo, más allá de lo habitual, sirve para calmar un poco los ánimos del sector de la conservación, que veía en el nuevo trato otro caso como el de 21st Century Fox. Cuando el estudio «atrevido» de la vieja industria fue adquirido por Disney, la mayoría de sus películas de colección quedaron «enterradas» por la Casa del Ratón, que ni siquiera permitió pases de reposición de los mismos durante casi dos años. Con la aparición de «Star», la nueva marca de Disney+ para el contenido más adulto, poco a poco se han ido incorporando películas al catálogo de la plataforma, pero aún quedan muchas de las que no tenemos noticias. En esa línea también se entienden las palabras de Jaume Ripoll, co-fundador de Filmin, en Twitter: «El león duerme en casa», escribía al conocerse el acuerdo en referencia al acuerdo que mantiene su plataforma con MGM y que al menos, hasta su finalización, permitirá que la empresa española conserve los derechos de pase en «streaming» en su catálogo digital.

Más allá del dato económico, que supone la segunda inversión más alta de Amazon tras la compra de la cadena de supermercados Whole Foods por 13.700 millones en 2017, la noticia del nuevo acuerdo revoluciona muchas producciones en su futuro más inmediato. «Sin tiempo para morir», la última película de Daniel Craig como el agente 007 está sin estrenar; series en emisión como «Fargo» y «El cuento de la criada» se verán obligadas a renegociar al menos su producción (y hasta su distribución); y clásicos como «Ben-Hur», «12 hombres sin piedad» o «El silencio de los corderos» podrían ser de los primeros afectados por esa «reimaginación» a través de «remakes», «reboots» y refritos. Siglo y cuarto después de su fundación, y con la coyuntura de la pandemia como excusa, la industria del cine parece querer volver a cerrarse sobre sí misma, quedando en una pelea entre enormes focos led e infimas candilejas.

Adiós a la clase media: el cine retrocede hasta la década de los cincuenta

En los noventa, quizá la época más rica en cuanto a tejido productivo por la explosión del VHS y para triunfar uno podía llamar a la puerta de las «majors» pero también a las de los Weinstein o Rudin de turno, unos 25 actores empresariales concentraban el poder económico en Hollywood. Medio siglo había bastado para descoser la concentración de capital de una industria que con el acuerdo de MGM y Amazon, y el de fusión que firmaron la semana pasada AT&T-Warner y Discovery vuelve a los cincuenta. Con la duda de si Apple se lanzará o no a la carrera, la pugna por el «blockbuster» ha quedado reducida apenas a seis mega-compañías monstruosas: Disney, Universal, WarnerMedia, Netflix, Amazon y Sony.