Investigación

Una telespectadora reabre el «Caso Alcasser de Palencia»

Su testimonio ha sido revelador y ha posibilitado la detención de un individuo

«Viva la Vida»
«Viva la Vida»Telecinco

Aunque parezca sacado de un thriller, ha sucedido de verdad. Los medios de comunicación y de masas han vuelto a demostrar su gran poder de cobertura y alcance, mientras el periodismo de investigación se reafirma como la vía más rápida para alcanzar la verdad.

En febrero, el programa de «Viva la Vida», presentado ahora por Toñi Moreno, recordaba los detalles del caso Alcasser de Palencia, la desaparición de Manuela y Virginia, dos adolescentes de 13 y 14 años, en el año 1992.

Pese la intención del reportaje, además de recordar lo sucedido, también perseguía arrojar más luz sobre la investigación, nadie esperaba que un reportaje de unos minutos hiciese a la Justicia retomar el caso. Sin embargo, una telespectadora, residente en la misma zona en que desaparecieron las dos jóvenes, aseguró que ella sufrió un ataque similar, por lo que se puso en contacto con la policía. La espectadora era de la misma localidad Palentina que estaba mencionando el programa.

Aunque de hallarse al culpable 30 años después, este ya no tendría consecuencias penales, al haber ya proscrito, las autoridades siempre insisten en seguir colaborando con la policía o la Guardia Civil en la búsqueda de la verdad. En estas tareas, el periodismo de investigación y la participación ciudadana siempre han tenido un papel clave. También la habitual reincidencia con la que suelen operar estos criminales aumenta las probabilidades de que surjan nuevas pistas años después.

El caso fue bautizado por los medios como el Alcasser de Palencia, ya que guarda muchas similitudes con el su homónimo, el original sufrido en la localidad valenciana y del que hace poco se emitiría un gran documental en Netflix. Ambos casos marcaron a España y todavía se siguen recordando sus aniversarios casi tres décadas después. Por ejemplo, dado que todas las víctimas desaparecieron después de la práctica del autostop, este hábito muy frecuente entre los jóvenes durante los veranos de la década de los 80 ha desaparecido de las carreteras.

La espectadora ha recordado el suceso que vivió junto a otra amiga cuando, después de subirse a un coche tras hacer autostop, el conductor se desvió del camino que le habían solicitado, entonces una de ellas agarró el volante en dirección hacia la cuneta para huir del vehículo. Según ella misma justifica no denunciaron porque eran menores y se habían escapado de casa. También asegura que tras ver el reportaje de «Viva la Vida», sintió que «coincidía todo».

Su testimonio ha sido revelador y ha posibilitado la detención del individuo que conducía el coche, que ahora está siendo investigado por si tiene alguna relación con la desaparición de Manuela y Virginia.

El hermano de Virginio, aunque guarda cautela, reconoce que “tengo una sensación de esperanza, alegría y miedo. Siempre conservas esperanza y hay que afrontar la situación para digerir ciertas cosas. Tengo miedo, por supuesto».