Obituario

Así fue la premonitoria frase sobre la muerte de Verónica Echegui: "La sociedad se ha esforzado mucho en qué la muerte sea algo que temer"

La actriz ha fallecido a los 42 años; hace apenas unos meses estrenaba la serie "A Muerte", dirigida por Dani de la Orden

Verónica Echegui: «Me he dado cuenta de que no quiero ser madre»
Verónica EcheguiDavid Jar

Todo comenzó en un andén de Cercanías, con una despedida a gritos y la voz rasgada de Bebe sonando de fondo. “No me digas que me quieres, no me lo digas nunca más, te lo suplico”, gritaba La Juani, con los ojos encendidos y el alma en huida. Detrás quedaba Dani Martín, suplicando desde el andén, mientras ella se perdía en el interior del tren. En ese momento no solo nacía una escena icónica del cine español, también una actriz que ya nunca podría separarse del personaje que la lanzó al mundo.

Porque si bien Verónica Echegui ya había dado sus primeros pasos en televisión y cine, fue allí —entre raíles y chándales del Bershka— donde empezó de verdad. La Juani no era solo un personaje: era un grito de independencia, de ambición, de rabia y de ternura. Y Verónica, con 23 años, supo interpretarla con una verdad que quemaba la pantalla. Desde entonces, ninguna pudo existir sin la otra. La Juani no dejó de ser Verónica, y Verónica nunca dejó del todo de ser La Juani.

Este domingo, Verónica Echegui falleció a los 42 años, según confirmaron fuentes de su entorno a El Mundo. La actriz madrileña murió tras varios días ingresada en el Hospital 12 de Octubre de Madrid a causa de una enfermedad. Su última aparición en pantalla fue en la comedia romántica A muerte, dirigida por Dani de la Orden para Apple TV+, estrenada en febrero. Pero antes, también había sido una de las protagonistas de la serie 3 caminos (Prime Video, 2021), donde compartió reparto con Álex González y volvió a demostrar esa capacidad única para emocionar sin artificios, encarnando a una mujer en búsqueda constante de sentido, como tantas veces fue ella misma en sus personajes.

"Le tengo más miedo a una enfermedad que a la muerte"

Y así trataba precisamente el tema de la muerte en la entrevista que concedió a Gerardo Granda a este medio al preguntarla en qué momento de su vida estaba: "Ya que lo preguntas, tengo la sensación de que tengo más claro en qué momento estaba de la vida mirando hacia atrás, no en el momento presente. Más que en qué momento de mi vida estoy, las preguntas que me venían son: ¿qué sentido tiene la vida? ¿qué es la vida? Porque es algo que sucede tan rápido, que, según cumples años, vas viendo que hay momentos que ya han pasado y que no vuelven y que son así. Y, ¿qué es lo que estamos haciendo aquí? O me preguntaba acerca de la situación del personaje de Joan sobre la muerte; sobre el miedo a la muerte. Creo que se han esforzado algunos mucho en estas sociedades, en que sea algo a lo que temer. Y sin embargo, le tengo más miedo a la enfermedad que a la muerte. Y esas preguntas me las hago: por qué no tenemos otra relación con la muerte o con la vida. Qué hubiera pasado si en el colegio desde pequeños ya nos hablaran de estos temas y nos enseñaran a reflexionar sobre ellos, o a comunicarnos. O por lo menos a decir ‘no tengo ni idea de qué es esto, qué miedo tengo’. Y con las relaciones lo mismo, me pregunto qué hubiera sido de todos nosotros"

Verónica Fernández de Echegaray —su nombre real— tenía claro desde niña que lo suyo sería actuar. Apenas terminó el instituto, ingresó en la Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid. En 2006 llegó ese punto de inflexión: Bigas Luna, el mismo que había descubierto a Penélope Cruz y Javier Bardem, buscaba una chica de barrio que pudiera encarnar la fuerza y la fragilidad de La Juani. Se presentaron más de 3.000 aspirantes, pero solo una apareció con el gesto exacto, con el acento preciso, con la mirada que buscaba más. Y se quedó.

A partir de ahí, Verónica Echegui no dejó de crecer. Se movió con soltura entre el cine de autor y las grandes plataformas, entre España y el extranjero. Fue actriz, directora, guionista. Una intérprete comprometida, sin miedo al riesgo, sin ganas de encasillarse. Cada papel fue distinto, pero en todos quedó algo de aquella primera Juani: la lucha, la honestidad, la urgencia por vivir.

Y quizás por eso hoy, al recordarla, inevitablemente pensamos en esa chica que se subía a un tren dejando atrás un amor que ya no bastaba. No porque la actriz y el personaje fueran la misma persona, sino porque ambas compartían el mismo impulso feroz de no conformarse nunca.

Verónica se ha ido demasiado pronto. Pero su arte, su energía, su voz y su mirada seguirán viajando en cada espectador que descubra sus películas, sus series, su verdad. El tren sigue en marcha.

La Juani. Verónica. Las dos.