
Nueva vida
Juan Campoy, el primer campeón de “Pasapalabra”, revela por qué no volvería hoy
Lejos de los focos y del plató, el asturiano que abrió el camino en el popular concurso reflexiona sobre el cambio radical en el perfil de los concursantes

Juan Campoy no solo fue el primero en ganar “Pasapalabra”, también fue el primero en demostrar que, con agilidad mental, cultura general y algo de fortuna, se podía alcanzar un premio televisivo considerable en tiempo récord. En septiembre del año 2000, el joven asturiano se plantó en el plató de Antena 3 —por entonces presentado por Silvia Jato— sin imaginar que, apenas cinco entregas después, se iría con el bote de 10 millones de pesetas, unos 60.000 euros actuales.
Lejos de la figura ultraentrenada que hoy representan los concursantes de programas como “Pasapalabra”, Campoy era un chico con inquietudes, afición por los juegos de mesa y buen bagaje cultural. En su tercera participación se quedó a tan solo dos respuestas del rosco completo. No fue hasta el quinto programa cuando lo resolvió todo, llevándose el primer gran premio del formato que, 25 años después, sigue siendo un fenómeno de audiencia.
Ese primer éxito televisivo fue solo el inicio. Su carrera como concursante lo llevó a otros programas emblemáticos de la televisión española como “El Precio Justo” o “Alta Tensión”. Durante una década, intentó participar en todos los concursos posibles. Y lo consiguió. Según ha contado en entrevistas, llegó a acumular alrededor de 350.000 euros y tres coches —dos en “El Precio Justo” y uno en “Alta Tensión”— que acabó vendiendo. “Me di cuenta de que concursando medianamente bien, y teniendo un poco de suerte, se podía llegar a ganar bastante dinero en televisión”, recordaba.
Pero esa etapa ya quedó atrás. Campoy lleva tiempo alejado de los platós y no se plantea volver. No por falta de nostalgia, sino por un cambio de paradigma que él mismo reconoce con admiración y un punto de escepticismo. “Antes éramos chicos con cierta cultura general, agilidad y aficionados a los juegos de mesa. Ahora hay verdaderos profesionales, gente que se toma su preparación como una oposición”, sentencia.
Su última aparición televisiva fue en el programa “Password” de Cuatro, pero desde entonces ha optado por una vida más discreta, alejada de los focos y de las emociones del directo. Sin embargo, su figura permanece como un símbolo del origen de una era televisiva que, aunque sigue viva, ha cambiado por completo sus reglas de juego.
En la memoria de los fieles del concurso queda ese momento en el que un desconocido se llevó el rosco en cinco entregas. Una hazaña que hoy parece inalcanzable en un “Pasapalabra” cada vez más competitivo, meticuloso y dominado por concursantes con rutinas de entrenamiento dignas de atletas de élite.
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