Muere el fotoperiodista Joan Guerrero a los 84 años

El mundo de la fotografía y el periodismo lamenta este miércoles la pérdida de Joan Guerrero Luque, un hombre comprometido y honesto, considerado por sus colegas como un "maestro de fotoperiodistas". A la edad de 84 años, Guerrero falleció dejando un legado significativo en el campo de la fotografía documental.

Nacido el 21 de marzo de 1940 en Tarifa (Cádiz), Guerrero dejó su marca más notable en Santa Coloma de Gramenet (Barcelona), donde llegó a los 20 años y estableció su hogar. Fue en esta ciudad donde comenzó a colaborar con la revista Grama en 1969, dando inicio a una prolífica carrera que abarcaría décadas. Guerrero se destacó como un referente para fotógrafos y periodistas de nuevas generaciones. Recordaba con cariño sus primeras incursiones en la fotografía, realizadas en Tarifa con una simple caja de cerillas transformada en cámara oscura.

A lo largo de su carrera, colaboró con diarios como El País, Diario de Barcelona, El Periódico de Catalunya, La Vanguardia y El Observador. También dejó su huella en América Latina con sus reportajes fotográficos y participó en numerosas exposiciones colectivas e individuales. Su compromiso y talento fueron reconocidos en 2009 con la Medalla d'Or al Mèrit Artístic de Barcelona y el Premio Singladura de Òmnium Cultural. Además, su legado se vio honrado en una exposición solidaria titulada "Guerrer@s", donde 67 fotógrafos participaron para rendir homenaje a su obra.

Guerrero siempre dirigió su lente hacia los márgenes de la sociedad, capturando la vida cotidiana en lugares como Santa Coloma, la Mina, el Raval y diversos países latinoamericanos. Su enfoque ético y humanista en la fotografía lo convirtió en un modelo a seguir para muchos. David Airob, fotógrafo de La Vanguardia y amigo cercano de Guerrero, lamentó la pérdida de "uno de los mejores fotógrafos y mejor persona". Destacó la admiración que sentían hacia él y cómo les enseñó que, antes que fotógrafos, debían ser seres humanos comprometidos.

Joan Guerrero deja un legado perdurable en la fotografía documental y en el corazón de quienes tuvieron el privilegio de conocerlo. Su trabajo continuará inspirando a futuras generaciones de fotoperiodistas a mirar más allá de la superficie y capturar la esencia misma de la humanidad.