
Delitos
‘El programa de Ana Rosa’ revela cómo actúan las redes de pederastia: padres ofrecen a sus hijos en la red
El magacín matinal de Telecinco, a raíz de la detención por el caso 'Pelicot Catalán', han explicado los pasos a seguir por los delincuentes en este tipo de delitos

La revelación en el caso 'Pelicot Catalán' en el que se ha reconocido que sabían que la menor tutelada tenía tan solo 13 años han provocado que la sección 'El Expediente' de Manu Marlasca dentro de 'El programa de Ana Rosa' se adentre en las redes de pederastas que campan a sus anchas en internet y las terribles acciones que hay que seguir para poder acceder a un tipo de contenido tan turbio como vomitivo.
Ofrecen hasta sus propios hijos
Las redes de pederastia, como la descubierta en el caso del llamado ‘Pelicot catalán’, operan desde la sombra con una crueldad organizada que estremece. En este caso concreto, los miembros de la red, encabezada por un electricista de Barcelona, sabían perfectamente que estaban abusando de una menor tutelada. Los mensajes que intercambiaban no dejaban lugar a dudas: “¿Esta es tu primera niña de 14?” o “Tiene 13, vale eso y más”. Este lenguaje normaliza la violencia sexual extrema y muestra un mercado donde la edad no solo se conoce, sino que se valora como un activo. Estos depredadores se mueven en plataformas encriptadas, donde intercambian material explícito y se sienten seguros ante la falta de vigilancia. 'El Programa de Ana Rosa' ha logrado infiltrarse en uno de estos grupos, y lo que han encontrado va más allá de lo imaginable: adultos que hacen pedidos específicos de menores y, aún más perturbador, padres que ofrecen a sus propios hijos para ser violados, grabados y comercializados en la red. Un negocio criminal tan atroz como invisible para la mayoría.
Lo más aterrador de estas redes es su capacidad de camuflaje en plena sociedad. Muchos de los implicados llevan una vida aparentemente normal: son vecinos, trabajadores, personas sin antecedentes que esconden una doble vida atroz en la Internet profunda. Este ecosistema virtual, sin ley ni vigilancia efectiva, ha permitido que los abusos se perpetúen a través de foros y canales de mensajería encriptada. Los reporteros de 'El Programa de Ana Rosa' han comprobado cómo estas plataformas albergan lo más extremo de la perversión humana: desde el intercambio de vídeos de abusos hasta padres grabándose violando a sus propios hijos y ofreciéndolos como “material” al resto de usuarios. Ya no se trata solo de agresores aislados, sino de redes estructuradas, capaces de conectar a pedófilos de distintos países y culturas. Las víctimas, en muchos casos, ni siquiera tienen familiares que sospechen del horror que viven.
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