Estreno

"Querer" no siempre es poder

Movistar Plus+ acaba de estrenar esta serie dirigida por Alauda Ruiz de Azúa con una premisa sorprendente que en cuatro capítulos traza una radiografía de cuestiones que llevan tiempo silenciadas en la sociedad

Querer
Nagore Aramburu se ha hecho con un personaje a base de contenciónMovistar+

Una pareja de jóvenes haciendo el amor en la incomodidad de un dormitorio podría ser el comienzo de una gran historia de amor. Pero también el comienzo de un viaje largo y tormentoso. Eso lo tendrá que decidir el espectador. Así lo ha decidido la creadora y directora de «Querer», la nueva serie que acaba de estrenar en Movistar Plus+, Alauda Ruiz de Azúa, ganadora del Premio Goya por «Cinco lobitos». En cuatro intensos y poco delicados capítulos intentan cumplirse dos premisas: hablar del consentimiento en el entorno de un matrimonio y que haya una denuncia en el fondo de la cuestión. Todo para revolvernos en nuestros sillones viendo la serie creada por Kowalski Films y Feelgood Media.

Ganar y perder

La trama nos acerca a la vida de Miren (Nagore Aranburu), que ya al principio de la serie nos sienta en una comisaría de Policía para, tras 30 años de matrimonio y dos hijos en común con Íñigo (Pedro Casablanc), abandonar el domicilio conyugal y denunciar a su marido por violación continuada. Este solo es el principio de un carrusel de emociones, situaciones embarazosas y violentas que nos llevan por el viaje de toda la familia por esta senda de soledad, decepción y traiciones. Junto a ellos el juicio social y penal que supone la exposición de la ropa sucia que debía lavarse en casa en un pasado demasiado reciente de la historia de España. La serie se presentó en el reciente Festival de Cine de San Sebastián y durante las entrevistas Ruiz de Azúa explicó que en esta ocasión «Querer» significa el concepto del amor, pero también en su acepción de lo que alguien desea. Y que bajo esta misma palabra se engloba el sentimiento más bonito del mundo, pero también sirve de escudo para ocultar vergonzosos comportamientos que incomodan. La serie se divide en cuatro episodios, cada uno con su propio título: «Querer», «Mentir», «Juzgar», «Perder». Todos ellos describen la óptica sobre la que se asienta cada episodio que discurre en un periodo de varios años y se centra en la visión de sus cuatro protagonistas y su entorno. La serie juega sin la trampa de flashbacks que puedan darle pistas a los espectadores, que en este caso deben ponerse en el lugar de los protagonistas y también en el del juez. Miren es una mujer destrozada que se casó muy pronto e hizo de la contención su mantra, ocultando años de abusos que tras ser consciente de ellos, saca a la luz para sanarse, sin ser del todo consciente de la soledad, aislamiento y crítica le provocará. Aranburu es un torrente de emociones contenida en un cuerpo frágil y pequeño, pero que no dará un paso atrás dando una lección de interpretación. Tendrá que enfrentarse con cómo se tome cada persona la crisis familiar y a cientos de preguntas que también resonarán en la mente del espectador. ¿Está loca? ¿Por qué no lo denunció antes? Perderá amigos, nietos y a algún hijo, pero ganará momentos para volver a fumar.

Al otro lado del río su marido (Casablanc), que permanece incrédulo a todo lo que sucede, quitándole hierro primero, pero ganando adeptos hasta ser apoyado con frases como «¿tendríamos que encerrar a todos los hombres de 60 años?». Intentará atraer a su causa a sus dos hijos, al igual que a su mujer, a la que intentará de nuevo traer a su lado. Las escenas de ambos pasan del thriller al suspense de infarto. En el medio los dos hijos, el mayor, Aitor (Miguel Bernardeau), casado y con un hijo, y que tendrá un arco profundo que marcará su vida cuestionándose su herencia; y el pequeño, Jon, interpretado por Iván Pellicer, más integrado con sus sensibilidades, y para el que supondrá una revolución en la que tendrá que elegir qué pensar. Todas las interpretaciones se cuelan rápidamente hasta desaparecer, como el que observa impasible algo que está pasando delante de sus narices. La atmósfera del Bilbao más gris ayuda a sentarse y levantarse con cada personaje. Muchas escenas resultan tan asépticas que consiguen turbar, mientras la cabeza se cuestiona todo el tiempo lo que pasa en pantalla. Alauda, junto a Eduard Sola y Júlia de Paz, han escrito un guion que pone los pelos de punta. Que indigna tanto como a otros les resultará exagerada o ridícula. Pero el simple hecho de que se lo cuestionen ya es uno de los triunfos que la realidad le quitará a la protagonista. Les digo ya que es una de las series del 2024 y que aunque tendrá un gran eco en prensa por el tema a tratar, será en el boca a boca y en las conversaciones entre amigos donde hablar de «Querer» ocupará el mismo espacio que hace 30 años ocupaba el silencio de, seguro, muchísimas mujeres. Aquellas que apostaron todo por «Querer», para luego no poder.