Estreno

El esperado «Berlín» ("La casa de papel") ha vuelto dispuesto a todo

Una de las series de Netflix más esperada de los últimos tiempos, la secuela de «La Casa de Papel» cambia de registro a su personaje más enigmático y acierta plenamente

«Berlín» ha vuelto dispuesto a todo
«Berlín» ha vuelto dispuesto a todoNetflix

Este 29 de diciembre, por fin los fanáticos de «La Casa de Papel» tendrán la oportunidad de sumergirse en el esperado spin-off «Berlín», que promete explorar nuevas dimensiones del universo criminal que conquistó a la audiencia de todo el mundo. Pedro Alonso, el actor detrás del enigmático Berlín, compartió con LA RAZÓN su perspectiva sobre el personaje: «Es curioso, hace 20 años los héroes eran gente decente, pero el antihéroe lleva arrasando desde entonces. Aunque para mí, lo más fascinante y divertido es que con un personaje tan denso y tan turbio como este, el viaje haya sido a la inversa. Estamos yendo a la contra de la lógica de las cosas». Alonso reconoce la complejidad del personaje y la necesidad de aclarar que es un «impresentable», un individuo absolutamente cuestionable con una sombra del tamaño de un piano y con el que el propio actor no se atrevería a tomar una copa.

«Berlín» no se limita a ser una simple precuela centrada en un robo de 44 millones de euros en joyas. Más allá de la acción, la serie se sumerge en los entresijos personales de una banda polifacética, cada miembro con un pasado y un presente intrincado que los une en una familia muy disfuncional, pero familia al fin y al cabo. Los enfrentamientos, la complicidad, la traición y la tensión sexual definen esta peculiar dinámica y aunque el robo parece resolverse rápidamente en la primera mitad de la temporada, imprevisibles giros mantienen y aumentan la tensión a medida que la historia avanza.

Entre el amor y el peligro

En este intrigante mundo de «Berlín», la línea entre el amor y el peligro se desdibuja, llevando a los protagonistas al borde literal del abismo emocional. Pedro Alonso, quien resucita su papel como ladrón de guante blanco, se sumerge en las complicaciones emocionales de su personaje, explorando cómo el amor puede convertirse en una fuerza tan poderosa como el robo meticulosamente calculado que da forma a la trama.

La continuidad temporal entre «Berlín» y su predecesora, «La Casa de Papel», se revela como un fascinante viaje a través del tiempo. Compartiendo planteamiento, nudo e incluso desenlace, la historia se sitúa en un periodo que sugiere ser alrededor de 2010 o 2012, donde elementos contemporáneos como teléfonos y Spotify son pistas que guían al espectador. Además, la ausencia de proclamas contra el Estado marca una diferencia significativa, ya que los protagonistas ahora dirigen sus acciones contra los ricos, creando una nueva capa de complejidad ética.

Quiénes son los malos

Los dilemas morales, o la falta de ellos, se convierten en un tema destacado en «Berlín». La pregunta de quiénes son los «malos» entre la policía y los criminales plantea un enigma moral que se mantiene sin resolver. La serie se presenta como un producto de entretenimiento de Netflix, donde la ausencia de peso ético facilita el disfrute y el maratón, encapsulando el estilo distintivo de la plataforma.

Dentro de la banda de «Berlín», las relaciones personales y profesionales se entrelazan en una danza compleja. A pesar de pseudónimos menos llamativos, los personajes no tienen una prohibición expresa para mezclar lo personal y lo profesional. Cruzar esa línea roja se convierte en la intención de los guionistas, subrayando la diversidad de los personajes y las inevitables interacciones románticas que se desarrollan entre ellos. De hecho, Michelle Jenner, que interpreta a Keila, también comentó a LA RAZÓN que: «para mi personaje resulta necesario relacionarse porque es torpe emocionalmente y siente ese deseo de pertenecer a algo, estar arropada. Me divertí muchísimo trabajando en este papel».

La trama de «Berlín» está llena de paradojas y giros inesperados. Aunque es un thriller disfrutable con una estética luminosa y cielos abiertos, la tensión está a la orden del día, sobre todo, la sexual. Por eso, las relaciones entre Roi y Cameron, Keila y Bruce, así como la de Berlín y Camille, se convierten en una trama en sí misma, tejiendo una red de complicaciones y desafíos para los protagonistas.

El punto culminante llega con el regreso de dos personajes queridos de «La Casa de Papel» en el tramo final de «Berlín». Las inspectoras Raquel Murillo y Alicia Sierra traen consigo una ola de nostalgia, recordando elementos característicos como el gusto de Sierra por las piruletas o el recogido de pelo de Murillo con un lápiz, que quedan como esos «Huevos de Pascua» de las grandes producciones de siempre, esas en las que «Berlín» apunta a instalarse desde este mismo viernes.