Bienvenidos a «The Continental»: como en casa

Que el universo de «John Wick es inconmensurable es una realidad. Las cuatro cintas que conforman la saga protagonizada por Keanu Reeves ha marcado un antes y un después en las películas de disparos y lucha y ha presentado a una colección de personajes interesantes del primero al último. Fruto de ese espíritu Prime Video acaba de estrenar «The Continental» miniserie de tres capítulos de 88 minutos sigue a un joven Winston Scott, el famoso gerente del hotel de los asesinos en Nueva York quien se ve arrastrado al infierno de la ciudad de los años 70 para enfrentarse a un pasado que creía haber dejado atrás. Winston traza una ruta mortal a través del misterioso submundo de las instalaciones en un angustioso intento de apoderarse del hotel en el que finalmente ocupará su trono.

Realmente solo faltaba enseñar la fachada de El Continental para convencer a los fans de las películas de John Wick. Aunque la esquina original se sitúa en el edificio Beaver (número 1 de Wall Street Court), en la serie tenemos una recreación anterior que se creó ex profeso en los estudios Korda de Budapest. Tampoco, de momento, parece el actor original Ian McShane, y su versión más joven corre a cargo del actor Colin Woodell. Pero nade eso parece crear una verdadera vinculación con el mundo de Wick. La serie recrea un Nueva York oscuro e inhóspito donde están colocando sus piezas muchos jugadores distintos y donde destaca el gerente actual de El Continental, Cormac (Mel Gibson), despiadado y guardián de un importante tesoro para la omnipresente alta mesa. Está claro que el fichaje de Gibson obedece al caché de estrella, pero podría haberlo interpretado cualquier otro actor. En el primer episodio hay palizas y sexo en casa esquina de un sucio Nueva York que incluso te obliga a subir el brillo de tu dispositivo si quieres enterarte de algo. La historia presenta la vida de Winston incluyendo su infancia junto a su hermano Frankie (Ben Robson), igual de estafador, pero con más debilidad por las armas y meterse en problemas serios. Por el metraje van desfilando una serie de personajes que pretenden atar al espectador a una historia que puede resultar lenta de ver y que a veces se pierde, incluso con los guiños a las películas. La búsqueda del hermano pródigo enmarcará por completo el primer episodio y permite presentar a los personajes principales como el viejo Caronte (el recepcionista genialmente interpretado en las películas por Lance Reddick y que falleció en marzo de 2023), y que en la serie lleva con maestría el actor Ayomide Adegun. También Charlie (Peter Greene) y su equipo de «limpieza», que tanto protagonismo adquieren en las películas por unas cuantas monedas de oro. Habrá también presencia de la alta mesa con una misteriosa magistrada y la antecesora en la recepción con Sallay Garnett. Uno a uno irán sumándose a la banda de Winston, que claramente pretende hacerse con el control total de El Continental arrasando con Cormac y todos los suyos. Se unen a él la ex pareja de Frankie, Yen (Nhung Kate) y a los hermanos traficantes de armas Lou (Jessica Allain) y Miles (Hubert Point-Du Jour).

Los valores seguros de «The Continental» radican en su ambiente semi pulp con un diseño de producción muy cuidado para centrar la época y música soul y disco que mantendrán el tipo. Para los fanáticos siempre hubiera sido más deseable una retrospectiva que permitiera saber más de la alta mesa, o de la fundación del hotel de Nueva York, toda una institución en el mundo de John Wick. Estas líneas argumentales siempre pueden considerarse para futuras temporadas, incluso mejorar el perfil de algunos protagonistas, ya que la serie presenta algunos, pero ninguno destaca. Cada viernes una nueva entrega hasta completar las tres que forman esta primera temporada que salva los muebles por su parecido con las películas, pero que sin John Wick deberá buscar su propio camino para que todos, seguidores de la franquicia o no, se sientan a gusto entre las paredes del hotel de asesinos y traidores. Esperemos que la nueva gerencia le de un lavado de cara a un hotel donde no merece la pena quedarse.