Tigres, leones

Las dos caras de Ángel Cristo se asoman a 'Una vida Bárbara'

El tercer capítulo de la serie documental de Atresmedia sobre Bárbara Rey se centra en su tormentosa relación con el famoso domador circense

Las dos caras de Ángel Cristo se asoman a 'Una vida bárbara'
Las dos caras de Ángel Cristo se asoman a 'Una vida bárbara'Atresmedia

El tercer episodio de 'Una vida Bárbara', la serie documental de Atresmedia sobre las vivencias de Bárbara Rey, emitido la noche del miércoles en Antena 3, se enfoca en la relación tormentosa entre la actriz y el domador de tigres y leones Ángel Cristo.

Si en la anterior entrega es el affaire entre la vedette y el Rey Juan Carlos I el que protagoniza el relato, en esta ocasión el ahora emérito queda relegado a figura testimonial por mor de la aparición de otros hombres en la vida de Bárbara. Así, esta narra en primera persona cómo conoció al torero Paquirri, "que seguía enamorado de su mujer, Carmina Ordóñez", pero que tenía "unos ojos que eran la leche".

Precisamente fue un encuentro fortuito con el diestro lo que propició que Ángel Cristo pegase por primera vez a Barbara Rey, según testimonio de esta. Los celos y los complejos fueron los que, a juicio de la propia protagonista y de sus amigosChelo García-Cortés y José Manuel Parada, hicieron que el empresario circense se perdiera, y acabara su vida echo una piltrafa, drogado y alcoholizado.

Una relación, la de Cristo y Rey, que se inició de súbito. Fue un enamoramiento repentino, como describe con otras palabras la actriz, que acabó en boda (en la pista del circo como improvisado altar) muy pronto. Una unión de la que al poco tiempo Bárbara se arrepentiría. De hecho, ya, desde la noche de bodas ella notó un comportamiento extraño en Ángel Cristo, quejoso con todo. Hasta entonces se sentía "enamorada hasta las trancas" del onubense, al que consideraba el hombre de su vida.

Bárbara Rey renunció a su carrera en el mundo del espectáculo para seguir a su esposo allá donde fuera su circo. Llegó incluso a formar parte del show circense haciendo un número con elefantes. Pero si en lo profesional la murciana consiguió adaptarse bien que mal a las circunstancias, en lo conyugal pasaba por un calvario de insultos, agresiones y violaciones, como relata ella misma en la serie documental. Las drogas ya empezaban a domar el lado bueno de Ángel Cristo y a desmelenar su demonio interior, el depredador que había en él.

Y llegaron los niños: Ángel y Sofia Cristo, quienes desde pequeñitos tomaron partido evidente por su madre, sin desechar el cariño por su padre. Ambos hermanos, fruto de la unión Cristo-Rey, dan su testimonio, en consonancia con el de su madre pero con menos dramatismo, en el tercer capítulo de 'Una vida Bárbara'.

Con la llegada de la década de los 90, el matrimonio decide poner punto y final con el divorcio (Ángel había tenido no pocas amantes durante su unión), lo que no acaba con el maltrato sistemático y la humillación constante de él hacia ella: "puta" es lo más suave que le dice. La vida de ella toma visos de reconducirse participando en obras de teatro y contando con la custodia de sus descendientes; mientras que la de él se va yendo por el sumidero de la vergüenza, el asco y la pena.

En los dos mil, con un domador que es ya un caricato de lo que fue, recibe la redención tanto de su exmujer como de sus hijos. Su fallecimiento prematuro en 2010, fruto de su malísima vida, es llorado por la que fuese su familia nuclear, que prefiere no guardar rencor y quedarse con la cara positiva del que fue marido y padre: "ese hombre valiente y sensible" en palabras de Bárbara Rey.