Estreno

"Los Enviados": De los asuntos entre el cielo y la tierra

SkyShowtime acaba de estrenar la 2ª temporada de «Los Enviados» con Miguel Ángel Silvestre y Luis Gerardo Méndez

Miguel Ángel Silvestre y Luis Gerardo Méndez, duermen juntos pero no revueltos
Miguel Ángel Silvestre y Luis Gerardo Méndez, duermen juntos pero no revueltosSkyShowtime

Hay un regusto culpable en ver a los padres Simón Antequera (Miguel Ángel Silvestre) y Pedro Salinas (Luis Gerardo Méndez) buscar sucesos que pueden esconder un milagro, pero ser realmente una farsa o un negocio. Recuerdo la primera vez que conocí al funcionario del Vaticano de la Congregación para las Causas de los Santos en la primera temporada de «Los Enviados» de SkyShowtime. Me impactó la naturalidad con la que un sacerdote, de carrera abogado, podía aportar tanta serenidad al rechazar un milagro por pura botánica, y eso solo era el comienzo de la socarronería de la serie cuyo showrunner, productor y director coinciden en la persona del ganador de un Oscar por «El secreto de sus ojos», JoséCampanella. Ahora, la plataforma acaba de estrenar los cuatro primeros episodios de la segunda entrega que nos muestra nuevas aventuras de nuestros hombres santos (no tanto) favoritos.

En la primera entrega había algo más trascendental que las sorpresivas resurrecciones de feligreses en un pueblo de México, dejado de la mano de Dios, pero no tanto de algunos miembros de la Iglesia. La trama de misterio y sospechas ocultaba una crisis en los altos estamentos del clero. En la segunda temporada de «Los Enviados», los sacerdotes Pedro Salinas (Luis Gerardo Méndez) y Simón Antequera (Miguel Ángel Silvestre) se desplazan hasta Porto da Lúa, un pequeño pueblo pesquero de Galicia, para determinar la veracidad de un nuevo milagro. El encargo lo hace el mismísimo arzobispo de la Catedral de Santiago de Compostela, Martín Cañola (Pepón Nieto), mentor del padre Antequera. En el convento del pueblo, en el que viven tres monjas ciegas, una de ellas, la hermana Corina, ha tenido una visión reveladora: Xiana, una niña desaparecida poco después de su nacimiento, hace 18 años, vive y goza de buena salud en un pueblo de Canadá. Tras la intervención de los gobiernos de España y Canadá, se corrobora que la niña se encuentra allí y casi dos décadas después de su secuestro, la joven regresa a conocer a sus padres y sus verdaderos orígenes. Hasta allí llegarán estos dos peculiares investigadores para tratar de dar algo de cordura al suceso. Recuperarán, para gusto del espectador, sus curiosos interrogatorios y también esa línea invisible que los separa, escudándose en distinto concepto de cualquier aspecto de la religión. Pero en su camino (qué mala suerte, otra vez) se cruza un misterioso y horrendo asesinato, que no podrán dejar de investigar, poniéndose de nuevo con asuntos entre el cielo y la tierra.

Entre los protagonistas destaca Etura con su papel de la alcaldesa, Pilar, una mujer con profundas raíces en el pueblo, pero que encuentra trabas de todos los colores y signos para intentar hacer de la localidad un destino turístico. Y por supuesto el trabajo de las tres hermanas monjas, Susi Sánchez (hermana Franca), Cristina Marcos (hermana Corina), y Charo Zapardiel (hermana Anabel), que no solo guardan un secreto entre ellas, si no que cada una encierra sus propias motivaciones. Gracias al éxito de la iniciativa en la primera temporada, el guion de esta segunda entrega le ha dado más relevancia al papel de la hermana Emilia (Assira Abbate), que actúa como guía espiritual de los dos sacerdotes cuando se pierden en su camino de fe. Al mismo tiempo es la llave que consigue todo tipo de información, y un personaje muy gracioso cuyo límite es convertirse en la primera mujer Papa de Roma. Completan el reparto Marta Etura, Cristina Marcos, Luis Iglesia, Ricardo de Barreiro, Carlos Olalla, Isabel Naveira, Miquel Insúa, Guillermo Carbajo y Francis Lorenzo, entre otros.

Evidentemente hay que hacer un inciso para destacar el papel de los protagonistas. El actor mexicano le ha cogido perfectamente el punto a su tipo de sacerdote. Sus caras son todo un repaso a la falta de razón de su compañero y nos encanta ver cómo duda antes de pecar contra la ley o (un poquito) contra Dios. La evolución del personaje es un lujo capítulo a capítulo. En el otro extremo, pero pegadito a la hora de dormir, está el padre Simón Antequera que, como sabemos desde la primera entrega, tiene una manera muy particular de vivir la religiosidad, hasta hacer dudar a su círculo sobre su vocación. Pero el sacerdote que ha creado Silvestre es sarcástico, bonachón, buen comedor, chulito, madrileño y socarrón. Hay diálogos en esta segunda temporada que acercan la carcajada a las lágrimas. Podríamos vivir de una temporada anual de esta serie producida por Paramount Television International Studios en asociación con 100 Bares y Portocabo.

La ficción de Campanella tiene los ingredientes perfectamente equilibrados para que el espectador entre de lleno en su juego de sospechas y culpables. Durante ocho nuevos capítulos disfrutaremos de sustos, incidentes, sangre, Dios y el Diablo, thriller, traición y comedia. Todo sin moverse del sofá.

Galicia, destino de película (y de series de TV)

El rodaje de la segunda tanda de capítulos de esta ficción se rodó en municipios gallegos como A Guarda, Forcarei, Nigrán, Tui, Oia, Pontevedra y Santiago. En Tui, por ejemplo, a Praza da Inmaculada fue el mejor plató de ficción con ambientación especial que convirtió los quioscos habituales en bares y los antiguos juzgados en un cuartel de la Guardia Civil. También hay que destacar los planos en el Monasterio de Oia y en la Plaza del Obradoiro en Santiago de Compostela, que dan una idea del alcance de la producción.