Entrevista

Joaquín Reyes, Ernesto Sevilla y Miguel Esteban: «La animación no solo te da más libertad, sino que también te la exige»

HBOMax apuesta por la animación española de la mano de los cómicos que alumbraron «La hora chanante» y «Muchachada Nui»

Joaquín Reyes, Ernesto Sevilla y Miguel Esteban
Joaquín Reyes, Ernesto Sevilla y Miguel EstebanHBO Max

Han pasado ya veinte años desde que, desde la televisión de pago como reducto para lo original en nuestro país, Joaquín Reyes y Ernesto Sevilla lideraran a la generación «chanante», la misma que nos ha regalado a Julián López para el cine, a Carlos Areces para la música o a Raúl Cimas para lo que sea en lo que esté haciendo reír. Con su desembarco para las masas, allá por 2007 con «Muchachada Nui», se les sumó el guionista Miguel Esteban, nombre propio de nuestra ficción gracias a series como «Nasdrovia» o «El fin de la comedia». Y así, con dos décadas de cocina y varios conatos de revuelta, este año hemos visto por fin «Pobre diablo», en la que los tres han trabajado para HBOMax en lo que parece, por fin, la primera apuesta seria para la animación adulta en España. Sobre lo apocalíptico de dibujar al Anticristo como un joven amoroso, o el camino hasta trabajar con la casa de «Los Soprano», Reyes, Sevilla y Esteban responden «síberets» y «picuetos» en LA RAZÓN.

¿Cómo nace el proyecto «Pobre Diablo»? Hace años que veníais pidiendo sitio...

Joaquín Reyes: La respuesta tiene poca poesía. Siempre habíamos querido hacer una serie de animación para adultos. Soñábamos con eso, pero siempre había sido difícil de concretar, hasta que David Troncoso, de Buendía Estudios, nos puso a trabajar en esa dirección. Luego llegó HBO y cuando nos quisimos dar cuenta, ya estaba en marcha todo.

¿Qué libertad os aporta la animación por sobre la acción real? Más allá del presupuesto.

MiguelEsteban: La animación no solo te permite esa libertad, sino que también te la exige. Ese nivel de locura y de violencia entra en su propio código para despertar interés. Todo es más fácil de aceptar.

Aquí uno encuentra desde «La semilla del diablo» hasta «Rick y Morty» ¿Cuáles fueron los referentes para darle forma?

J. R.: Por supuesto, los que has dicho, pero también otros contemporáneos en cuanto a animación para adultos. Vivimos tiempos brillantes, y da la sensación de que lo más original y lo más arriesgado se está haciendo en animación.

Veinte años después de «La hora chanante», ahora trabajais con la gente que en ese entonces pagaba «Los Soprano». ¿Cómo valoráis ese camino?

Ernesto Sevilla: Es un camino de mucha suerte. Empezamos a trabajar hace veinte años y no hemos parado. Nunca nos hemos querido acomodar como cómicos, siempre buscando formatos distintos.

En la serie no hay miedo a los jardines. De hecho, os reís de los «incels», un colectivo que en España no se ha tocado mucho...

M.E.: Desde que decidimos que el personaje iba a ser el Anticristo, la historia nos fue conduciendo hacia todas las cosas malas de la sociedad actual. Queríamos que nuestro protagonista se viera superado por lo horrible de nuestro mundo y dejarían en nada al Anticristo. Y es un tema poco trillado en España, porque fíjate que igual lo escribimos hace más de dos años y sigue sin explorarse. Los «incels» no dejan de aunar muchas cosas de nuestro contexto de manera icónica, desde el machismo y las nuevas masculinidades hasta el ascenso de la ultraderecha.

La música siempre ha estado presente en vuestros trabajos. De hecho, no hay semana que uno no pueda tararear el «opening» de «Maricón y tontico». ¿Era importante aquí también?

J.R.: Muchas gracias, ahora la canción no va a salir de nuestra cabeza tampoco. La música nos ha complicado la vida para bien, porque nos encantan los musicales. Y más que en una herramienta, aquí las canciones se han convertido en un valor. No podíamos quedarnos a medias. Así que hemos vuelto a trabajar con Enrique Borrajeros, que fue responsable de la música original de «La hora chanante» y «Muchachada Nui».

En el doblaje, hay dos fichajes por los que os tengo que preguntar. Primero, Verónica Forqué, en el que será uno de sus últimos papeles. Y luego, el caos de Ignatius Farray. ¿Cómo se mide ese contraste?

M.E: Hemos trabajado muchísimo con Ignatius y somos muy fans. Toda su locura era bienvenida. Además, ayudó que su trabajo fuera de creación, sin la animación hecha aún, para interrumpirse, para pisarse, para que el diálogo estuviera vivo. Se pareció mucho más a un trabajo de acción real que a uno de doblaje.

E.S.: Ninguno estuvo solo nunca en una cabina. En la mayoría de secuencias estábamos juntos un monton de actores, de manera orgánica, teatral.

J.R.: Verónica fue un regalo. Miguel ya había contado con ella en «El fin de la comedia» y trabajó con nosotros en «Capítulo 0». La adorábamos. Y, a pesar de su carrera, siempre estuvo entusiasmada con su personaje, porque lo escribimos pensando en ella. Con lo que grabó le pudimos dar importancia en los últimos capítulos, pero iba a tener más peso. Fue una tragedia.

Después de exponeros a todo lo malo de la sociedad, ¿estáis más a favor o más en contra del verdadero Apocalipsis?

J.R.: Si nos lo avisan y nos dejan un finde, por mí podemos ponerle punto y final al mundo. Ya hemos hecho prácticamente todo, la verdad.

E.S.: Por mí lo dejamos cuando queráis, pero mejor que sea porque vengan los ovnis. Ya que nos ponemos, nos ponemos bien.

J.R.: Mira, sí. Sería un buen «chimpún» para la Humanidad.

¿Por delante del éxito del año?

►Nada más estrenarse, el pasado mes de febrero, «Pobre Diablo» fue capaz de colocarse hasta diez días por encima de «The Last of Us», según la estadística pública de visionados de HBOMax en nuestro país. Con la semana del fervor llegando a su fin, es un gran momento para conocer a Stan.