Entrevista

Luis Zahera: "Antón de 'Animal' tiene cosas del Xan de ‘As Bestas’, pero mirado desde la comedia

Luis Zahera y Lucía Caraballo dan vida a dos veterinarios, tío y sobrina, en 'Animal', que se ha convertido en uno de los grandes éxitos otoñales de Netflix

Luis Zahera y Lucía Caraballo en un capítulo de 'Animal'
Luis Zahera y Lucía Caraballo en un capítulo de 'Animal'Netflix

El estreno de «Animal» ha sido una de las sorpresas más gratas de Netflix este otoño. La serie, creada por Víctor García León, se disparó pronto a un Top 1 del que aún no se ha bajado, todo con la comedia como ingrediente principal y con dos actores protagonistas de dulce: Luis Zahera y Lucía Caraballo, con los que hemos podido charlar.

Aunque sus personajes en la serie tienen mucho contraste, sacan mucho el uno del otro. ¿Qué creen que aprende Antón de Uxía y viceversa?

Lucía: Se enriquecen mucho. En el fondo, tienen bastante en común —como el amor a los animales—, pero Uxía es alguien que se toma todos los problemas de sus clientes como algo súper profundo a lo que darle la máxima importancia. Cuando Antón entra en su vida, le descoloca todo eso, porque verle trabajar en su «hábitat», en el mundo rural, con un trato tan profesional —aunque no esté exento de amor— le hace plantearse cosas que tenía muy asentadas como verdades.
Luis: Yo creo que Antón aprende que hay otro mundo, uno nuevo, y que el suyo se acaba. Llega con esta idea de que todos los demás son imbéciles, que el listo es él, y aprende que no es así, que nadie es imbécil y que hay que convivir con todo —con la sonrisita, con ese «plástico» que hace todo tan artificial, etc.—. Es algo que todos deberíamos aprender. Hay que evolucionar en la vida, y eso es lo maravilloso de la serie: que Uxía aprende conmigo y yo aprendo de ella.

«Animal» enfrenta mucho la cultura del aguante, del estoicismo ante todo, con la de los cuidados y el apoyo. ¿Creen que es un debate actual?

Luis: Yo soy muy pesimista, y creo que el mundo actual es muy individualista. Todo va a una velocidad tremenda, y en eso me identifico con Antón. Vengo de un mundo distinto, de cuando solo había la primera y la segunda cadena de televisión; ahora hay miles de canales, miles de noticias, y ya no sabes ni qué es real, con los móviles y todo lo demás. Pero como dicen los arquitectos, construyes un edificio y ese edificio tapa a otro: así es la vida. Y con eso me quedo de la serie, con la idea de que todos tenemos que remar juntos, aunque nos cueste, y que ojalá fuéramos un poco menos individualistas y más grupo.
Lucía: Estoy totalmente de acuerdo con que somos una sociedad individualista, y eso da un poco de miedo. Estamos muy centrados en nuestros propios límites y bienestar, y a veces se nos olvida mirar al otro, a la sociedad como conjunto. Aun así, creo que hay algo muy positivo en este movimiento hacia el autocuidado y en normalizar pedir ayuda, ir a terapia, hablar de lo que nos pasa. Siempre lo recomiendo.

Siendo comedia, ¿hasta qué punto les ha dejado Víctor García León improvisar?

Luis: Somos fanáticos de Víctor García León. Es un creador increíble. Nos dio muchísima libertad a Lucía y a mí; es alguien que se nota que ha mamado el cine desde pequeño, y tiene un toque especial dirigiendo, algo muy propio. Yo ya le he dicho que cuando monte una secta, seremos sus apóstoles. Además, cuando arrancas una serie, siempre tienes ganas de ponerle tu tono, tu toque personal, porque es donde hay que sembrar. Luego ya, si llega una segunda temporada —que ojalá—, vas más cómodo, más suelto, y te dejas guiar más.
Lucía: Totalmente, somos sus devotos. Víctor nos daba muchísima libertad para improvisar, pero al mismo tiempo nos guiaba mucho, y eso es el equilibrio perfecto: podías lanzarte, pero sabías hacia dónde, y eso daba mucha seguridad. El guion era tan bueno que también apetecía seguirlo, así que se combinó muy bien la espontaneidad con el texto original.

Luis, viendo la serie, pensaba en su Xan de «As Bestas». ¿Cree que, siendo tan distintos, tienen cosas en común?

Luis: Sí, estoy completamente de acuerdo. Es verdad que Antón se siente amenazado. No es tan «resolutivo» (risas) como el otro personaje, aunque lo intenta. Me parece una observación acertada porque sí, tiene su parte de «bestia» dentro, pero siempre desde la comedia, que es mucho más amable.

Lucía, su personaje representa la lucha contra ese pesimismo del que hablaba Luis. ¿Cree que es algo importante hoy en día?

Lucía: Yo creo muchísimo en la bondad y en la luminosidad, en tener una actitud positiva ante la vida y los conflictos. Esto no te impide ver los problemas ni cómo está el mundo, pero sí te mantiene con la esperanza de que todo recupere la cordura. Es algo que me aplico a mí misma y que he querido regalarle a Uxía. En esta primera temporada hemos puesto mucho de nosotros en los personajes, y me ha encantado darle eso a una chica tan lista como Uxía: que elija ser alegre, positiva y moverse desde ahí. Me parece muy bonito.