Crítica

'The Paper': Un spin off envuelto en papel de periódico

La nueva serie de SkyShowtime vuelve a reunir al equipo creativo de la mítica 'The Office', ahora centrado en la redacción de un diario local

El pobre Ned descubrirá rápido que con su equipo va a ser difícil ponerse a hacer periodismo de rigor
El pobre Ned descubrirá rápido que con su equipo va a ser difícil ponerse a hacer periodismo de rigorSkyShowtime

Hay zapatos más fáciles y más difíciles de llenar. Los de «The Office», la mítica sitcom estrenada en 2005 en formato falso documental, son más bien de los segundos. Originalmente creada en Reino Unido por Ricky Gervais y Stephen Merchant, la serie dio, tras dos temporadas, el salto a EEUU, de la mano de Greg Daniels. El salto fue mayúsculo, y «The Office» sigue siendo —doce años después de su final— una serie querida, reivindicada y revisionada por sus fans acérrimos, entre los que —caretas fuera— me encuentro yo.


Veinte años después de su lanzamiento, llega hoy a SkyShowtime «The Paper», el spin off «oficial» de la serie matriz, tras el que vuelve a estar Greg Daniels y parte del equipo creativo que nos trajo las aventuras de Dunder Mifflin. Digo oficial porque no es la primera vez que Daniels crea una serie con el aroma de «The Office»: en 2009, cuando ésta aún seguía en emisión, llegó «Parks and Recreation», también en formato falso documental y también, dicho sea de paso, altamente recomendable. Eso por no hablar, claro está, de todos los productos derivados de la serie de Daniels —o de Gervais, según se mire—, que han utilizado su estilo de humor con mejor o peor fortuna, como «Lo que hacemos en las sombras», «Colegio Abbott» o, yendo a lo patrio, «Paquita Salas».


En «The Paper», como su propio nombre indica, seguiremos en el terreno del papel. Si en Dunder Mifflin seguíamos el día a día de una empresa papelera, aquí nos adentraremos en la redacción del Toledo Truth Teller, un periódico en decadencia de Ohio, obligado a compartir oficina con una empresa de papel higiénico y totalmente entregado al clickbait, los artículos patrocinados y el periodismo digital basado en el SEO. Con la llegada de Ned Sampson (Domhnall Gleeson), un apasionado y vocacional periodista que viene a ocupar el puesto de editor jefe, el rumbo del TTT intentará cambiar, aunque este proceso sea mucho más lento, difícil y desesperante de lo que Ned podría esperar.


Aunque «The Paper» cambie de ubicación y protagonistas, la serie nunca reniega de la nostalgia ni del legado de su predecesora. Más allá de «rescatar» a Oscar —el sensato y superado contable de Dunder Mifflin, que repite papel con un rol tremendamente ingenioso—, la influencia de «The Office» se nota desde la intro, cuya canción es notablemente similar, aunque su concepto esté muy bien tirado, a ciertos pulsos, tramas y arquetipos de personajes. No hablamos de copia, pero sí de fórmula, de coger parte de lo que funcionaba y aplicarlo, con sus diferencias, a este nuevo ecosistema. El resultado no molesta, y si «The Paper» se resiente, especialmente en su primer tramo, no es por el exceso de guiños. Si «The Paper» tarda en arrancar es, primero, porque existe «The Office», y nada nos pilla por sorpresa, y segundo, porque a parte de sus personajes les falta algo de chispa. La serie se asienta sobre dos pilares: el ya citado Ned, que vendría a hacer de «corazón» inocente aunque un poco patético, y Esmeralda (Sabrina Impacciatore), un auténtico torbellino que sí recoge la estela de personajes disparados de la serie madre, y cuya exageración, barroquismo y espíritu casi adolescente pueden polarizar, pero yo he comprado absolutamente. Su relación es, con diferencia, lo mejor de la serie, y los dos grandes brotes verdes a los que «The Paper» se debe agarrar.


A su alrededor, apuntalando el núcleo de la redacción, tenemos una caterva de secundarios que, si bien pueden resultar simpáticos, no llegan a generar lo mismo que generaba una salida de tono de Creed, una declaración a cámara de Kevin o una reacción, solo con la mirada, de Stanley. No son malos personajes per se, pero están algo desdibujados al no tener una identidad aún muy definida, y el empeño de la serie en acelerar tramas y conflictos que en «The Office» se tomaban su tiempo no les termina de ayudar. Con todo y con eso, el buen fan de la serie ambientada en Dunder Mifflin sabe el desastre que fue su temporada piloto —a los puntos, inferior a esta de «The Paper»—, tras la cual, el tiempo y algunos cambios de guion acabaron dando la vuelta. Habrá que darle el mismo tiempo y paciencia a este spin off, antes de caer en estúpidas e injustas comparaciones, de madurar y encontrarse, porque lo cierto es que «The Paper» deja con la sensación, refrendada en su final de temporada, de tener mucho de lo que tirar para pasar de ser una serie simpática pero algo descafeinada. No dejemos que la idolatría nos ciegue.