
Estreno
"The People's Joker": El día que Batman perdió el control del guion
La película que Filmin estrena este viernes 15 de agosto es un viaje satírico que reinventa Gotham para contar una historia trans con audacia

En un territorio tan sobreexplotado como Gotham, resulta refrescante que alguien decida entrar por la puerta lateral, sin pedir permiso y sin alfombra roja. “The People’s Joker”, ópera prima de Vera Drew, aterriza en Filmin este viernes 15 de agosto como un cóctel de sátira, confesión y juego con las piezas de un tablero que parecía inamovible. Drew, que además dirige, coescribe y protagoniza, coloca su vida sobre un escenario disfrazado de universo DC, y lo hace con una honestidad tan desconcertante como su humor.
La película se mueve entre dos coordenadas muy claras: la autobiografía y la parodia. Desde una infancia en un Smallville menos idílico de lo que sugiere el nombre, pasando por una adolescencia marcada por un tratamiento forzado con Smylex, esa invención química que aquí se convierte en un retrato ácido de la represión, hasta la llegada a una Gotham donde la comedia es un bien controlado por las altas esferas. UCB Live, versión deformada de los grandes templos televisivos del humor, es el lugar al que Joker the Harlequin aspira a llegar, aunque el recibimiento no sea precisamente cálido.
En ese tropiezo inicial aparece Penguin, figura tan patosa como necesaria, que sirve de cómplice para abrir un club de anti-comedia. Allí se concentran marginados y villanos de distinto pelaje, unidos por la risa y por el hartazgo de un sistema que solo sabe poner etiquetas. Este espacio clandestino, a medio camino entre cabaret y asamblea, se convierte en el verdadero hogar de la protagonista, donde lo personal y lo colectivo se confunden sin pedir permiso a ningún canon.
La trama sentimental, lejos de edulcorarse, se muestra con todas sus asperezas. El romance T4T con Mr. J (transposición libre y mordaz de un viejo conocido de la mitología Batman) se mueve entre la atracción genuina y la toxicidad de manual, sin perder nunca la capacidad de hacer chistes sobre sí mismo. Drew opta por enseñarlo todo: los momentos tiernos, las discusiones, las contradicciones, y hasta una secuencia animada que mezcla intimidad física con ternura cómplice, escapando de lo gratuito.
Visualmente, “The People’s Joker” es un parque de atracciones de técnicas y estilos. Más de un centenar de artistas, en tres continentes, han aportado desde animación 2D y 3D hasta maquetas, matte paintings o títeres de aire interdimensional. La falta de uniformidad no es un defecto: es la declaración de que esta Gotham pertenece a muchas manos y muchas miradas. Cada cambio de textura visual es como pasar de una viñeta a otra en una colección heterogénea, y eso refuerza el espíritu coral de la obra.
Drew también juega a reinterpretar figuras icónicas. Ra’s al Ghul se convierte en maestro de comedia outsider; Poison Ivy aparece con un rediseño de género fluido; Bruce Wayne, lejos de la imagen de héroe, es un depredador mediático; y el propio Batman se dibuja como un símbolo del control cultural. Esta subversión es tan deliberada como el tono general: un pie en el homenaje, otro en la irreverencia.
Más allá de los guiños al fan, hay un pulso emocional que sostiene todo el metraje. La narración en primera persona, cargada de ironía y vulnerabilidad, convierte a Joker the Harlequin en algo más que un disfraz. Es la encarnación de un viaje de identidad que, aunque anclado en lo trans y lo queer, no necesita que el espectador comparta esas vivencias para entender la búsqueda de un lugar propio.
El estreno en Filmin abre la posibilidad de que esta película, nacida en la periferia del sistema, llegue a un público más amplio sin perder su naturaleza contestataria. Es cine hecho con las uñas, pero con la claridad de propósito que muchas superproducciones envidiarían. Y aunque a veces el caos se asome más de la cuenta, ese mismo desorden es parte de su encanto, como una carcajada que se cuela en medio de una función solemne.
“The People’s Joker” no pretende contentar a todos, y quizá por eso resulta tan necesaria. Es una obra que se atreve a reírse de lo que ama, a cuestionar lo que heredó y a compartir, sin filtros, la experiencia de quien decide escribir su propio guion en un mundo que insiste en darle uno prefabricado.
El pulso legal que dio alas a Drew sobre Warner
En 2022, Warner Bros. intentó frenar «The People’s Joker» en pleno Festival de Toronto con una carta por «preocupaciones de derechos». Vera Drew, sin medios para un litigio largo, retiró la cinta de inmediato. La reacción en redes fue explosiva y el hashtag #FreeThePeoplesJoker hizo ruido global. Tras meses de tensión, se resolvió como parodia protegida. Hoy, ese pulso legal forma parte del encanto con el que la película llega a Filmin.
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