Polémica
"Tolera el satanismo y es basura": la derecha suiza se opone a Eurovisión 2025 en el país
El Festival de la Canción anunciará en agosto cuál es la ciudad de Suiza que albergará el evento
Parece imposible no hablar de Eurovisión incluso fuera de fechas. Hace sólo unos meses que acabó el Festival de la Canción de 2024 que se celebró en Malmö y en la que todo salió mal hasta el punto que la Unión Europea de Radiodifusión (UER), organizadora del evento, ha tenido que reunirse y replantearse su estrategia para próximas ediciones. Además, hemos conocido más detalles de la pasada edición, como el disfraz de la representante israelí Eden Golan para poder moverse por la ciudad Sueca sin ser asaltada o agredida y evitar el control de seguridad de su país, y ahora conocemos que algunos partidos políticos de la derecha en Suiza, la próxima sede tras ganar su representante Nemo con el tema "The Code", se oponen firmemente a la celebración del evento en su país porque lo califican de "satánico" y de "basura".
Grupos conservadores del país amenazan con impedir que Suiza sea sede de Eurovisión el próximo año, tras afirmar que el concurso de canciones es un "evento de propaganda" y "manifiesta el satanismo y el ocultismo". Suiza obtuvo el derecho a albergar el mayor evento musical después de que el cantante Nemo triunfara en Suecia este año. Ciudades como Zurich, Berna, Ginebra y Basilea han solicitado la organización del espectáculo de cinco días.
"El Festival de la Canción de Eurovisión es un evento de propaganda. Un Estado que proporcione un escenario para semejante basura no mejorará su imagen, sino que simplemente mostrará su decadencia intelectual", afirmó el partido conservador Unión Democrática Federal de Suiza (UDF). El partido ha dicho que está preocupado por cómo Eurovisión "manifiesta o tolera el satanismo y el ocultismo". La cantante irlandesa BambieThug mostró símbolos satánicos en el escenario de la competencia de este año y levantó ampollas.
El UDF propone someter a votación popular si están de acuerdo con que el país sea sede, y votar las partidas presupuestarias que las ciudades y los cantones destinarán a la organización del festival, que calculan que tendrá un coste de 40 millones de francos. Insisten en que más allá de la promoción turística y cultura, organizar Eurovisión supone " una "pérdida de imagen" para el país anfitrión.
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