Acontecimiento
Morante paraliza El Puerto y llega a la antigua a la plaza: en un coche de caballos
Vestido con un traje inusual en su repertorio
Eran las ocho menos veinte cuando Morante llegaba a la plaza de toros de El Puerto de Santa María (Cádiz). La gente se agolpó para ver la entrada. Tampoco era normal, con un vestido poco usual en él, una azul cielo y oro, dejaba el coche de caballos en el que llegó con la cuadrilla principal.
Le costó llegar, entre coches y motos, y propios y extraños que se pararon ante el revuelo.
Ya había comenzado la cuenta atrás. Colas para entrar. La plaza a reventar. Y seis toros de Prieto de la Cal en los corrales, cinco jaboneros y uno negro, y toda la expectación del mundo a cuesta. Un acontecimiento.
Se caía cuando pisó el ruedo de El Puerto a pocos minutos de desvelar el gran secreto. Los seis toros del ganadero, los Veragua, que le complicarán la vida (o no) a Morante de la Puebla. El diestro ha tenido claro que la tauromaquia está en un momento tan clave que es necesario hacer apuestas distintas. Y lo ha hecho a lo grande tanto por la divisa que va a torear, muy alejada de las que afronta normalmente, como por hacerlo en solitario y con seis.
¿Cómo son los toros de Prieto de la Cal?
La ganadería cuenta con una antigüedad desde 1945, cuando el padre del actual propietario formó una vacada con reses de Veragua, que tiene procedencia de la casta vazqueña. Sin cruce ninguno, fiel a la idea de mantener esa pureza, se ha mantenido hasta ahora.
Para profundizar un poco, ese origen vazqueño se remonta a 1737, formada por Gregorio Vázquez. Forma parte de la historia que un siglo después es el rey Fernando VII quien a adquiere hasta que a mediados del siglo XIX llega a manos del afamado Duque de Veragua, que la consolida como una de las divisas más cotizadas de la época.
La evolución de la tauromaquia se encargó de arrinconarla después y prácticamente solo el romanticismo de sus propietarios la ha mantenido en pie estos años.
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