Sevilla

A «Histérico» le han cogido la matrícula

López Simón torea con la mano derecha al tercer toro de Fuente Ymbro
López Simón torea con la mano derecha al tercer toro de Fuente Ymbrolarazon

Varias tardes con tiempo de Valdemorillo o de Brihuega y por fin una yema de sol en La Maestranza. El ambiente cambia, la plaza coge temperatura y el zoco de la Puerta del Príncipe se anima con la venta de almohadillas y refrigerios. Entre el «sol y moscas» o el abrigo y el paraguas, casi que lo primero. Se notó ayer en la entrada que ya va empujando la semana de Farolillos. Sobre el papel, el de ayer no era un cartel de perder el «oremus» (Curro Díaz, David Mora y López Simón con toros de Fuente Ymbro), pero fue el mejor aforo después del Domingo de Resurreción. Casi tres cuartos de entrada, con el derbi Betis-Sevilla al fondo.

La corrida, sin embargo, funcionó. Al menos en cuanto a juego del ganado, que es el hilván que suele deshilacharse en las corridas. Los seis se movieron y, en mayor o menor medida, funcionaron cuatro toros. El ganadero, que no es precisamente la modestia en verso, habrá cantado las bondades del encierro. Y también habrá soltado algún lamento, con razón. Diferente hubiera sido el resultado si los toros de Ricardo Gallardo hubieran salido camino del desolladero con cuatro o cinco orejas menos.

Uno de esos astados es, hasta ahora, el toro de la feria: «Histérico». Le tocó en desgracia –Dios te libre de un toro bravo, decía Juan Belmonte- a López Simón. El «fuenteymbro» apuntó querencia a los adentros, igual que los dos anteriores, pero a partir de banderillas sacó la casta y dijo aquí Troya. Con picante, con transmisión, pronto en la embestida, con carbón. El pitón izquierdo todavía mejor que el superior derecho. Franco y largo viaje. No vi a Ricardo Gallardo, pero me imagino el azogue que debía llevar dentro del cuerpo. López Simón se perdió en los caminos de los arabescos y los jeribeques. Que no están mal, pero es género chico. Y con un toro grande, el género grande: cinco con la zocata y el de pecho. Y entonces sí que llega la histeria. López Simón quiso agradar poniéndose de hinojos, pasándoselo por la espalda, con el pase del tiovivo –circulares invertidos-, pero la música estaba en otra parte. A «Histérico» ya le han cogido la matrícula los señores del jurado.

A «Histérico» no le fue nada bien el nombre, ni a «Rebueno», el primero de Curro Díaz que rebañaba con peligro, tampoco. No sé si «Pelícano» era el más apropiado para el segundo, pero por el pitón derecho le planeó a Mora de lo lindo. Ni una oreja, ni una vuelta al ruedo... Al menos salió el sol.