Ganadería
Adolfo Martín: «Lo normal es que ese toro me hubiera matado»
Ganadero de toros de lidia
Se asomó al abismo de la muerte a los 65 años. Después de toda una vida en el campo, fue un toro de su ganadería el que estuvo a punto de quitársela. Tres cornadas. Gravísimas. Un helicóptero para trasladarle de la finca a un hospital de Badajoz y unas primeras noticias desalentadoras. Más de 20 días en la UCI fue parte del calvario de Adolfo Martín, y su hijo, que lo presenció todo. La semana pasada, el miércoles, después de más de dos meses, regresó a su finca en Extremadura. «Al toro no hay que maldecirle nunca; él cumple con su misión». Adolfo es consciente de que está estrenando vida: con quince kilos menos y la energía justa. «La recuperación es cuestión de tiempo, pero cada día avanzo un poquito, nunca voy para atrás. Estar vivo es un milagro y no tener secuelas, también».
–¿Cómo ocurrió la cogida? ¿Estaba desprevenido?
–Qué va. Estábamos embarcando unos toros para llevarlos al matadero. Y en la manga yo utilizaba una puerta como burladero. Un toro se quedó atrás y podía haberme quedado en la tronera, pero por ver si entraba, le abrí la puerta, vio dónde estaba y arremetió hasta quitármela de las manos. Me contaron que así fue hasta tres veces y una vez sin la puerta...
–Ahí ya fue presa fácil.
–En un rincón hizo lo que quiso conmigo, recuerdo que me lanzó para arriba varias veces.
–Fue su hijo quien le quitó el toro.
–Si no llega a ser por él y el mayoral no estaría aquí hablando. Mi hijo vio cómo el toro me partió la safena, y lo que sangraba. Y a ellos no les cogió de milagro. Lo que no sabíamos es que tenía otra cornada en la espalda que es la que me dijeron que era mortal de necesidad de haber profundizado un poquito más.
–¿Perdió el conocimiento?
–En ningún momento. Ni cuando llegó el helicóptero para trasladarme al hospital. Me acuerdo de la cara de angustia del camionero cuando llamó e insistía en que fuera un helicóptero que con una ambulancia «este hombre se muere».
– ¿Cuánto tardó en llegar?
–En unos siete o diez minutos el helicóptero estaba allí.
–El parte inicial fue muy grave.
–Me partió la clavícula izquierda, cinco costillas, la safena y la cornada de la espalda, de la que no éramos conscientes.
–Y fue un trago para su hijo.
–Ha tenido que tirar unos zapatos llenos de sangre y cuando me meten en el helicóptero, él se va a Badajoz en coche. 150 kilómetros. Cuando llegan le dicen que no tiene solución, que con 65 años y la cornada de la espalda... Lo normal es que me hubiera matado.
–¿Y cómo ha vivido, entonces, ese regreso a la finca?
–Lo que más me ha impresionado es ver la casa como la dejé. Yo vivía allí. Se ha cerrado y no se ha tocado nada. Tengo la sensación de haber resucitado. Estaba hasta la botella de agua que bebo por las noches.
–Siempre se dice que el toro en el campo es tranquilo.
–Pero no se le puede perder el respeto nunca. El toro está tranquilo, pero se enfada y en menos de un minuto te ha matado. Un toro no pregunta, lo paga con el primero que llega. Y además cuando entra en juego el manejo del toro el peligro se multiplica.
–¿Ha llegado la crisis a la ganadería de Adolfo Martín?
–La crisis ha llegado a todos los sitios y el que diga que no es un embustero. El coste de los piensos se ha multiplicado por dos y el número de festejos ha disminuido mucho, y más que lo hará en la próxima temporada.
–Y de ahí que haya que reducir la ganadería y también llevar toros al matadero.
–Sí. A otro le daría vergüenza pero yo lo digo, los llevo al matadero porque si el mercado se está hundiendo y las ofertas no son lógicas, prefiero llevar los toros al matadero que darles salida en un pueblo por la mitad de lo que me ha costado criarlos. Y también estoy cortando la ganadería, era muy larga y ahora el mercado es otro. He quitado más de 100 vacas.
–¿Qué tal le ha ido la temporada pasada?
–He lidiado poco, pero creo que han salido toros importantes.
–¿Y para el año que viene?
–Son tiempos difíciles. Hay que hacer algo para ayudar a la Fiesta. Las cosas así van a peor. Pero la ilusión la tengo intacta, y también eso es importante.
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