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Álvaro Núñez del Cuvillo: «Buscamos un toro que haga protagonista al torero»

Álvaro Núñez del Cuvillo: «Buscamos un toro que haga protagonista al torero»
Álvaro Núñez del Cuvillo: «Buscamos un toro que haga protagonista al torero»larazon

Decía el poeta prerrenacentista Jorge Manrique que «cualquier tiempo pasado fue mejor». Para Álvaro Núñez del Cuvillo y sus toros, ese verso va camino de convertirse en un mal sueño. Una pesadilla de dos temporadas que, este 2014, va recuperando el curso perdido: buenos encierros en Burgos, El Puerto y la gran reválida: Bilbao. Mano a mano de altos vuelos entre Morante y Manzanares. Una fórmula sinónimo de pingües resultados. Volvió a funcionar. Oreja para el sevillano y tres toros importantes. El mejor aval para que los ríos, como también cantó Manrique, vuelvan a dar a la mar.

–¿Qué supone para un ganadero lidiar en Bilbao?

–Junto a Sevilla y Madrid es la feria más importante del calendario. Para nosotros, de hecho, es la corrida más importante de este año, en la que más había en juego y salimos satisfechos. Las Corridas Generales siempre atraen a mucho público, muy respetuoso y cabal con los toreros.

–También, con el toro, el gran protagonista.

–Por supuesto, se rinde pleitesía al toro. Allí se cuida mucho la presentación, gusta el toro serio, pero que sea armónico. Animales bien hechos, con las caras bien colocadas y serios, pero con hechuras de embestir.

–¿Por qué es diferente Bilbao para vivir una tarde de toros?

–Presenciar una corrida en esa tierra es un placer diferente. En los bares y en los coloquios, el ambiente es muy bueno, se respira Tauromaquia. El apartado es todo un acontecimiento. La gente es muy receptiva con lo que rodea a las Corridas Generales y acude con ilusión a la plaza. Eso es un lujo, pero también una responsabilidad. El ganadero no es el artífice directo del triunfo, pero sí el responsable que lo puede mandar al traste. En este caso, hubo varios toros destacados y una gran faena de Morante a su último toro.

–Aún queda Albacete y el regreso a Madrid.

–Sí, el año pasado la empresa declinó contar con nosotros y este año iremos en Otoño. Su idea es montar un cartel importante. Está por cerrar, pero seguramente mandaremos otra corrida a Zaragoza. A ver qué tal esta segunda mitad de temporada, pero, hasta el momento, salvo la de Valencia en la Feria de Julio que estuvo a un nivel inferior, estamos satisfechos con el juego ofrecido en Fallas, Begoña, San Pedro y la más reciente de la Semana Grande. Hubo ritmo, clase y repetición.

–Síntomas de recuperación, porque Núñez del Cuvillo había salido de esa primerísima línea de años atrás.

–Sin duda. Somos los primeros en hacer autocrítica. No estamos en esa parrilla de salida que ahora sí está, por ejemplo, Garcigrande. Y hay alguna divisa más que también nos ha adelantado. Desde hace un par de años hemos perdido el estilo que queremos para casa, no hubo tantos triunfos con nuestras reses.

–¿Habla de una pérdida de identidad?

–Sí, porque en casa buscamos un tipo de toro que haga protagonista al torero con su triunfo, no a nosotros mismos. Sin ser de una nota altísima, este 2014, creo que estamos en el buen camino. Es la línea que nos debe devolver a la cima.

–Entonces, ¿dónde ha estado el error?

–Tal vez, nos hemos equivocado con el manejo del ganado y no hemos acertado con algunos sementales que hemos aprobado. Durante cinco años hemos estado a un nivel altísimo, muy complicado de mantener. Por fortuna, no es la primera bajada de la que nos tenemos que recuperar: ya hemos sabido salir adelante de crisis parecidas.

–Pese a ello, las figuras siguen confiando en las reses de su casa.

–Nos halaga seguir contando, aunque no nos elijan en todas como hace un tiempo. Pero es normal, no es una cuestión de amigos o enemigos. Las figuras matan lo que embiste, lo que les puede reportar triunfos, y nuestra ganadería había derivado justo en el contraestilo de lo que buscan: clase, ritmo y duración.

–Esas cualidades las tuvo «Arrojado», indultado en la Feria de Abril.

–(Álvaro esboza una sonrisa de oreja o oreja). Fue un toro grandioso, para el recuerdo, muy importante para nuestra ganadería, como ese «Idílico», indultado por José Tomás en La Monumental de Barcelona. Este invierno hemos dejado ya al primer semental de su descendencia y tenemos muchas esperanzas depositadas. Antes, en la camada de 2016, ya empezaremos a ver en las plazas los resultados directos de «Arrojado» con las vacas.

–Hablando de José Tomás, tuvieron un desencuentro hace un par de temporadas. ¿Cómo está la relación?

–Pues... prácticamente es inexistente. Tampoco es que fuera excesivamente fluida cuando mataba nuestros toros. Hubo un malentendido desagradable, pero sabíamos que iba a convertirse en un «hasta nunca». Ahora, casi estoy convencido de ello. No hay que darle más vueltas y sólo nos queda ir a verlo a la plaza, aunque sea con otros toros, porque es un torero fenomenal, que lo hace de miedo cada vez que se viste de luces.

–Cambiando de tercio, ¿están notando mucho en El Grullo la actual crisis del sector?

–Estamos manteniendo el mismo número de corridas por año, unos 18 o 19 encierros, pero el problema es que han bajado mucho los precios. En verano, parece que empieza a haber más movimiento, poco a poco, la economía se va recuperando y da la sensación de que se está invirtiendo la tendencia: casi me atrevería a pronosticar que al final de esta temporada se habrán dado más espectáculos que en 2013.

–La mayoría ha reducido el número de cabezas, ¿es la mejor solución?

–En casa, también optamos por ello. Hemos reducido para tratar de reducir los costes de producción. Un número alto de reses conlleva un gasto altísimo. Es la ley de mercado pura y dura. Al haber menos cabezas, también daremos menos corridas, pero es necesario, porque llegamos a tener unas 750 vacas, ahora estamos en las 600 y nuestra idea es dejar la vacada en las 500, que dan aproximadamente para unas 15 corridas de toros.