Sevilla

Daniel Luque: «Ya no me vale con la oreja trabajada de otros años»

El sevillano inicia hoy, en mano a mano con El Cid ante la de Victorino, su doble paso por La Maestranza

El diestro de Gerena busca dar un nuevo paso al frente en el coso del Baratillo
El diestro de Gerena busca dar un nuevo paso al frente en el coso del Baratillolarazon

Tras prender las Fallas con una tarde de las que sirven de inflexión en la carrera de un torero, Daniel Luque llega a «su» Sevilla con tanta ilusión como responsabilidad. Quiso ver el envite de El Cid al pedir la de Victorino en La Maestranza y repetirá 24 horas más tarde con la de El Pilar. Reto al cuadrado para rebasar nuevas metas y ser, por fin, profeta en su tierra es la primera de ellas.

-¿Cómo afronta este doble compromiso seguido en la Feria de Abril?

-Con el objetivo único de triunfar. No hay más. Triunfar y triunfar. No me vale otra cosa. Pero, en Sevilla y en todos lados. Dos paseíllos en 48 horas en La Maestranza es un reto importante y para subir ese escaloncito que me falta para estar arriba, no me vale ya con la oreja trabajada y arrancada a fuego de otros años. Sólo vale convencer con la rotundidad de un éxito gordo. Ojalá sea un año de conquista.

-¿Y es La Maestranza esa fortaleza a conquistar?

-Claro. Es mi plaza y quiero que también sea mi territorio. Debe ser el año de mi consagración y para lograrlo rendir con nota en Sevilla es obligatorio. He pasado todo el invierno preparando estas dos tardes, así que es hora de recoger los frutos. Lo bueno es que las dos vienen seguidas y el susto se nos pasará antes. No habrá mucho tiempo para pensar o para los nervios.

-Llega, además, en un momento dulce después de las Fallas.

-Sí, que duda cabe que ser triunfador en Valencia es un aldabonazo importante. Creo que aporta esa seguridad que todos los toreros buscamos cuando nos situamos en la parrilla de salida de cada campaña. Es una inyección de confianza para afrontar más despejado los puertos de montaña tan duros que tiene siempre la temporada en estos primeros meses.

-¿Disfrutamos aquella tarde de la mejor versión de Daniel Luque?

-En mi opinión, sí. Evidentemente tengo que seguir una evolución. Cada vez tengo más ilusión por avanzar en mi carrera y estoy más metido que nunca en mi profesión. Es la seguridad que te da la experiencia. Ya han transcurrido cinco o seis años como matador de alternativa y se va apreciando esa madurez. El poso que hace asomar lo bueno de cada torero. Muchas veces lo que tarda más en lucir es esa transparencia, ese poder trasladar el sentimiento del campo a la plaza de toros.

-El Cid envidó pidiendo la de Victorino Martín y usted lanzó el órdago a grande, quería estar mano a mano en ese cartel.

-Y con el paso de los meses, me alegro. Me lo pedía el cuerpo apostar de esa manera, porque Sevilla es mi casa, porque quiero dar un plus a mi gente, porque estas gestas maceran a los toreros, porque le debo mucho a Sevilla y quiero que me dé todavía más... Hay un montón de motivos. Luego, viendo como han reaccionado todas las figuras: cada uno pidiendo lo suyo, pero poniendo todos la carne en el asador... Estoy convencido de haber hecho lo correcto.

-Sólo ha estoqueado una vez, en la madrileña plaza de Sanse, toros de la «A» coronada. Lo de mañana tiene miga...

-Sí, esa tarde hace dos años y un par de tentaderos más. Tampoco creo que haga falta mucho más rodaje para entenderlos. Sólo hay que cambiar una cosa por encima de las demás: modificar la forma de coger la muleta, de ofrecerse al animal, para evitar en todo momento que la enganche, porque como la toque y vea que está a su alcance la condición puede ser mucho más variable.

-¿Qué le hace tan especial al toro de Victorino Martín?

-Lo que acabamos de hablar: se orienta muy pronto. Son animales listos, que enseguida aprenden y hay que estar muy capaz con ellos. Fuera relajaciones. La quise torear para dejar claro que no sólo sé triunfar con las mal denominadas corridas «toreristas», porque es probablemente la ganadería que más capacidad y crecimiento aporta a los toreros. Además, cuando sale uno que se deja torear es un lujo, son máquinas de embestir, pero tan agradecidos con el que le toca lidiarlo... Me conformo con que mañana salga uno así en La Maestranza. Como los que echó en 2012 o los de este año en Valdemorillo y Arles, que me encantaron.

-Y el miércoles, El Pilar.

-Otra ganadería de garantías. Una buena corrida. Pienso que puede sorprender a la afición, porque suele mandar toros de categoría como el del año pasado. Esperemos que no se cumpla la máxima y la expectación sea luego decepción.

-Comparte uno de los carteles con El Cid y el otro con Morante, ¿estará en juego el trono del toreo sevillano?

-Por supuesto. No pienso regalar nada, yo pretendo estar lo más alto que se pueda. Son dos tardes bonitas y esa rivalidad es la que atrae al aficionado. Han trascendido siempre mucho los piques en quites con Morante, pero ya no es por replicar a Morante, ni por apretar en Sevilla... Me lo debo a mí mismo, no poder reprocharme en el hotel que no he estado a la altura de lo que se le pide a esa figura del toreo que busco ser.