Feria de Málaga

El eterno retorno

José Tomás es el único que puede agitar esta temporada mustia

El eterno retorno
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Dicen que el genio ha vuelto. En la mexicana Juriquilla, tal y como hemos podido comprobar «on line», José Tomás ha vuelto. El famoso temple que muchos toreros encontraron en el territorio taurino azteca, gracias al toro de esas latitudes y su trapío, ha sido la penúltima expresión de un torero superdotado.

El de Galapagar –en su permanente laberinto de idas, venidas y destinos– ha encendido la pasión de su enésima reaparición el día del Corpus granadino. Temporada corta o larga, qué más da, cumple uno de los ritos de los toreros antiguos: crear una expectación barbara cuando se anuncia su reaparición. Personaje heterodoxo, con un compromiso ético a prueba de bomba, porque siempre plantea cada corrida como un acontecimiento personal y pasional, José Tomás es el único que puede agitar esta temporada mustia. El 2014 va desgranando fechas con poca historia y, como muestra, ahí está el fiasco del pasado Domingo de Resurrección malagueño con Morante de la Puebla y El Juli, sin olvidar el ramplón serial sevillano.

José Tomás, se diga lo que se diga, no necesita torear en público, pues mata el veneno enfrentándose en el campo a toros en puntas. ¡Cómo contrasta su silencio, su autismo mediático, con las giras programadas de otros toreros que, visto lo visto, tampoco están calando como pretendían con esas operaciones de imagen! Como decía Milcea Eliade, la refundiación de las creencias, de la vida, se plantea como un eterno retorno gracias al mito y al rito. Esto es, refundemos el toreo nuevamente con José Tomás.