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El hombre que se vistió de héroe
La historia de Iván Fandiño en el toreo es el triunfo de un superviviente, de un héroe. Iván viene de un submundo que la élite no conoce ni en sus peores pesadillas, un ecosistema de talanqueras, portátiles, encierros, polvo, calor, dureza, fondas y ayuntamientos. Un planeta que se come a todos los que intentan vivir en él, un mundo que destroza las ilusiones, que mella la moral, que castiga sin remisión a todos los que quieren huir de allí. A Iván no, con él no pudo, él es un error del sistema, es un fuera de serie que ha roto las normas, y las ha roto de la única manera que parecía imposible, mirando la grandeza del horizonte y no reparando en los accidentes del camino. La historia empieza un 7 de octubre de 2002, yo le indiqué el camino y él lo tomó sin descanso. Hemos luchado codo con codo, cubriéndonos las espaldas, las batallas perdidas las tomamos como experiencia y las ganadas como consecuencia, el objetivo era claro, ganar la guerra, matar o morir. No cabían medias tintas. Nunca buscamos el camino fácil, ese nos hubiera devorado rápido, buscamos el que nadie imaginaba, el de la verdad, la pureza, el clasicismo, cualquier otro nos habría vencido en las primeras batallas. Hubo momentos críticos, momentos donde la guerra parecía perdida, situaciones donde parecía no haber salida, él siempre la encontró, esos días se vestía de héroe y sacaba lo mejor de él. Cuando empezamos, cada corrida firmada era una oportunidad, cada tanda era un respiro, cada oreja un paso adelante, cada crónica un aliento y cada triunfo el alimento para poder seguir. Había que conquistar cada paso, cada metro, cada colina. Por eso, cuando miro atrás, me siento tan orgulloso de muchas cosas, por eso valoro tanto lo que conseguimos y deseo tanto lo que buscamos. Que nadie piense que el objetivo está conseguido, después de llegar hasta aquí, no vamos a parar hasta ganar la guerra. Por ello cada tarde importante, en la soledad del patio de caballos, en esa habitación de los miedos, donde los hombres se afligen y los héroes se crecen, volveré a acercarme a Iván y decirle como tantas otras: ¡soldado, hoy toca ganar!
*Apoderado de Fandiño
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