Toros

Valladolid

El Juli y David Mora cortan una oreja cada uno en la cuarta de la feria de Valladolid

Corrida de la Feria de la Virgen de San Lorenzo de Valladolid, en donde ha compartido cartel con El Juli y Alejandro Talavante.

El diestro David Mora durante la lidia de segundo toro
El diestro David Mora durante la lidia de segundo torolarazon

La alargada sombra del día anterior fue creciendo hasta hacerse insoportable. Qué sopor. Y no apretaba el calor. Eran otras cuestiones mayores. La desigualona corrida de El Pilar, larga y alta, no acabó de apoyar bien las manos, uno volvió a corrales y más todavía debió volver el segundo de la tarde, bis, que apenas se tenía en pie. Se frustró ante él Alejandro Talavante, que volvía a Valladolid después del faenón del domingo, pero nada había que hacer. Bronca al palco. Y tampoco con un quinto que se movió más pero con la raza contenida y desigual la arrancada. Por ambos pitones quiso el extremeño el lucimiento pero la tarde pesaba como una losa. Lejísimos quedaba la faena de El Juli al primero, al que quitó bonito por chicuelinas y con un esplendoroso remate. Iba y venía el toro con el celo justo y distraído al salir de la suerte pero el madrileño tiró de oficio en una faena resuelta y labrada. El cuarto, que no apoyaba bien las manos y tenía también un punto de descoordinación, no le dio opciones ni para eso.

David Mora se llevó el toro de mejor son de la tarde. Muerta la muleta repetía el de El Pilar, y lo hacía una y otra vez en redondo, el torero como eje del círculo. Mucho nos parecía y más nos pareció según avanzaba la tarde y nos iba cambiando la perspectiva. Mora le cogió la medida por momentos, en algunos derechazos en busca de la largura o dejándole la muleta en la cara y cosiendo un muletazo al otro y en otros le pudieron al trasteo las intermitencias y acabó por desdibujarse la faena. Inconcluso llegó al tercio de muleta el sexto. Muchas dudas que despejar. Movilidad pero bajo de raza el toro y más voluntad que brillantez en la faena de Mora que brindó al compañero, a Julián López El Juli. La sombra del día anterior había sido demasiado larga para tan poco toreo. Son las tardes de resaca, que dicen.