Ferias taurinas

El Juli y Lorenzo, a hombros en la "corrida monstruo"del Corpus de Toledo

Los diestros Julián López "El Juli"y Álvaro Lorenzo, con tres orejas cada uno, salieron a hombros al término de la "corrida monstruo"de ocho toros celebrada hoy en Toledo con motivo de la festividad del Corpus, y en la que Morante de la Puebla y José María Manzanares se fueron de vacío.

El Corpus en Toledo es una cita más que recomendable, independientemente de las creencias religiosas más o menos intensas que cada uno profese. Algo así como el Camino de Santiago, que da gusto hacerlo aunque seas ateo.

El cartel compuesto por la familia Lozano, en un nuevo esfuerzo por dar realce a la fecha, anunciaba a cuatro toreros por segundo año seguido, y el debut de los toros de la casa, con el hierro titular de Alcurrucén.

De los toreros daremos cuenta a continuación, mientras que de los ejemplares de la familia Lozano cabe señalar que no saltó ese toro superclase que sí les sale en plazas de primera, pero que se dejó en términos generales, aunque sin derrochar entrega ni ritmo.

El que abrió plaza, noble, soso y que se defendía con un molesto cabeceo sirvió para que Morante le pegara dos o tres aceptables verónicas de manos altas, y para que lo intentara, infructuosamente, con la muleta, y más tarde con la espada.

El reloj marcaba las nueve menos diez cuando saltó el quinto, y las nueve cuando Morante se dirigió a por el estoque de acero para despenar a un toro áspero y sin clase al que se le castigó fuerte en el primer tercio. La gente no lo entendió y abucheó al sevillano sin motivo por quitárselo de en medio con brevedad, y con razón por la indecorosa forma con la que acabó con el de Alcurrucén.

El Juli se las vio con un primero que topaba más que embestía, y frente al que estuvo un rato demasiado largo para lo que merecía ejemplar tan deslucido. En el campo le habría durado un minuto. No obstante lo despachó a la primera de entera desprendida y abrió el marcador de la tarde.

Prevaleció la responsabilidad de figura de El Juli en el sexto, un toro medio que tuvo nobleza pero que deslucía el último tramo del muletazo por falta de celo. El Juli le dio pases de todos los colores, en un trasteo más de mando que de sutilezas, destacando varios cambios de mano mirando al tendido, y la estocada entera final.

El tercero se soltó a embestir algo más, en este caso sin soltar la cara, afortunadamente. Manzanares logró lo más destacado, por ajuste y empaque, por el derecho en tandas necesariamente cortas, pues el de Alcurrucén embestía mejor en las tres primeras arrancadas para, a continuación, protestar acortando el viaje o echando la cara arriba. La espada no viajó hasta el segundo intento.

Manzanares hizo un esfuerzo con el mirón séptimo, un toro que fue tras la muleta con la emoción que brinda la casta, si bien no derrochó clase. El alicantino lo pasó por los dos pitones en un trasteo en el que prevalecieron las ganas sobre la armonía compositiva, siendo premiado con una ovación por su mal uso de la espada.

Álvaro Lorenzo no se dejó ganar la pelea en casa. El toledano hilvanó una faena de entrega a un cuarto que se movió pero al que no le sobró la clase. Lo más reseñable llegó por el pitón derecho, con un vibrante inicio de rodillas, acertando a dejársela inteligentemente en la cara para ligar.

La faena fue de más a algo menos. La cerró de estocada entera algo contraria, necesitando un golpe de descabello adicional para cortar dos orejas.

No le sobró la raza al que cerró plaza, pero la puso su matador, en una faena en la que primó la entrega y las ganas de arrancar otra oreja, lo cual consiguió a pesar de narrar con el descabello a la primera después de dejar una estocada casi entera arriba, dando así por finalizada una corrida de largometraje.

FICHA DEL FESTEJO.-

Ocho toros de Alcurrucén, bien presentados. Faltos de entrega en general. Manejables los lidiados en tercer, cuarto, sexto, séptimo y octavo lugar.

Morante de la Puebla: silencio y pitos.

El Juli: oreja y dos orejas.

José María Manzanares: ovación y ovación.

Álvaro Lorenzo: dos orejas y oreja tras aviso.

La plaza registró algo más de tres cuartos de entrada.