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Caballero: «Tenía que hacer honor a la plaza de Madrid»

El madrileño comienza su proceso de rehabilitación para poder reaparecer lo antes posible

Gonzalo Caballero en Las Ventas
Gonzalo Caballero en Las Ventaslarazon

Tras las graves cornadas que sufrió el pasado 12 de mayo en la Monumental de Las Ventas, Gonzalo Caballero ha comenzado el proceso de rehabilitación tras retirarle los puntos el doctor Máximo García Padrós. «El lunes ya me quitaron la sutura y el martes empecé la rehabilitación haciendo un poco de cinta. Todavía no soy capaz de hacer bicicleta, pero poco a poco y yendo al fisioterapeuta mañana y tarde voy mejorando». Dos cornadas de 20 y 15 centímetros le producían destrozos en el vasto interno y externo, principales músculos para sujetar la pierna: «Si fui capaz de aguantar, fue por Madrid, porque Las Ventas es la plaza y mi lugar preferido del mundo. Allí merece la pena todo». Una afición que estuvo con el diestro en todo momento, y que llegó incluso a manifestar su rechazo por que siguiera delante de la cara de «Aéreo» y no fuese a la enfermería. «Estoy muy agradecido a la afición de Madrid; ella es la que me levanta cada madrugada para entrenar, la que me acuesta y la que me hace soñar».

Caballero ha comenzado un proceso de rehabilitación largo, sin plazos establecidos, aunque lo que sí tiene claro es que él será quien los establezca: «Ha sido un destrozo muscular muy grande. Los médicos han tenido que reconstruir todo el muslo. Me han dicho que tengo que tener paciencia, pero los plazos de recuperación los voy a marcar yo en base a mi capacidad de superar el dolor, de hacer esfuerzos y de ir consiguiendo flexibilidad en los músculos. Será mi fortaleza tanto física como mental la que marcará este proceso».

Un claro ejemplo de torero, de los que no miran hacia otro lado y siempre van con la verdad por delante. De los que saben que o están ahí o no tienen que hacer nada en esta profesión. Gonzalo sacó su raza torera en el ruedo; pero una vez que se introdujo en los pasillos de la enfermería se desvaneció: «Nada más que crucé el pasillo de la enfermería me derrumbé del dolor, no podía más. Tenía que hacer honor a la plaza de Madrid y no podía dar ni una muestra de dolor». Son toreros, pero, ante todo, humanos.

Seguramente lo veamos muy pronto en los ruedos: «A mitad de junio tengo el siguiente compromiso y voy a poner todo de mí para poder torear allí. Sentir el apoyo y los mensajes de cariño de tantas y tantas personas me motiva a seguir expresándome de esta manera y a no volverle la cara al toro». Seguro que no se la vuelve, porque está convencido de que la Puerta Grande de Madrid está cada vez más cerca: «Yo creo que esto que me ha pasado es uno de los pequeños pasos que se dan hacia la Puerta Grande. Madrid ha intentado ayudarme a salir por esa puerta muchas veces. Una vez el presidente; otras veces, la espada; otras, los toros que me han cogido y me han metido para dentro, y aún no se ha podido dar, pero estoy seguro de que esta entrega y este cariño del público se traducirá en breves en una Puerta Grande».