Obituario

Gregorio Sánchez, adiós a la voz ronca del toreo

Gregorio Sánchez, en el centro, acompañado de El Viti y Jaime Ostos
Gregorio Sánchez, en el centro, acompañado de El Viti y Jaime Ostoslarazon

El maestro fallece a los 86 años de edad en Galicia.

No pasaba desapercibido. Era imposible. Marcó una época en el toreo primero y en la Escuela de Tauromaquia de Madrid después donde ejerció de director durante años. Era la voz ronca del toreo. Aquella que petrificaba las emociones, ilusiones incluso el valor de aquellos chavales que acudían al Batán en busca de una oportunidad. Y fueron muchos los que pasaron por allí. A la espera de que Gregorio Sánchez, el maestro de Santa Olalla les nombrara para saltar a una vaca. En tres o cuatro muletazos se decidía todo. Fue el impulsor de carreras como la de Cristina Sánchez o Julián López “El Juli”, por poner algunos ejemplos por el grado de implicación y orgullo del maestro. Muchos son los matadores que ha dado la Escuela de Madrid a lo largo de los años bajo la dirección del matador de toros.

Pero antes, durante su trayectoria en activo, fue el maestro toledano rey en la plaza más importante del mundo, la Monumental de Las Ventas, donde salió en diez ocasiones a hombros por la Puerta Grande, una de ellas como novillero, y donde tiene un palmarés difícil de igualar. Fueron las décadas de los 50 y 60 las más relevantes de su carrera con anécdotas de la importancia de una tarde de junio en Madrid en la que se entretuvo en matar seis toros de la ganadería de Barcial en apenas hora y cuarto y cortarle siete orejas. Tardes como aquella le consolidaron.

Sumó en Madrid los 50 paseíllos y se entretuvo en cortar 39 orejas. Es así el cuarto matador de toros de toda la historia de la Monumental que más trofeos ha cortado. Y no sólo eso. Sumó dos encerronas en solitario y en una tarde fue capaz de cortar cuatro trofeos y en diez ocasiones dos orejas a un toro. Números al alcance de muy pocos toreros.

A los 86 años de edad Gregorio Sánchez falleció hoy en su casa de Galicia, donde vivía con su mujer desde que se retiró de la Escuela Taurina hace ya tres o cuatro temporadas. Un azulejo en Las Ventas recuerda al maestro toledano. En la memoria de la afición permanece ya para siempre, en la historia y en la multitud de anécdotas con las que salpicó la vida de los muchos chavales que pasaron por la Escuela Taurina de Madrid, Marcial Lalanda. La voz ronca del toreo. La voz inconfundible de la Tauromaquia.