Sevilla

Juan Ortega: «Las sensaciones que deja la afición de Madrid son indescriptibles»

El novillero vuelve mañana a Las Ventas después de su destacada actuación el pasado verano

Juan Ortega torea a la verónica en Las Ventas
Juan Ortega torea a la verónica en Las Ventaslarazon

Un angosto desfiladero. Ese estrecho y mágico margen que separa el rotundo éxito de la ramplona discrección de la mayoría. Crucero entre dos aguas, varado aún sin definir destino, que Juan Ortega conoce bien. El novillero sevillano, con vínculos cordobeses, no pasó de puntillas en los dos últimos veranos venteños. Finalista en el certamen de novilladas de julio de 2012, rozó una merecida oreja en 2013 después de una enfibrada faena a un bravo sobrero de El Montecillo. Mañana mismo buscará el dos sin tres. Su temporada lo necesita «para romper». «Ahora mismo sólo tengo cerrado Madrid y Sevilla, el 18 de mayo, así que si siempre es determinante ir a una plaza como Las Ventas, en este caso, aún más», explica Ortega minutos antes de subir a esa furgoneta de la ilusión, de sueños, nervios y miedos para devorar kilómetros camino del coso de la calle Alcalá.

«Es mi primera novillada de la temporada, la incertidumbre por ver cómo estás, si el invierno ha servido y lo has aprovechado está ahí, pero tengo muchas ganas de empezar el año y vestirme ya de torero; que sea en un escenario tan importante más que presionarme, me ofrece otro aliciente extra, Madrid es la reina del toreo y se me ha presentado delante una gran oportunidad para lanzar el resto de la campaña», explica convencido de que como en sus anteriores paseíllos, un total de cuatro, debe «alejar los nervios y disfrutar, porque si no esta plaza pesa mucho y se acusa la presión».

«Hace unos días charlando con el maestro José Luis Moreno me aconsejaba que me olvidara de pensar una faena de antemano, de quedarme quieto o de torear de una u otra manera, que sólo me preocupara de dar la máxima entrega, concentración para entregarme a esa afición y a mis dos novillos... Sus mejores faenas en Madrid habían llegado de esa forma», recordó afirmando que al paseíllo de mañana llega «en buen momento y muy responsabilizado».

Aunque en su última comparecencia en la Feria de Otoño no hubo opciones, Ortega ya sabe lo que es caer de pie en Las Ventas. El pasado 18 de agosto se quedó a las puertas de un trofeo que «hubiera dado un buen empujón» a su carrera: «A cualquier novillero le hace falta cortar una oreja en Madrid, siempre es bueno, la petición fue mayoritaria, pero el presidente no lo consideró oportuno y no hay que darle más vueltas, tan sólo hacer aún más méritos la próxima vez, por ejemplo, mañana, para que no haya más remedio que darla».

El joven andaluz, que se medirá «por primera vez en la plaza» a los utreros de José Luis Pereda y La Dehesilla -ganaderías encaste «Núñez» que sólo ha podido torear en el campo-, vivió aquella tarde uno de sus mejores días como torero. «Las sensaciones que te deja la afición de Madrid son indescriptibles, nunca he sentido nada igual al calor de la gente en esa faena», suspira desempolvando un trasteo en el que logró «cambiar la inercia de la tarde, que estaba fría y muy a la contra».

«Salió ese utrero con clase de Paco Medina, puse mucho empeño, me acoplé y todo fue muy especial, el tendido apreció mi concepto y supo valorarlo, así que sí me considero un novillero que debe mucho a Madrid», rememora a pocas horas de trenzar el paseíllo con el catalán Jesús Fernández y el extremeño Tomás Campos.

Un cartel que tiene premio extra: la repetición. La empresa ha guardado un puesto en la novillada del 27 de abril para el joven valor más destacado de los tres primeros domingos del curso. Una fórmula que el año pasado permitió a Rafael Cerro funcionar en el circuito de ferias.

«Es otro aliciente que sumar, un seguro de vida, que anima aún más a estar bien para ganarse ese puesto y seguir contando ya no sólo para esta empresa sino también para el resto, porque Madrid es una plaza determinante, que condiciona las temporadas, ya no sólo por los contratos que puedan firmarse sino, sobre todo, por la confianza y seguridad que da un aldabonazo fuerte aquí», trata de autoconvencerse.

Y es que Juan Ortega tiene claro que falta «redondear» su etapa como novillero en Madrid. «He tenido dos actuaciones destacadas, pero reconozco que falta esa tarde maciza, rotunda, que catapulte mi carrera, así que mañana hay que apostar fuerte y hacer ese esfuerzo para dar el paso definitivo» antes del doctorado. «La alternativa no me preocupa ahora mismo, sí quiero que llegue en este 2014 y que, si es posible, sea con un cartel bonito ya que posiblemente va a ser el día más importante de mi vida, pero no me preocupa ni la fecha ni el lugar. ¿Córdoba? Es un buen sitio, pero ya digo que no tengo preferencias», concluye.